Newell's atraviesa un momento complicado en su historia. La Lepra lleva diez años sin terminar dentro de los cinco mejores de un campeonato doméstico y en la actual temporada se encuentra en una situación delicada. La derrota con Boca donde el resultado expuso –como a lo largo del certamen– la mala campaña –puesto 26 de 28 equipos– y acrecentó la distancia de la gente con la dirigencia y el malestar que se nota en cada encuentro.
Pensar en la gran cantidad de técnicos que tuvo el rojinegro, desde Gabriel Heinze, pasando por Mauricio Larriera, Sebastían Mendez, Ricardo Lunari y ahora Mariano Soso, además de los interinatos, marca a las claras lo complejo de la realidad deportiva.
También hay que destacar los mánager que fracasaron en este actual proceso y el caso puntual de Pablo Guiñazú, quien le terminó haciendo mucho daño a la institución –nadie se hizo cargo– y se fue sin dar explicaciones. Tampoco se las pidieron.
Que haya renunciado –en silencio– Julio Saldaña fue uno de los tantos groseros errores cometidos por el presidente Ignacio Astore, ya que Larry fue quien había elegido a Javier Sanguinetti como entrenador y, además, en el mercado de pases contrató a Armando Méndez, Willer Ditta y Juanchón García, y logró los regresos de Leonel Vangioni y Pablo Pérez a un plantel que había perdido a Maxí Rodriguez y Nacho Scocco.
La comisión directiva estuvo fragmentada, quebrada, con renuncias que se fueron dando a lo largo de los tres años y que ratifican los malos años de gestión que tuvo a nivel institucional no solo en este proceso, sino también desde hace varias temporadas y mandatos atrás, con directivos que no estuvieron a la altura de un club tan importante como Newell's.
Astore ganó por el 70 por ciento de los votos cuando se presentó como candidato y trajo nuevas esperanzas para los socios, pero comenzó a esfumarse el idilio con las primeras malas decisiones tomadas que hoy se pagan caro.
Algo que no se puede obviar es el conflicto generado con la barra brava que opacó una fiesta ya tradicional que reúne a la familia como es el banderazo antes de cada clásico de la ciudad. La gente no asistió como en años anteriores al Coloso por la inseguridad que reinaba en ese momento en la popular.
La construcción de la nueva tribuna en el Palomar fue otra de la polémicas que se generaron en derredor de las demoras generadas por falta de pago y costos altos que llamaron la atención incluso de los opositores. Igualmente será una obra fantástica y esperada desde hace décadas, que quedará como capital para esta gestión y disfrutará el pueblo leproso.
Más allá de todo, se llega a fin de año y el propio mandatario tendrá que hacer su balance puertas adentro para intentar cambiar la imagen a nivel institucional y del equipo para lo que atravesará en el 2025, porque ingresa en la recta final de su gestión.
El 2025 es año de elecciones y si Astore quiere continuar al frente del club –como ya lo ha manifestado– deberá cambiar su imagen y lograr tener un plantel competitivo, ya que no está clasificado a ningún torneo internacional. Eso le mete mas presión para ser protagonista en el torneo de cabotaje y la Copa Argentina.