Rosalia Reyes de Zárate, fue condenada a 8 años de prisión por parir en el baño hace 15 años, donde terminó desmayada en un charco de sangre y con la bebé muerta. Los detalles de la historia, que hoy vuelve a cobrar actualidad en el marco de la discusión por la legalización del aborto seguro, son conmovedores.

Su historia es parte del libro “Dicen que tuve un bebé (siete historias en las que el sistema encarcela mujeres y a casi nadie le importa)”, una investigación publicada justo antes de que comenzara una nueva edición del debate por la legalización y despenalización del aborto. En ese contexto, volvió a escucharse, como en 2018, que en el país no hay mujeres criminalizadas por estos temas.


 

Su historia

En aquel entonces, Rosalía no vivía en Zárate sino en Bahía Blanca y trabajaba faenando y envasando pollos en un frigorífico. “Entraba a las cuatro menos cuarto de la mañana y volvía a mi casa a las 23.20, a veces a la medianoche. Yo tenía a mis cuatro hijos y estaba sola, lo importante en ese tiempo era que nos alcance para comer y para pagar el alquiler”, comienza en una entrevista a Infobae.

Cuando Rosalía supo que estaba embarazada nuevamente, la idea de un aborto no se le pasó por la cabeza y hay una razón por la que no se hizo controles durante la gestación.


El 18 de mayo de 2005, cuando llevaba siete meses y medio de gestación, Rosalía llegó a su casa agotada, casi a la medianoche. “Ni siquiera comí, me dormía sentada en la mesa, entonces me acosté. No recuerdo la hora, sé que me desperté con unos dolores muy inmensos, muy fuertes, y me levanto corriendo, voy al baño y cuando me siento en el inodoro nace mi bebé. En eso que nace mi bebé, yo me desmayo”, relata, un poco en pasado y otro poco en presente, y la angustia de aquel momento vuelve.

“No sé el tiempo que yo estuve desmayada, no sé si una hora, media hora, no sé. Cuando recupero el conocimiento, me levanto. Estaba tirada en el piso yo, y era un balde de sangre, el cordón umbilical o la tripa, todo tirado alrededor. No estaba bien consciente de lo que me había pasado. «¿Qué pasó?», dije yo. «Qué me pasó?». Con una tijera creo que teníamos en el baño o un cuchillo corto el cordón como más pude, porque no estaba bien yo. Cuando corto el cordón y alzo a mi bebé, mi bebé estaba fría, sin vida”.

Según consta en el libro y en la causa, la mujer llamó a su psicóloga para pedirle ayuda y la psicóloga llamó a la policía (según declaró, lo hizo porque había menores en la escena). Rosalía cuenta que se asustó mucho, que puso la placenta y el cuerpo en una bolsa y colocó todo en un pozo que había en su casa. La policía encontró todo sin esfuerzo. 

En el Hospital Penna de Bahía Blanca, donde estuvo tres días internada, una doctora le dijo “bueno, esto es judicial”. “Está bien doctora, le digo, pero yo sé lo que me pasó, sólo yo sé lo que me pasó”.

Rosalía no volvió a su casa: pasó los siguientes 10 meses entre una comisaría y el penal de Bahía Blanca. Sus cuatro hijos quedaron al cuidado de su hermana. Rosalía fue acusada del delito de “homicidio calificado por el vínculo”.

La que ahora habla es la misma mujer señalada por el estereotipo de “mala madre” que, cuando le dijeron que iban a sacar a sus cuatro hijos de la casa de su hermana para mandarlos a un hogar para chicos huérfanos, juró que si les hacían eso se iba a quitar la vida.

El 13 de junio del año pasado (15 años después de lo que le había pasado aquella noche en el baño) Rosalía estaba en la estación del subte C, en Retiro, junto a su marido y su hija de 4 años. La misma madre acusada de omitir la asistencia a aquella beba para dejarla morir iba al Hospital Garrahan porque su hija menor tenía un problema en el corazón y necesitaba controles mensuales.

Estuvo una semana detenida en una comisaría y fue trasladada al penal de Azul a la espera del segundo juicio. Cuentan las autoras en el libro que en los alegatos la fiscalía planteó “que una mujer que ya tuvo cuatro hijos no puede ignorar que el corte umbilical debe atarse antes de cortarse”, algo que probablemente pocas madres sepan cómo hacer.


La acusación del fiscal estaba llena de estereotipos. Desde que había ideado un plan criminal con el ocultamiento del embarazo hasta que había omitido dar los cuidados necesarios a la recién nacida y le había ocasionado intencionalmente su muerte”, interpreta Fabiana Vanini, la abogada de Rosalía en “Dicen que tuve un bebé”.

El 19 de febrero de 2020, poco antes del comienzo del aislamiento obligatorio, Rosalía salió de los Tribunales esposada. Había sido condenada a 8 años de prisión por “homicidio calificado por el vínculo bajo circunstancias extraordinarias de atenuación“.

Una investigación publicada la semana pasada se propuso, precisamente, delinear un mapa federal de la persecución penal sobre las mujeres que atraviesan abortos o eventos obstétricos.

La información oficial de esas 14 jurisdicciones suma 1.388 causas, entre abortos y eventos obstétricos en los últimos 8 años.