La radio cumple 100 años y cada día goza de mejor salud.
Hoy tenemos la original AM , que pese a todas las dificultades de sintonización por el crecimiento edilicio de las ciudades, el oyente le sigue siendo fiel y mucho más que en otros países.
La FM cuyo sonido maravilloso día cautiva y conquista, radios por Internet, aplicaciones de celulares etc.
Esta multiplicidad de formas la han convertido en un medio superviviente, a prueba de balas. Es la cucaracha que sobrevivió a la radioactividad.
La asustaron con la llegada de la TV en 1951. Allí llegaría la primera sentencia. Acusó el golpe, pero subsistió. Se aggiornó, cambió. Incorporó móviles en las calles para tomar contacto con la gente, notas en vivo, entrevistas interesantes, color, información de último momento.
No pudieron con ella.
Nadie comunica más rápido.
Nadie puede ser más compañera. Nadie puede ser más útil para la sociedad. Nadie es más federal.
Quien quiera conocer bien a su comunicador preferido habrá que escucharlo por radio.
Frente al anonimato de la gráfica y los diarios, frente a la formalidad y el poco tiempo de la TV asfixiada por el rating, sólo ella trasluce a la persona que emite durante muchas horas diarias su pensamiento, sus inquietudes, sus pasiones, su personalidad. Las formalidades quedan de lado. Sin saco y sin corbata. La firma y la autoría es su sello. Trabajamos como en casa.
No es casualidad que sea el medio preferido de los argentinos.
La leyenda dice que hicimos la primera trasmisión. Apuesto por ello. Y también apuesto que la seguiremos escuchando de distintas maneras, por los siglos de los siglos.