El calentamiento global y el consecuente incremento de las temperautras registradas en la Antártida aceleró el derretimiento de las cubiertas de nieve y hielo, así como la retirada de los glaciares, especialmente alrededor del mar de Weddell.
A medida que los glaciares se retiran, trozos de hielo de importantes dimensiones se desprenden y flotan a la deriva hasta que se rompen o se estrellan contra la costa.
En 2020, las corrientes llevaron el iceberg A68, que se había desprendido de la Antártida en 2017 y que llegó a medir casi 6.000 kilómetros cuadrados, hasta la costa de las islas Georgias del Sur.
En ese momento los científicos temían que pudiera chocar con una isla que es un área de reproducción de lobos marinos y pingüinos, pero finalmente terminó dividiéndose y desintegrándose en pedazos.
No obstante, el iceberg A68 sigue siendo materia de preocupación para los investigadores, que ahora se preguntan sobre el impacto del derretimiento en la cadena alimenticia.
Si bien este iceberg gigante se terminó de derretir hace tiempo cerca de la isla Georgia del Sur, liberó más de 150.000 millones de toneladas de agua dulce que podrían alterar un ecosistema frágil, según un estudio publicado recientemente.
El estudio destaca en particular que este volumen de agua, vertida en un mar donde se alimentan focas, aves y ballenas, podría haber afectado "las propiedades del agua y del plancton".
Por qué suceden estos fenómenos
Los científicos explican que a pesar de que la pérdida del hielo polar en forma de icebergs que luego se derriten es un proceso natural, el calentamiento global contribuyó a acelerarlo. Es por eso que hace cinco años, este témpano logró separarse de la plataforma de hielo Larsen C, al este de la península antártica. Este bloque inmenso de hielo medía el doble que Luxemburgo y era el sexto mayor jamás detectado, según el estudio de la revista Remote Sensing of Environment. Dos años más tarde abandonó las frías aguas del mar de Weddell para comenzar su recorrido hacia el norte, adentrándose en el Atlántico, donde finalmente terminó de derretirse en la primavera austral de 2021. El nivel promedio del mar ha aumentado cerca de 23 centímetros desde 1880, y aproximadamente una cuarta parte de ese aumento proviene del hielo que se derrite en las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, junto con glaciares terrestres en otros lugares, según un estudio publicado en 2021 en Nature.