El Servicio de Neurocirugía del Sanatorio Británico realizó la intervención de un tumor de meninges cerebrales que había invadido interiores óseos, lo que obligó a quitar una fracción importante de la parte superior del cráneo y la pared lateral de la órbita izquierda. Fue necesario hacer una cirugía virtual para planificar la reconstrucción; y luego, para reemplazar la zona afectada, se utilizaron implantes 3D.
El Dr. Emilio Degano, neurocirujano interviniente, explica todo el procedimiento, desde la primera consulta hasta el final de la intervención. Rosario3.com tomó contacto con el doctor Degano, para peguntarle ¿cómo se hace una reconstrucción 3D de cráneo?
“Al paciente le había empezado a crecer una protuberancia en la frente, no dolorosa; pero decidió hacer la consulta recién cuando empezó a hincharse unos de los párpados. En la etapa del diagnóstico, primero le hice una pequeña incisión en la frente, imperceptible, y tomamos una muestra. La anatomía patológica señaló que se trataba de un meningioma intraóseo, un tumor de las meninges cerebrales, generalmente benigno, que se había alojado adentro del hueso, invadiéndolo de a poco, y que había comprometido incluso la órbita del ojo izquierdo. En consecuencia, era necesario resecar fragmentos importantes de hueso del cráneo, y quitar prácticamente toda la parte superior y la pared lateral de la órbita. Luego, se tendría que reconstruir el área afectada”, comenzó respondiendo.
“Finalmente, había que intentar hacer todo en una sola operación, para no operar varias veces al paciente, evitar además que quedaran defectos estéticos y al mismo tiempo no dejar el tejido cerebral expuesto a lesiones, al no contar con los huesos protectores. Para afrontar el problema, valió la experiencia de la reconstrucción 3D en pacientes que habían sido craniectomizados, es decir, pacientes a los que se les había resecado o quitado una parte del cráneo, por traumatismos graves”, detalló.
“Hace algunos años ya que se utiliza la tecnología de reconstrucción de cráneo con implantes hechos con impresoras 3D, mediante una tomografía multislice en ventana ósea. En el área a reparar se hace una plaqueta que reemplaza el hueso perdido, sin dejar prácticamente defectos a la vista. En esos casos se reconstruye a partir del defecto óseo; pero en el caso de nuestro paciente, como aún no estaba operado, tampoco había todavía un defecto óseo que reconstruir, pero sí quedaba claro que el sistema a elegir debía permitirnos hacer la reconstrucción de manera perfecta”, abundó Degano.
“Tuvimos en cuenta entonces el hecho de que desde hace unos años se realizan reconstrucciones a medida con hueso de banco, por ejemplo, en pacientes con cáncer de hueso. En esos casos, a través de una navegación intraquirúrgica, se marca el área a cortar para que la nueva pieza encaje a la perfección; o sea, previo a la cirugía ya se cuenta con la prótesis, circunstancia distinta de este procedimiento que realizamos en el Sanatorio Británico. Este caso tenía varias particularidades. Primero, había que generar el defecto óseo; segundo, debíamos hacer el molde en 3D y confeccionar luego la prótesis necesaria. Tercero, había que operar de forma que la prótesis encajara perfectamente”, explicó.
“Recurrimos entonces a dos empresas nacionales, una rosarina y otra cordobesa, que nos aseguraron la factibilidad de la impresión. Le enviamos la tomografía y nos pusimos a trabajar. En principio, hubo que marcar las áreas del cráneo a resecar, que estaban infiltradas por el tumor. Acudimos entonces a la cirugía virtual; hicimos la simulación de la intervención y dimos el próximo paso, que fue planificar la reconstrucción, para así hacer finalmente la prótesis, a la medida del paciente.
Luego había que operar efectivamente al paciente y cortar milimétricamente el cráneo para dejar el hueso libre del tumor, de modo que la prótesis pudiera integrarse sin problemas, considerando además que estaba invadida la órbita”, señaló.
“Para lograr el éxito de la intervención fue indispensable el neuronavegador intraquirúgico, algo así como un GPS que nos muestra el camino a seguir. Se carga el mapa, que en este caso es la tomografía que indica la ubicación del tumor, y luego –ya dentro del quirófano- se utiliza un señalador que muestra por dónde es necesario cortar. El procedimiento se hizo en dos partes, primero la parte frontal, y luego la otra fracción del techo y la pared lateral de la órbita. Posteriormente, una vez sacado todo el hueso comprometido, se colocó la prótesis y se fijó al cráneo, logrando calzarla perfectamente, tanto en la frente como en la órbita. De no contar con la ayuda de la tecnología actual aplicada a la medicina, todo lo realizado hubiera requerido al menos dos o tres cirugías; y el paciente hubiera estado dos meses o más con el cerebro desprotegido y con piezas faltantes de hueso. Además, probablemente, hubieran quedado defectos estéticos severos, alterando obviamente la calidad de vida de la persona”, finalizó.