La directora de Geología Ambiental del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), Alejandra Tejedo, aseguró este jueves que van a "reforzar el monitoreo" de la ladera que desde hace décadas se desplaza hacia el interior del lago Traful, en Neuquén, y su posible riesgo de derrumbe, según un estudio de geólogos de la UBA.
No obstante, aclaró que el bloque de piedra "por ahora se mueve lentamente" y el proceso sólo podría acelerarse si interviene "un disparador, como puede ser un sismo" que produzca un desprendimiento abrupto, lo que "lo puede causar una ola", que "no necesariamente afectaría la villa: depende del volumen de masa que caiga al lago", pidió "tranquilidad" y que "los turistas sigan disfrutando" del lugar.
"Para nosotros no es novedad que la ladera se está moviendo, pero vamos a reforzar el monitoreo y ver qué sistema de vigilancia es más apropiado aplicar", agregó.
El objetivo es "detectar si el movimiento se estabiliza o se acelera con el tiempo, a fin de prevenir un riesgo geológico mayor".
La especialista explicó que se trata de "una masa de roca y tierra pegada al lago, que se va moviendo como una cinta transportadora", en lo que técnicamente se denomina "movimiento de ladera" o "reptaje"; un fenómeno natural habitual en terrenos montañosos donde hubo glaciares y que "no se puede predecir".
En un comunicado emitido este miércoles a la noche, el organismo reconoció que "no hay dudas de que la ladera se mueve con velocidades entre 10 y 36 centímetros por año, y esta lentitud explica la presencia bajo el agua de árboles en posición original vertical".
"Con estas velocidades es muy difícil que se produzca un tsunami, que eventualmente podría originarse por una caída brusca del material de esa ladera inestable al lago, lo que podría desencadenarse por movimientos sísmicos", agregaron.
"Ante una situación que no se considera de riesgo inmediato, el Segemar evaluará los estudios complementarios necesarios, el monitoreo indicado y se programarán las actividades en la región en acuerdo con las autoridades locales, provinciales y nacionales", concluye el texto.
Tejedo adelantó que "vamos a establecer un campamento" en las próximas semanas para "registrar información" que permita determinar "qué posibilidades hay de un aumento rápido" en el movimiento de la ladera.
Por su parte, el director de la investigación cuya reciente publicación en la revista especializada South American Earth Sciences puso el tema en agenda, el geólogo e investigador principal del Conicet Andrés Folguera, advirtió que "todos las instancias de evaluación de los riesgos no están instrumentalizados".
"Lo que sería una buena noticia es que el Estado se preocupe del tema: visitando la zona de forma recurrente y monitoreando el proceso, se puede minimizar los daños en forma enorme", dijo este profesor de geología de la UBA a Radio y Televisión del Neuquén.
El investigador explicó que entró en contacto con esta problemática cuando, tratando de determinar el origen del bosque sumergido en el lago Traful –una de las atracciones turísticas de la Patagonia– descubrió que "en la parte alta del cerro hay dos grandes grietas que se están abriendo", lo que hace que "una masa de gran volumen se esté desprendiendo y moviendo hacia el lago".
"Al comparar una serie de fotografías de la década del '90 y otras actuales, llegamos a la conclusión de que el bosque se hundió unos 8 metros en 20 años. Es un gran bloque que se está desprendiendo de manera controlada, pero ante cualquier shock externo puede acelerarse el proceso y generar un tsunami, de lo que hay antecedentes en Noruega y Canadá", dijo.
En cuanto a los eventuales daños, el científico aseguró que, en un "cálculo de máxima", las localidades de Villa Traful y Pichi Traful, contiguas al lago, "resultarían directamente damnificadas" y hasta "podrían resultar dañados los embalses" ubicados aguas abajo.
"Tenemos una serie de elementos encadenados que, en el peor de los escenarios, representan un riesgo altísimo", concluyó.