El nuevo Código de Convivencia comenzó a ser discutido y analizado en el Concejo de Rosario. Con la presencia del secretario de Gobierno, Gustavo Zignago, la sub secretaría Juliana Conti, los integrantes de la comisión de Gobierno y varios concejales y concejalas comenzó a analizarse el proyecto cuyo objetivo es reordenar una variedad de asuntos, como por ejemplo, la fiscalización y sanción y derechos ambientales, animales, de género y para consumidores, entre otros puntos. También apunta a la reeducación de menores que incurran en infracciones y pone la lupa sobre trapitos y corredores de picadas. Para la elaboración del mismo participaron la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Universidad Católica y además algunos concejales mandato cumplido.
Al finalizar el encuentro la presidenta del cuerpo María Eugenia Schmuck reportó: “Los funcionarios expusieron las partes en que se divide este código de convivencia y la actualización de temas que son obsoletos". La afirmación se sustenta en que algunas normativas rigen desde hace décadas y ha quedado vetusto, "con una ciudad que ha cambiado mucho sus prácticas y que requería un nuevo código que haga más eje en la dignidad humana y menos en la moral y las buenas costumbres como hablaba el viejo código de faltas".
Para la concejala la idea de la iniciativa "es darle una dinámica tal que nos permita que en dos meses o dos meses y medio podamos tener un nuevo código de convivencia” y agregó: “Nos propusimos tratar el tema los miércoles exclusivamente y participaran todos los bloques. La mayoría de concejales y concejalas han manifestado su voluntad explícita para que esta sea aprobada con el más amplio consenso en lo general y en todo caso discutir en particular los distintos temas que puedan diferenciar posturas dentro del Concejo pero que tengamos a una voluntad de llegar a un consenso lo más pronto posible”.
Según expresó Schmuck, el objetivo es que este tratamiento quede exento del periodo electoral y pueda ser aprobado antes del mes de julio de este año. El próximo encuentro para debatir el nuevo Código de Convivencia será el miércoles 12 de mayo.
El proyecto suma un total de 327 artículos. Entre las novedades, está el uso de fotos o grabaciones captadas por vecinos como pruebas en casos de infracciones, como un auto mal estacionado por ejemplo. Otra novedad era la alcoholemia cero que ya fue aprobada, como así también sanciones más duras a los corredores de carreras clandestinas.
También se pone bajo la lupa el accionar de trapitos o cuidacoches que obstruyan o alteren la fluidez o seguridad del tránsito, o que mediante actos extorsivos y/o de cualquier otra manera se arrogue preferencia de uso sobre la calzada o parte de la misma sin autorización.
Además, se proponen modificaciones referidas a derechos para el consumidor, derechos ambientales y animales y también de género, además de un facilitamiento del proceso de fiscalización y sanción.
Este último aspecto llega en medio de un nuevo cortocircuito con vecinos de Pichincha que reclaman más medidas de control en un barrio últimamente desbordado por la gastronomía y con multitudes que complican la convivencia, sobre todo los fines de semana.
Más detalles del nuevo Código
Incorpora la remediación que implica la restauración del daño por sobre la sanción; y la participación de menores, en caso que corresponda, de esa reparación;
Elimina el recurso de apelación para acelerar el proceso administrativo;
Se crea la figura de Administrador General y Procurador.
Se incorporan penas nuevas como la prohibición de acercamiento o concurrencia y la remediación.
Se incorpora el juicio por jurados vecinales.
Se sanciona la discriminación en todas sus expresiones, desde los espacios V.I.P. hasta las campañas publicitarias
Se sanciona con más dureza a quienes agredan a docentes y médicos
Se sanciona no levantar residuos de animales y fumar mientras se conducen vehículos.
Las voces del Ejecutivo
De acuerdo a lo que informa el Concejo de Rosario, en su presentación Zignano adelantó que para la elaboración del mismo trabajaron ex concejales, colegios profesionales, instituciones de la ciudad, las universidades públicas y privadas, colaboradores y técnicos.
“Era necesario consagrar un nuevo instrumento. Lo necesita la ciudad; nuevas figuras y procesos de lo que hoy realmente ocurre. Sienta bases y principios que nos regirán por varios años más. Tiene en cuenta la mirada y la participación ciudadana. Esa participación tiene como consecuencia un hecho pedagógico, esta consecuencia se produce a partir del involucramiento de la sociedad en sus conflictos”, precisó.
