Santiago del Estero (enviado especial) La pizzería Alvear está a 150 metros de Fórum, el centro de convenciones que albergará el debate presidencial. Una de muzzarella y una coca grande, 3.400 pesos. Interesante. Pero este domingo estará cerrada, “se descansa”, responde el mozo.
_¿Vas a aprovechar para ver el debate?
_Ni en pedo.
Una de las incógnitas que siempre generan este tipo de instancias en una campaña electoral es cuál será su influencia real, si es que la tiene, en lo único que verdaderamente importa: quién gana las elecciones.
Que los candidatos entienden que mucha queda claro porque se prepararon con dedicación, se entrenaron como para jugar un partido final. Miriam Bregman, Javier Milei y Patricia Bullrich hicieron este sábado al atardecer, como los futbolistas que disputan el título, un reconocimiento del campo: se probaron, se vieron en el lugar donde los electores los van a ver este domingo. Sergio Massa mandó a un grupo de colaboradores. Juan Schiaretti recién llegará al mediodía.
Las presencias de los protagonistas de la gran función de la noche del domingo no conmovieron demasiado al barrio. Cuando salió del lugar Bullrich, en la plazoleta ubicada frente a Fórum, unas cien personas se acercaron al vallado y gritaron “Patricia presidente” (no presidenta). Ella saludó sonriente desde la camioneta Amarok en la que se retiró para cenar y después descansar.
Convivieron allí con unos pocos que querían ver a Milei pero llegaron tarde, y con Chupe Sayago, un puntero barrial de la UCR que fue a llevar una bandera con su nombre y la imagen del “mejor gobernador de la historia”, el que “terminó con 50 años de atraso en esta provincia”, "el único".
Sayago grita su admiración por Gerardo Zamora, le pide a un camarógrafo que lo filme y a cambio le ofrece un vino y una soda, se saca una foto con un periodista del que no sabe en nombre pero que lo ve en la televisión. Como el gobernador es radical pero del grupo que se alió al kirchnerismo, Chupe dice que va a votar a Massa.
Juan, un porteño que vive hace 15 años en Santiago, opina que es verdad que Zamora hizo buenas gestiones. En 2021 fue reelecto con más del 60 por ciento de los votos. Pero cree que “esta gente está equivocada, tiene que votar a Patricia Bullrich”. Juan sí va a mirar el debate y Chupe promete volver con su bandera. Todo con buena onda.
Es sábado, son las 9 de la noche. Patricia Bullrich ya se fue de Fórum, Massa está por llegar a Santiago (es de suponer que insultando a Martín Insaurralde), y en la puerta del hotel de Milei _frente a la Casa de Gobierno_, hay un grupo de policías y un chofer que espera desde hace rato a una pareja que tiene que salir de una suite del Hilton para ir a su propia fiesta de casamiento.
Mientras tanto, en el resto de la ciudad la gente parece haber tomado las calles. La vida es afuera. En la plaza Libertad, en las peatonales, en los bares con mesas en la vereda, en las heladerías, en los patios.
El domingo asoma y hay debate presidencial en Santiago del Estero. Para los candidatos no hay otra cosa: no importa el superclásico, ni la comida, ni los problemas familiares, ni la siesta, ni nada. Para sus entornos tampoco. Para los entornos de sus entornos la cosa cambia. Y para los entornos, de los entornos, de los entornos, ya mejor ni hablar.
Pero, aunque la política hoy no sea pasión de multitudes, es muy probable que cientos de miles de personas lo vean por televisión al terminar el día o sino mañana, a través de los recortes viralizados. Y que saquen de allí alguna cosa. Confirmar lo que piensan, entender algo, odiar un gesto, sentir que alguien dice o grita por uno, esperanzarse, concluir que todo se va al carajo.
Hasta ahora no pasó, pero el Fórum será el centro gravitatorio de la Argentina este domingo, gane quien gane el superclásico, comamos pastas o asado e incluso aunque la plaza Libertad que queda a unas poquitas cuadras esté otra vez llena de gente.
La pizzería Alvear va a estar cerrada y el mozo no va a ver el debate ni en pedo. Pero tarde o temprano se va a enterar.