Una estrella explotó a una distancia de 1,3 billones de años luz y de una manera diferente a una normal supernova, dado que fue 10 veces más rápida. El telescopio de la NASA Kepler logró capturar el momento de la explosión, en el que la estrella, a punto de apagarse, se envuelve en un denso caparazón de gas y polvo.
"Descubrimos otra forma en la que las estrellas mueren y expulsan material en el espacio", dijo Brad Tucker, un investigador de la facultad de astrofísica y astronomía de la Universidad Nacional Australiana que participó en el descubrimiento.