La semana como una partida de ajedrez. Piezas que se mueven estratégicamente. Nadie juega bonito, ni siquiera con reglas claras. No quieren perder. En las batallas sucias para ganar hay que desprenderse del honor y la virtud. Algunos valores nunca importan: en esta guerra (como en muchas otras) la verdad es la primera víctima.
¿Estamos dispuestos a ver que hay en el sótano de la ciudad? ¿Es posible eso? ¿Que el sistema institucional muestre cómo funcionan sus esquemas ilegales? ¿Desde ahora? ¿Desde siempre? Los túneles clandestino para el contrabando del siglo XIX, la evasión impositiva, el tráfico de influencias, la adjudicación de negocios, quedarse con los recursos de otros, robarse todo lo posible y por mucho más de dos años. ¿Dónde va y por qué caminos el dinero grande y espeso del narcotráfico en Santa Fe?
La presencia del Poder Judicial, los ministros de la Corte y sus colaboradores en un auditorio universitario es la reacción política y simbólica pero también la vergüenza de quienes caminan por senderos sin tocar con sus zapatos la tierra de los mismos. La Corte entre tantos problemas en la disputa del Poder Argentino, demuestra preocupación por el avance de las narco organizaciones en Argentina. Se reúne, tira ideas, se ven las caras al grito juvenil post vacacional del “que no se corte, chiques”. Los días después a las expresiones, no faltará droga en el mercado, ni habrá síndrome de abstinencias entre los adictos. El caudal del dinero sucio seguirá transitando los mismos caminos de siempre.
Tal vez a los que mienten en esta historia no haya que cargarles responsabilidades (más allá de la cobardía, la falta de entereza y rebeldía) mayores a hacerse los boludos. El problema es el sistema que funciona “criminalmente” de la misma manera hace decenas de años. Con distintos productos o acciones. Los nombres van y vienen, el esquema los trasciende. Todos, absolutamente todos los actores, han heredado un sistema criminal que funciona con o sin balas. Los únicos rebeldes son los marginales que quieren quedarse con un negocio que siempre le perteneció a los dueños del sótano del poder.
El Ministro de la Corte Ricardo Lorenzetti clamó por la creación de una agencia que controle y debata la complejidad narco: como el FBI, como la DEA. Por su parte Rosatti pidió no estigmatizar Rosario (deja vu de clamores de tiempos pasados), integrar en la lucha a “una inteligencia inteligente y democrática” y pidió que el auditorio (jueces, fiscales y funcionarios judiciales con altas responsabilidades) definan su rol en la historia: de qué lado están?
Los que estaban allí saben perfectamente que hay lados. Y que a esos equipos no les faltan jugadores.
El día después, desbarranco de títulos: gobernadores y funcionarios de Hidrovía pidiendo revisar concesiones. Un misterioso barco que transporta toneladas de cereales y aceite a Australia con un bolsito con 50 k de cocaína. Una barranca de la Terminal Portuaria que se cae. Títulos, como los incendios del Humedal, pero desde la Costa del billete grande.
Los delitos complejos: narcotráfico, contrabando, corrupción de menores, promoción económica de la prostitución, pornografía infantil, secuestro coactivo y extorsivo, trata de personas, lavado de activos u otros cometidos por asociaciones ilícitas, son un volcán imparable en todo tiempo y lugar.
La clandestinidad será un gran negocio siempre: hay un deseo ilegal y clandestino, pero factible y sustancialmente operativo. El narcotráfico se alimenta de la prohibición, se enriquece y envilece por ella. A quien se le cruce en el camino. Un recurso extraordinario y permanente que dominará el esquema de un sótano amplio, no tan oscuro, y como muchos rostros conocidos.
La presencia de los ministros de la Corte en Rosario para apoyar a los jueces y fiscales de la ciudad (“todos a merced de los letales proyectiles de los sicarios”) fue un acto de apoyo pero también de vergüenza. El narcotráfico es una mancha de aceite desparramándose lentamente.
“Los cementerios aguardan a los asesinados”, escribe el filósofo Miguel Wiñazky. “Los baleados o los liquidados por la ingesta misma de todos los venenos, muertos jóvenes, ametrallados por otros jóvenes llegan a sus lápidas apenas habiendo vivido. Y otros caen sin sepulturas y quedan por allí en la nada. Y eso no solo acontece en Rosario sino en todas partes”.
“Soy de San Martín donde adictos cayeron como moscas por consumir cocaína adulterada, cómo voy a tener miedo de ir a Rosario. Lo que pasa en Rosario, pasa en todo el país”, dijo la diputada Graciela Camaño, integrante del Consejo de la Magistratura, en Radiopolis esta semana.
Y define el filósofo Wiñazky: “Los narcos bombardearon a los más indefensos. Somos rehenes potenciales, todos en mayor o menor medida, del énfasis paralizante de las inquisiciones del fanatismo, de la codicia de los insensibles, de las exclusividades de los rentistas del poder, de los incendios promovidos por todos los autoritarios que nos obligan a renunciar a nuestro credo interior, a callar por las dudas tantas veces, a someternos a la tutela de los que tanto faltan el respeto porque ocupan un espacio que se pretende elevado por sobre el resto”.
Todos mienten. El narco reality donde es mejor hacerse el boludo.
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