Hay que agradecer al doctor Albino. Las barbaridades que dijo en el Senado transparentan qué hay en el fondo de la campaña contra el aborto: la Edad Media, la apuesta a la ignorancia y la represión.
Es el intento de la restauración de un viejo orden, no compatible ni con la democracia ni con la Modernidad; el regreso del feudalismo.
Hay que agradecerle a Albino que haya sido tan, pero tan claro. Porque quizás eso les abra los ojos a más de una persona que está en contra de la despenalización del aborto.
La campaña "por las dos vidas" atrasa desde cualquier punto de vista. Atrasan sus voceros y atrasan sus conceptos. El sólo hecho de militar por negar un derecho y no para conquistarlo es de por sí absurdo y anacrónico. Ahí mismo podría terminar el debate.
Pero no. Están tan fuera de época que Albino, con la animalada del látex y la porcelana, reflotó un tema de hace 30 años: la importancia del preservativo.
Anoche, en el prime time de la televisión, Santiago del Moro repartió forros entre invitados y panelistas. Y explicó con claridad cómo usarlo. Se los dio tanto a abortistas como a antiabortistas, y está bien: todos tienen derecho al placer, y el sida no discrimina. Sí, hay que agradecer al doctor Albino. Porque nunca está de más recordar que hay que protegerse de las enfermedades de transmisión sexual.
Por supuesto que hay personas bien intencionadas entre quienes se inclinan por sostener una legislación arcaica, que penaliza a víctimas e impide que se haga en forma legal y segura algo que hoy se hace en forma clandestina y riesgosa: el aborto. Los senadores, ¿realmente quieren estar del lado de este señor?
Defender la vida es defender la verdad, descorrer los velos. Defender la vida es defender la evolución, el cambio permanente. Defender la vida es defender el placer, el disfrute. Defender la vida es defender la salud, el bienestar para todas las personas. Defender la vida es defender la libertad, no la opresión. Defender la vida es defender el conocimiento, no la ignorancia.
La campaña contra la despenalización del aborto es todo lo contrario. Gracias, doctor Albino.