Ignorar el impacto de la Inteligencia Artificial en el entorno laboral, tanto presente como futuro, sería un acto imprudente de miopía estratégica. Los sindicatos debemos comenzar a evaluar la adaptación de nuestras estrategias de negociación colectiva y participar en la definición de políticas relacionadas con la I.A. en el trabajo.

La Revolución Industrial, que tuvo lugar entre los siglos XVIII y XIX esencialmente en Europa y Estados Unidos, marcó un cambio fundamental en la economía, la sociedad, la política y la cultura, a nivel mundial.

En un período previo, las economías se basaban en la agricultura, el comercio y la artesanía, pero la Revolución Industrial transformó ese escenario hacia una economía impulsada por la industria, las máquinas y las fábricas. Este proceso no solo impulsó un crecimiento económico significativo, sino también desencadenó cambios sociales profundos y dio origen al movimiento obrero.

El movimiento sindical surgió como respuesta a las difíciles condiciones laborales de los trabajadores industriales. Enfrentaban jornadas laborales extenuantes, salarios bajos y carecían de protección en el ámbito laboral. Para luchar por sus derechos y mejorar sus condiciones de vida, los trabajadores comenzaron a organizarse en sindicatos. Un ejemplo temprano es la Gran Unión de los Hiladores y Tejedores de Gran Bretaña, fundada en 1829 por el irlandésJohn Doherty, que marcó el inicio institucional de la lucha sindical en Europa.

Uno de los factores impulsores de la Revolución Industrial fue el avance en ciencia y tecnología. La historia de la Revolución Industrial y el surgimiento de los sindicatos nos brinda lecciones valiosas sobre la importancia de la organización y la defensa de los derechos de los trabajadores, en momentos de gran transformación tecnológica.

Hoy estamos experimentando un cambio similar con la adopción masiva de nuevas tecnologías, incluyendo la Inteligencia Artificial (I.A.), que está transformando la producción, los procesos y la naturaleza de ciertos trabajos. Esto plantea la necesidad de que los movimientos laborales se adapten a estos cambios y participen en la formulación de políticas que garanticen condiciones laborales justas y oportunidades equitativas, en una economía donde la Inteligencia Artificial comienza a ser protagonista.

Ignorar el impacto de la Inteligencia Artificial en el entorno laboral, tanto presente como futuro, sería un acto imprudente de miopía estratégica. Debemos comenzar a evaluar, y eventualmente adaptar, nuestras estrategias de negociación colectiva para abordar temas relacionados con la I.A. Esto incluye la protección de los derechos de los trabajadores frente a decisiones automatizadas y la implementación de tecnologías de vigilancia en el lugar de trabajo. Es esencial evitar la discriminación de los trabajadores por algoritmos 2 sesgados. También debemos desarrollar la capacidad técnica para acceder a la información, evaluar el uso de algoritmos en el trabajo y participar en la definición de políticas relacionadas con la I.A.

Como camioneros, debemos afrontar con lucidez los desafíos de la Inteligencia Artificial, especialmente los vehículos autónomos, que podrían revolucionar la industria automotriz y el transporte de carga, afectando el empleo y las condiciones laborales.

Que no nos sorprenda: es importante reconocer que estamos en una nueva era y es necesario actualizarnos, informarnos, adquirir conocimientos y participar de manera activa en este proceso que está en marcha desde hace tiempo. En 2021, Alemania promulgó una ley sobre conducción autónoma y otros países como Japón, China y EE.UU. ya tienen regulaciones similares. El mercado de I.A. automotriz está creciendo, proyectándose a superar los 16 mil millones de dólares en 2026, impulsado por sistemas avanzados de asistencia al conductor.

Los fabricantes planean lanzar camiones autónomos a partir de 2030, lo que subraya la urgencia de abordar estos cambios en la industria. Ante esta situación, será crucial capacitar a los camioneros en tecnología y mantenimiento de vehículos autónomos.

La adopción de estos sistemas será paulatina, por etapas y no privada de muchas discusiones. Dependerá de diversos factores, como la legislación, las regulaciones, la percepción del público y la resolución de desafíos tecnológicos y logísticos. Sin embargo, hay que tomar debida nota que los productores de camiones autónomos prometen cubrir distancias más largas sin descansos, reducir los costos operativos y ayudar a mitigar la escasez de conductores, que hoy representa un desafío en muchos países.

La seguridad es otro de los grandes temas en cuestión de esta tecnología emergente. Aunque los vehículos autónomos anuncian mejorar la seguridad vial, el camionero sigue siendo fundamental por su consciencia del entorno y su práctica de conducción defensiva, entre otros elementos humanos. Estar preparados para situaciones imprevistas y tomar decisiones rápidas sigue siendo primordial, incluso cuando los vehículos autónomos estén presentes en nuestros caminos.

Sin renegar de los beneficios que las nuevas tecnologías pueden aportar, nuestro sindicato debe abogar por el mantenimiento de altos estándares de seguridad y condiciones laborales justas en el contexto de la adopción de vehículos de carga autónomos. Debemos garantizarnos que la implementación de estas tecnologías no comprometa la seguridad de los camioneros ni los coloque en situaciones de trabajo precarias.

El eventual avance masivo de los camiones autónomos no sucederá de un día para el otro, ni significa necesariamente la desaparición completa del camionero. Si bien es cierto que la automatización podría llevar a una disminución en la demanda de conductores para ciertos tipos de rutas en el futuro, existen otras áreas en las que el factor humano sigue siendo esencial. De hecho, la carga aérea vive una situación análoga y sirve de ejemplo.

Efectivamente, mientras que las aeronaves no tripuladas son una tecnología consolidada y utilizada en la actualidad, los aviones de carga siguen teniendo tripulación humana, como así también los buques de carga. Las razones son muy similares: las labores de carga y descarga de mercancías, el mantenimiento de los vehículos, la toma de decisiones en situaciones excepcionales o imprevistas, y la interacción con clientes y proveedores, son aspectos en los que el camionero sigue y seguirá siendo indispensable.