La cirugía de trasplante de hígado que le realizaron en el Sanatorio de Niños de Rosario al pequeño de ocho años diagnosticado con hepatitis severa de origen desconocido volvió a demostrar la importancia de contar con el equipamiento sanitario adecuado para dar respuestas rápidas en situaciones en las que el tiempo es determinante.
En este caso, como en otros, el traslado del órgano extraído de un donante cadavérico se hizo a través de un helicóptero sanitario de la empresa UTV Aeroemergencias, la única que ofrece este servicio en la región.
El jefe de operaciones de la empresa, Fernando Scabuzzo, habló en Radio 2 para explicar detalles sobre la mecánica de su trabajo y los recursos con los que cuentan para llevar adelante sus tareas de traslado.
En primer lugar, y sobre este operativo en concreto, dijo que comenzó "casi 12 horas antes" de la llegada del órgano a destino, cuando iniciaron con la preparación correspondiente desde el momento en el que fueron convocados.
Toda la logística previa implica coordinar el trabajo del personal involucrado en el traslado que, en este caso, fue combinado entre un avión y el helicóptero, algo que es habitual "en largas distancias por una cuestión de tiempo".
El último tramo del recorrido se completó en el helicóptero, algo que permite evitar los riesgos propios de cruzar la ciudad en ambulancia y "poner en riesgo la vida de terceros", apuntó Scabuzzo en diálogo con La primera de la tarde.
Las condiciones meteorológicas también son tenidas en cuenta para los vuelos de traslado, y siempre se establece un plan de contingencia para continuar con el traslado en caso de algún imprevisto.
El traslado de un órgano, paso a paso
Una vez que el personal a cargo del traslado tuvo el órgano listo, se dirigió al avión y despegó, dando inicio a la primera etapa de vuelo, la cual es monitoreada constantemente. Ese monitoreo le permite a quienes recibirán el órgano, que esperan con el helicóptero en marcha y listo para despegar, actuar rápido una vez que el avión llega al mismo punto. Cuando el avión con el hígado que se le trasnplantó al niño de ocho años llegó al Aeropuerto de Rosario, se hizo el traspaso al helicóptero rápidamente, y en tan solo tres minutos y medio estaban aterrizando en el helipuerto del Sanatorio Parque, en pleno centro de la ciudad. Esto, comparó Scabuzzo, les llevaría entre 20 y 25 minutos en caso de tener que hacerlo en ambulancia, con los riesgos que eso implica. En cuanto al aterrizaje, el jefe de operaciones de la empresa destacó que es más fácil concretarlo en dicha plataforma que frente al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), dado que el primero "es un lugar totalmente despejado, elevado y sin obstáculos en el medio". Además, en el helipuerto se puede aterrizar con la asistencia del equipo de operadores de rampa, que garantizan un procedimiento seguro, agregó Scabuzzo. Por el contrario, frente al Heca deben aterrizar en medio de una avenida en la que hay "autos circulando, cables y árboles", sin contar las situaciones que complican el operativo. En ocasiones, algunos conductores sobrepasan los cordones de seguridad dispuestos para el aterrizaje y ponen en riesgo la operación en su "momento más crítico", que es el arribo del paciente o el órgano al centro médico. "Es una ambulancia de alta complejidad que vuela", definió Scabuzzo, que además destacó que todo el equipamiento de la aeronave es modular, por lo que se puede extraer en caso de tener que asistir en tierra a los pacientes accidentados. Con velocidad de 240 kilómetros por hora en línea recta, cuenta con una autonomía de 500 kilómetros y un sistema bimotor que le permite continuar el vuelo en caso de que uno de los motores sufra una falla técnica. Para las operaciones del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante), el helicóptero se vacía con el objetivo de dejar espacio para los contenedores, la conservadora en la que viaja el órgano, las valijas con el instrumental y el personal médico, que habitualmente está compuesto por un cirujano, un instrumentador quirúrgico y un anestesista. En cambio, para los rescates aéreos se vuela con una un equipo diferente a bordo: una camilla y un equipo médico similar a lo que se puede encontrar en una terapia intensiva, con un médico y un técnico rescatista o paremédico que también hace de copiloto. En las tres o cuatro salidas que hacen por mes, el personal de UTV despega del hangar número 12 del Aeropuerto de la ciudad, en donde tienen su base operativa que funciona como guardia. Por último, Scabuzzo aclaró que los médicos que van en el helicóptero de traslados sanitarios deben hacer un curso previo y estar habilitados por la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac).Las ventajas del helipuerto
Cómo es el helicóptero para traslados sanitarios