La expectativa principal de la política de Santa Fe para la semana que comienza está puesta en la letra de la reforma previsional que buscará el gobierno de Maximiliano Pullaro. La Casa Gris entregará el borrador a los bloques de Unidos para Cambiar Santa Fe y una vez cerrado el proyecto lo ingresará a la Legislatura.

El texto definirá el carácter y profundidad de la reforma que busca el Ejecutivo. Hay matices en danza con el socialismo, en especial con la edad mínima de jubilación. La Casa Gris dejó trascender como planteo de máxima la equiparación de hombres y mujeres, pero hay quienes creen que ese aspecto no debe modificarse. De todas formas nada está cerrado en ese sentido ni hay posiciones inamovibles. De ambos lados afirman que no habrá dificultades para llegar a una redacción consensuada.

Los sistemas previsionales están en debate en casi todos los países, porque cambiaron las expectativas de vida, pero también el mundo laboral, las tecnologías, las relaciones entre el capital y el trabajo, el empleo público.

Santa Fe no es la excepción. Lo que se busca es acotar el desfinanciamiento que arrastra el sistema, agravado por el no pago del Estado nacional de los compromisos asumidos con las provincias que no transfirieron sus cajas de jubilaciones, lo que obliga a los tesoros de las provincias a destinar crecientes fondos a pagar jubilaciones y pensiones a empleados estatales que deberían ir a escuelas, seguridad y educación. Al menos en esos términos lo plantea el gobierno de Pullaro.

La oposición y los gremios estatales esperan conocer la letra final antes de posicionarse. Hay un potencial frente de conflicto con el Poder Judicial. Los jueces y funcionarios judiciales estarán alcanzados por la reforma, pero a la vez atenderán los potenciales cuestionamientos que puedan surgir de la ley.

El gobierno señaló al Poder Judicial no sólo como el subsector más deficitario, sino como portador de “privilegios”, entre ellos cobrar sueldos iguales a los nacionales por la ley de enganche pero aportar a la Caja como empleados provinciales. Situación que se repetiría con el aporte optativo a Iapos, lo cual priva de esos recursos a la obra social, que también requiere financiamiento del Tesoro provincial. La redacción de la ley previsional deberá ser puntillosa, en especial en lo referente a aportes especiales, limitación de beneficios, nuevos topes, entre otros. 


Gremios y peronismo

 

La oposición espera tener el proyecto de ley definitivo antes de mover fichas. Es lógico, porque tiene que jugar sobre un tablero con amplio dominio del oficialismo. Es previsible el rechazo en el caso de los diputados de la izquierda. Y el bloque que lidera Amalia Granata todavía no se posicionó.

¿A quién y cómo debería representar el peronismo en este debate? Los gremios mayoritarios tienen miradas diferentes sobre la reforma: docentes por un lado, ATE y UPCN por el otro. Los primeros están enredados en una pelea más grande con el gobierno, que incluye el incentivo económico por asistencia laboral y el conflicto paritario; y además temen por el régimen especial que tienen, al igual que la Policía. A los segundos los inquieta la sustentabilidad del sistema a mediano plazo.

El peronismo viene de ser gobierno. Los que fueron ministros deberán votar como diputados. Conocen los números de adentro. El exministro Walter Agosto plantea un escenario más atemperado que el que proyecta el Ejecutivo. Verdades como que “la mayoría de los sistemas previsionales de reparto tienden a ser deficitarios, y que muchos de ellos son financiados combinadamente con aportes, contribuciones e impuestos con afectación específica”, deben ser complementadas con lo que está pasando en la Argentina de Javier Milei.

El presidente, al igual que su antecesor, no tiene entre sus prioridades pagar la deuda previsional a las provincias, ni siquiera con títulos públicos, y hasta quitó los adelantos a cuenta. Milei impone de facto el ajuste a las provincias. No sólo construye superávit con plata que deja de enviarles, sino con el abandono de sus funciones esenciales, que terminan asumiendo las jurisdicciones subnacionales: desde la provisión de elementos de salud reproductiva y oncológica hasta mayor asistencia alimentaria y el bacheo de rutas nacionales. El plan del Gobierno es reconfigurar un Estado nacional muy diferente al actual, y eso no está siendo ni va a ser inocuo para los demás niveles estatales. 

Maximiliano Pullaro tuvo claro desde el principio el rumbo que tomaría el gobierno de Javier Milei y lo que eso significaría para la provincia y su gestión. Por eso dijo en su momento que hizo un ajuste más rápido y más grande que el de Milei. 

Modelos

 

El gobernador encabezó este sábado el acto patrio en Venado Tuerto. En su discurso aludió a las diferencias que mantuvieron el General San Martín y el brigadier Estanislao López con el Directorio de Buenos Aires. La reseña histórica le permitió cuestionar una vez más “el porteñocentrismo que concentra en el Amba los recursos de quienes nos esforzamos en todo el país”. Insistió que Santa Fe puede mostrar “un modelo que tiene que ver con el desarrollo productivo y económico”.

