Después de 11 años tetrapléjico y en coma, este jueves por la mañana murió Vincent Lambert, el enfermero de 42 años, símbolo en Francia del debate sobre la eutanasia. Su caso reabrió en el mundo la discusión por la muerte digna, que en Argentina es ley desde mayo de 2012. Lambert falleció luego de que sus médicos le retirasen la alimentación e hidratación artificiales que lo mantenían con vida.
Según informó EFE, Lambert murió este jueves a las 8.24 de la mañana (6.24 GMT) en el hospital de Reims, en el noreste francés. Quedó tetrapléjico y totalmente dependiente tras un accidente de tránsito en 2008, poco después del nacimiento de su hija, y desde 2011 los médicos habían descartado toda posibilidad de mejora. Desde entonces, su esposa, Rachel Lambert, luchó para conseguir una orden judicial que habilitara a los médicos quitarle sus cuidados ya que él, si bien nunca lo dejó por escrito, no deseaba –según su mujer–, vivir de esa manera.
Ante la ausencia de testamento, Rachel tuvo que enfrentarse a sus suegros, católicos tradicionalistas, contrarios a la eutanasia.
El equipo médico del hospital de Reims encabezado por el doctor Vincent Sánchez inició el protocolo de fin de vida el pasado 2 de julio, cuatro días después de que el Tribunal Supremo reabriera la vía para hacerlo al anular una sentencia anterior de la Corte de Apelación y cerrar la posibilidad de interponer nuevos recursos.
Era la tercera vez que lo emprendían, pero en las dos anteriores los padres habían conseguido frenarlo con procedimientos de urgencia ante la Justicia.
La eutanasia no es legal en Francia, pero desde 2016 está autorizado aplicar una "sedación profunda y continua" a un paciente en estado irreversible.
Con esa normativa, llamada Ley Leonetti en honor al diputado que la inspiró, los facultativos pueden retirar los medicamentos que lo mantienen vivo artificialmente así como la nutrición y la hidratación, mientras que le siguen administrando analgésicos para evitar que sienta dolor.
Resignados ante la situación, los padres habían aceptado este pasado lunes su fallecimiento como algo inevitable y habían anunciado que no presentarían nuevos recursos judiciales para intentar reanudar su tratamiento.
El caso argentino: Camila Sánchez
En junio de 2012, Camila Sánchez, de 3 años murió tras ser desconectada del respirador que la mantenía con vida. El mes anterior el Senado había sancionado la Ley de Muerte Digna.
Camila nació el 27 de abril de 2009 con una hipoxia cerebral que le impidió respirar durante el parto y entró en coma pese a los intentos de reanimación. A los cuatro meses se le realizó una traqueotomía y se le implantó un botón gástrico.
Su caso se dio a conocer en octubre de 2011, cuando su madre dirigió una carta a la entonces presidenta Cristina Kirchner, en la que reclamaba un cambio en la legislación para el reconocimiento del derecho a la muerte digna y denunciaba que su hija era víctima de una "clara obstinación terapéutica".