Mónica Katz destacó que otras vacunas como la antigripal, contra la hepatitis B o la antirrábica "ya se constataron que no son eficaces en personas obesas" y manifestó su preocupación de que las políticas sanitarias "subestimen una enfermedad que está en mayor riesgo frente al coronavirus"
Las vacunas "no funcionan de la misma manera en personas con obesidad que en aquellas con peso normal", detalló la especialista
Explicó en este sentido que "el exceso de órgano adiposo -inflamado y fibrosado-, que se presenta en quienes padecen obesidad, contribuye a la existencia de adipocitos muy grandes, que de alguna manera son interpretados como un cuerpo extraño, como si fueran un virus o una bacteria, por lo que el organismo de la persona con obesidad los combate".
Precisó que esta situación "hace que, cuando de verdad aparece un virus o una bacteria, es decir un patógeno externo, el organismo tiene comprometido ya su sistema de defensa en una especie de estado inflamatorio crónico".
En consecuencia, Katz puntualizó que "cuando se inyecta una vacuna por la que se espera una respuesta inmunológica, ésta no va a suceder. De hecho, hay antecedentes de mala respuesta a la vacuna de la gripe y a la vacuna de la hepatitis".
La especialista marcó que ante la situación de los obesos frente al coronavirus , "es necesario que se la declare como enfermedad ya que hasta ahora y, desde hace muchos años, está nombrada por la cartera sanitaria de dos maneras como factor de riesgo para otras enfermedades o como condición".
La experta estimó necesario, además, actualizar las guías de tratamiento en obesidad, que datan de 2014.
Según datos de la cuarta encuesta nacional de factores de riesgo del año pasado el 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso, en una proporción de 36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad.