La ceremonia de asunción este 10 de diciembre de Javier Milei como presidente de Argentina, y las invitaciones internacionales, con sus presencias y ausencias, nos permite de antemano analizar algunas cuestiones. Primero, partiendo de la base que éste mantiene una visión ideológica de las relaciones internacionales, marcada por el anticomunismo y el rechazo de los gobiernos “que no respetan las ideas de la libertad”.
El presidente electo ha afirmado que priorizará la relación con Estados Unidos, Israel y todos los países del “mundo libre”. Esto implica dos grandes dilemas: ¿Qué hacer con Brasil y China? Son ni más ni menos que los dos principales socios comerciales de Argentina.
Empecemos por Brasil porque fue quien anticipadamente arribó al país para asistir a la asunción. Aunque no de manera institucional porque no fue Lula o el canciller Vieira quienes se encontraron en el hotel Libertador con el próximo a asumir, sino Jair y Eduardo Bolsonaro. Ambos han sido recibidos de manera afectuosa por el equipo de La Libertad Avanza. Padre e hijo organizaron la presencia en la ceremonia de una comitiva de al menos veinte personalidades, que incluye a los gobernadores de San Pablo, Santa Catarina y Goiás.
El gran problema de este vínculo netamente ideológico, que la nueva administración empieza a andar con Brasil, es que no se encuentra dentro de los carriles institucionales formales. La relación de Estado se inicia con la inasistencia de Lula a la asunción y el envío, en su lugar, del canciller. Milei debería tener en cuenta que el presidente del país vecino estará gobernando hasta finales del 2026. Esto es tres cuartas partes de su gobierno. Y que su “amigo” Jair está inhabilitado para presentarse a cargos públicos hasta el 2030. El nexo bilateral será muy complejo. Dependerá de la cintura del gobierno brasileño y de los aportes que pueda hacer Daniel Scioli desde la embajada en Brasilia.
El otro señalado como “comunista” por la nueva administración es China. En este caso, desde el país asiático se encargaron de ablandar la relación haciendo llegar una carta firmada por Xi Jinping, al reciente mandatario electo, donde le expresa su disposición de "continuar la amistad entre ambos países, promover el desarrollo y la revitalización de los dos países" y lograr "impulsar el estable desarrollo" de las relaciones entre las dos naciones. El enviado a la asunción es Weihua Wu, vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China. Hay que tener en cuenta que mandatarios del rango de Xi Jinping no suelen acudir a este tipo de ceremonias.
Lo mismo ocurre con Joe Biden, el líder del país con quien Javier Milei planea tener una relación prioritaria. Éste ha decidido enviar a la ceremonia a una delegación encabezada por Jennifer M. Granholm, Secretaria del Departamento de Energía de los Estados Unidos. Lo que demuestra el gran interés del país por recursos naturales imprescindibles para la transición energética. En marzo de este año, un equipo gubernamental visitó Argentina y ha destacado su interés en promover inversiones para el desarrollo de hidrocarburos no convencionales (gas) y minerales (litio).
El otro país que ha sido planteado como prioritario es Israel. Su administración ha decidido enviar a un mandatario de muy alto rango teniendo en cuenta la situación interna en la que se encuentra el primer ministro Netanyahu. Por eso, llegó al país el viernes el canciller Eli Cohen, quien generó controversias desde el inicio, por haber instado al presidente electo a trasladar la embajada del país de Tel Aviv a la ocupada Jerusalén. Además de asistir a la asunción, éste participará en ceremonias en memoria de las víctimas de los ataques terroristas en la embajada de Israel y en la AMIA.
Una confirmación, que en principio llamó la atención, es la del presidente Volodimir Zelensky. Pero hay varias razones. Ucrania se encuentra en una situación muy crítica en este momento. Los republicanos bloquearon este miércoles en el congreso un paquete de fondos para Ucrania e Israel. Lo cual empieza a tirar abajo las promesas de continuar con el apoyo financiero de Biden y plantea un escenario catastrófico para Kiev. Ante esta situación, Zelensky está buscando ampliar sus relaciones acercándose a América Latina. Después de varios entredichos con Lula intentará ponerse en vidriera, en una asunción que gran parte del mundo estará mirando.
Otra visita que sentará un nuevo precedente a nivel regional es la del Primer Ministro de Hungría, Viktor Orbán, quien representa a uno de los líderes emergentes de la nueva derecha. Ya estuvo en 2019 en la asunción de Jair Bolsonaro. Fue el único europeo en hacerlo. Desde 2010 gobierna con la siguiente fórmula: "El modelo húngaro es simple y está basado en el sentido común: economía workfare, bajos impuestos, políticas pro-familia e inmigración cero". En sus redes sociales se define como un “luchador por la libertad”. Orbán fue uno de los primeros en felicitar a Milei. La generación de alianzas ideológicas es el objetivo de la visita, por supuesto.
Las ausencias de mayor peso son las de los presidentes de Brasil y de Colombia. Del primero ya hemos hablado, y con respecto al segundo, Gustavo Petro se ha mostrado abiertamente contrario a la elección de Javier Milei. En sus redes, luego del triunfo del argentino ha expresado: “Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina…” . Minutos más tarde, felicitó al presidente electo por el triunfo y declaró: “Las relaciones de Colombia y Argentina, los vínculos entre sus pueblos se mantendrán en el respeto mutuo”. A la ceremonia asistirá el canciller colombiano Álvaro Leyva.
Los excéntricos Elon Musk y Donald Trump podrían haberle dado a la ceremonia de asunción del flamante presidente algo de espectacularidad. Sin embargo, podrían llegar a venir al país en alguna oportunidad durante los próximos cuatro años. Lo cierto es que el de este 10 de diciembre será un evento del cual estará pendiente gran parte del mundo. Por varias razones aunque, la principal, son las alianzas que se están gestando entre estas personalidades populistas de derechas. Es un fenómeno que trasciende países y en el cual Argentina, para estar a tono con las tendencias, dice presente.