El regreso a las clases presenciales se va dando paulatinamente en distintas partes del mundo, en medio de la incertidumbre y complejidades propias de un retorno a los salones de clase condicionado por la pandemia de coronavirus.
En ese marco es previsible que haya padres que teman por la salud de sus hijos, como en el caso de un matrimonio residente de Cangas del Narcea, en la región española de Asturias, que se negó a llevar a clase a los suyos de 10 y 14 años por temor a que contraigan el virus.
Por esa decisión, el organismo estatal encargado de proteger a la minoridad presentó el pasado viernes en el juzgado de instrucción de la zona una querella por el probable delito de abandono de familia y desobediencia.
La decisión llegó tras constatar que los adultos a cargo de los niños hicieron caso omiso a los requerimientos que se les habían realizado tanto desde ambos centros escolares como desde la fiscalía.
El Ministerio Fiscal tuvo conocimiento de los hechos a fines de noviembre y convocó a los padres para una reunión el pasado 14 de diciembre, en la que les advirtieron que debían cumplir con la obligación de garantizar la escolaridad de sus hijos en un centro normalizado.
Allí también les recordaron, por otro lado, que en España no está permitida legalmente la enseñanza domiciliaria.
La Fiscalía les informó que si no cumplían con esta obligación podrían incurrir en un delito de abandono de familia e incluso de desobediencia, pero aún así los padres hicieron caso omiso a las advertencias y los menores tampoco acudieron a clase tras finalizar las vacaciones de Navidad.
Los centros escolares a los que debían acudir los menores alertaron a la Fiscalía, que procedió a presentar una denuncia que fue admitida por la jueza, por lo que resta saber cuál será la resolución del caso.