Santiago del Estero (enviado especial).- El oficialismo se adelantó para hablar del tema Insaurralde, acaso con la idea de desinflar la expectativa sobre lo que pudiera decir en el debate Sergio Massa. Una estrategia de reducción de daños porque, está claro, daños va a haber.
El candidato a vicepresidente Agustín Rossi, los ministros Victoria Tolosa Paz, Jaime Percyck y Gabriel Katopodis, y el secretario general de la CGT, Héctor Daer, fueron algunos de los dirigentes peronistas encumbrados que luego de ingresar al centro de convenciones Fórum se acercaron a las salas de los periodistas y a los sets de televisión para bajar un mensaje claro: lo de Insaurralde es una vergüenza, pero el gobernador Axel Kicillof lo resolvió rápidamente en coordinación con Massa para expulsarlo rápidamente del gobierno.
“Somos el único partido que lo puede resolver en cuatro horas”, resumió la postura Rossi, mientras que Daer dijo que “es una vergüenza, pero no hay que generalizar y es un tema terminado”, para luego deslizar que Insaurralde fue funcional a Javier Milei.
La cuestión Insaurralde fue el tema más hablado en la "alfombra roja" (en realidad solo eran baldosas) del debate presidencial. El ingreso de los invitados a la estación ferroviaria reconvertida en centro de convenciones, que fue por el lado opuesto al de los candidatos, tuvo, de todos modos, otras particularidades.
Los postulantes porteños de La Libertad Avanza Ramiro Marra y Marcela Pagano se mostraron como si entraran a los Martín Fierro más que al debate. La periodista, de hecho, pedía tiempo para ponerse sus lentes oscuros nuevos cada vez que algún reportero gráfico pedía que se detuviera para una foto. De lejos la miraba Carlos Kikuchi, uno de los principales operadores políticos de Milei.
La escritora Claudia Piñeiro, en tanto, se negó a dar notas con el argumento de que estaba en un rol de “acompañante” de su pareja, el jurista radical Ricardo Gil Lavedra, integrante del comité asesor del debate.
El ex juez del juicio a las Juntas sí se detuvo ante los micrófonos para defender esta instancia que, entiende, fortalece la democracia.
Poco después de él pasaron la candidata a vicepresidenta de Milei, Victoria Villarruel, que aseguró que “Javier es un tipo muy tranquilo”, por lo cual estaba segura de que no se le iba a soltar la cadena durante la discusión con los otros postulantes.
Un poco después de la mujer que supo tejer una relación con Jorge Rafael Videla y generó polémica al homenajear a víctimas del terrorismo entró otro hombre con un apellido asociado a la dictadura: Ricardo Bussi, el derrotado candidato a gobernador de Tucumán de la Libertad Avanza, que hizo campaña con la propuesta de liberar por completo el uso de armas.
Más tarde llegaron los invitados que acompañaban a Patricia Bullrich, entre ellos varios gobernadores en ejercicio o electos, pero no el santafesino Maximiliano Pullaro, que hizo saber a Rosario3 que tuvo problemas de agenda y no hizo a tiempo a viajar, y que sí estará la semana que viene en el segundo debate, en Buenos Aires. La idea de Juntos por el Cambio fue mostrar representatividad territorial. Junto a ellos estaba el gurú económico de la candidata presidencial, Carlos Melconian.