A esta vinculación de la sociedad civil, se le suma la utilización de dispositivos tecnológicos como método de denuncia y constatación formalizada. “Sobre la tecnología era necesario que la podamos consagrar orgánicamente. El sentido es construir esa norma, que se comparezca con la ciudad”, añadió.
Por último, Zignago celebró la iniciativa y graficó -en alusión a la discusión por la autonomía municipal- que el nuevo Código de Convivencia “nos va a permitir otro estándar en base a las competencias y posibilidades”.
Por su parte, Conti profundizó sobre la incorporación de la tecnología, que la misma no solo respondía a la captación de una falta, sino que dio cuenta de la necesidad de incrementar la participación ciudadana por “desfasajes respecto del cumplimiento de las normativas porque las penas habían quedado desactualizadas”.
Manifestó que en el nuevo Código de Convivencia se agregan cuestiones relacionadas con animales, ambiente, y se incorpora el trabajo comunitario como penalidad ante ciertas faltas.
Explicó además que se trata de normativa comparada y que se basó en el análisis de 10 códigos diferentes, de otros municipios, trabajados en paralelo.
“La idea es sumar sobre temas de educación y conciencia”, concluyó; y aludió a la necesidad de que la nueva normativa tenga un lenguaje claro e inclusivo.
La voces de ediles y edilas
La concejala Gigliani reclamó al respecto la utilización de un lenguaje no sexista, hablar de los organismos y no de las personalidades; y anticipó su reserva para la discusión en profundidad sobre cada uno de los temas.
Sobre el abordaje del nuevo Código sugirió la concejala de Iniciativa Popular establecer primero las estructuras y la organización y luego los procedimientos.
Sobre ese particular López, al igual que López Molina, se refirieron a la metodología de trabajo para el nuevo Código de Convivencia que cuenta con 327 artículos. Para el edil de Cambiemos el mensaje del intendente no se puede resolver por mayorías sino que se debe buscar el mayor nivel de consenso en pos de darle estabilidad.
Seguidamente objetó los artículos 105 y 124 sobre la designación de jueces de faltas, y sus exigencias para el ingreso. “Hay eliminación del proceso de remoción, y lo asemejan al régimen del estatuto de personal, es una debilidad”, agregó.
Entre otras cuestiones el vicepresidente primero del Concejo manifestó su preocupación por la implementación de un jurado vecinal, como extrapolación del juicio por jurado, siendo en este caso a petición del procurador; y solicitó la inclusión de la mediación como mecanismo de resolución de conflictos.
Toniolli, por su parte, sugirió notificar a las distintas comisiones que en lo específico debaten proyectos con implicancias en el nuevo Código. “Tenemos una oportunidad para desarrollar herramientas que protejan a los vecinos”.
En su alocución el edil de Frente de Todos-PJ pidió fortalecer la transmisión del espíritu de esta norma ya que se trata de “un nuevo Código de Convivencia que aborda faltas, no delitos”.
Rosselló indicó que “será tarea del Ejecutivo lograr un código que no sea letra muerta, sino que sirva como instrumento”.
Pellegrini se refirió al artículo 13, sobre menores de 18 años, inimputables en materia de conducción, e indagó por los alcances al respecto del nuevo ordenamiento.
Para Tepp, el proyecto “se queda corto” con las faltas urbanísticas. “Me parece que tenemos muchas competencias y legislación. Se queda corta la reparatoria de daños; hay que especializar a los Juzgados de Faltas, específicamente en faltas urbanísticas”.
“Una infracción en la construcción tiene trascendencia en el tiempo. Más allá de la sanción, hay que ver la reparación a la comunidad, como la donación de inmuebles”, dijo en alusión a los casos donde se construyen más pisos que los permitidos.
Continuó Fiatti sobre el análisis de este instrumento normativo. “Condensa conductas que deseamos que no se reproduzcan. Tiene que ser una herramienta de gestión de la conflictividad. Con la debida participación ciudadana, lograremos desalentar situaciones que generan conflictos. Necesitamos llegar a tiempo para desarmarlos en forma oportuna, y dar las garantías necesarias a los vecinos, que se sientan respetados absolutamente”.
“No es un código de justicia, pero debe tener herramientas para que el municipio y los vecinos se involucren en la resolución de los conflictos. Implica una legitimidad y un carácter ejemplificador que le da pie a un nuevo sistema”, sostuvo el edil de Creo.