En plan de marcar diferencias, elogió el modelo político de la provincia como contraste de “la pérdida de capacidad de diálogo y de generar consensos” que ocurrió a nivel nacional. “En Santa Fe intentamos construir un modelo donde por supuesto tenemos diferencias, pero las saldamos escuchándonos y pensando en el bien común”, lo definió.

Sobre esto último vale detenerse. Pullaro lidera un gobierno que abrió frentes de conflicto con sindicatos docentes, Poder Judicial, prestadores privados de Iapos, desarrolladores inmobiliarios, pero no con la política. Puede no haber acuerdos, y de hecho hay varios temas en que no los hubo, pero no hay confrontación como las había en el anterior periodo. 

Basta recordar que mientras el pullarismo fue el más acérrimo opositor al gobierno de Omar Perotti, y el perottismo hacía fuerza para que Carolina Losada le ganara las PASO a Pullaro y repetía que era lo peor que le podía pasar a la provincia, el vínculo entre ambos sectores se dio vuelta como una tortilla apenas el radical fue electo gobernador. Transición ordenada, los problemas de la política tratados por la política y no en la Justicia y cese conjunto de hostilidades.

Diez días atrás Perotti y Pullaro volvieron a reunirse mano a mano. Lo que trascendió es que conversaron de temas de la provincia. El gobernador considera valioso tener la mirada de alguien con quien piensa diferente y que ejerció el poder, del mismo modo que lo hace con Antonio Bonfatti, con quien tiene más coincidencias y charlas más frecuentes. Esta semana fue en dos ocasiones.

Lo que ni Perotti ni Pullaro podrían evitar son las especulaciones sobre lo que se habla en esos encuentros. En el peronismo sobre todo, que saben que las cinco bancas perottistas son una llave que calza justo para que el oficialismo consiga dos tercios en la Cámara de Diputados. Incluso esa bancada está mejor posicionada que los cuatro senadores del PJ, a los que en términos matemáticos no los necesita. Además Eduardo Rosconi, de Caseros, se divorció del Partido Justicialista, así que tiene las manos libres para interlocutar con Unidos si a éste le hiciera falta.

Unificar posiciones ante una agenda de alto voltaje como la que propone Unidos para este segundo semestre –reformas previsional y constitucional más renovación de la Corte Suprema– no será sencillo para el PJ. El tema crítico es qué hacer con la reelección del actual gobernador si finalmente hay una Convención Constituyente. 

Por ejemplo, el Movimiento Evita, que tiene una banca en Diputados, cree que sería “un suicidio político” concedérsela a Pullaro y Scaglia. El perottismo dice que “por ahora no”. 

Los frágiles acuerdos conseguidos en mayo pasado para evitar una interna de un peronismo sin proyecto ni líderes pueden sucumbir ante la oportunidad de protagonismo que la reforma constitucional podría representar para algún sector. 

Unidos buscará esas grietas porque sabe que es imposible encontrar un interlocutor único para todo el PJ. Y además es un partido que está sobrepoblado de tribus que caminan cada una por su lado. Agustín Rossi ayer lanzó a Corriente +; los intendentes se agruparon en Vamos Santa Fe y tiran puentes con los senadores provinciales y gremios tradicionales; Marcelo Lewandowski intenta lo propio; y el Movimiento Evita y otros sectores profundizan el vínculo con Ciudad Futura.

De hecho ya circulan versiones sobre sectores que el año próximo podrían ir a las urnas por afuera del PJ. Nadie se sorprendería si algunos eligen refugiarse en su territorio o en una identidad sectorial. El senador Rosconi explicó sin eufemismos esa posición antes de anunciar que se replegaba a su partido vecinal: “El PJ se convirtió en una máquina de perder elecciones”.


Hartos del porteñocentrismo

 

Hay cosas interesantes en el discurso con anclaje histórico que Pullaro dio en Venado Tuerto y que va en línea con lo que la Región Centro le viene diciendo al país.

La exministra de Educación Carola Nin, en un artículo para la revista Panamá, se pregunta si “¿hay en el fin de la porteñización del poder político en la Argentina una posibilidad para la Patria?”. Ella lo plantea en relación a la crisis de representación del peronismo. “¿No hay acaso una Argentina diferente fuera de la General Paz o del Cafetín de Buenos Aires del gran Enrique Santos Discépolo?”, inquiere, justo en tiempos que un presidente peronista es acusado de presuntos casos de corrupción y violencia de género, pero los mercados y la política siguen funcionando igual. No se ven peronistas desconsolados y el gobierno apenas si puede sacarle provecho mediático.

La porteñización del poder político –que incluye tanto al kirchnerismo trasvasando su base electoral desde el sur indómito al Gran Buenos Aires como a Juntos por el Cambio hegemonizado por el PRO de Ciudad de Buenos Aires– agudizó la disputa centro-interior. Lo que aún no es posible discernir con claridad es cuánto de los discursos contra el porteñocentrismo de gobernadores e intendentes corresponde al clásico chauvinismo localista que siempre garpa, o si estamos ante la semilla de la que pueda germinar un proyecto nacional alternativo surgido desde las provincias.