El pasado domingo regresaron de Israel 22 estudiantes de 15 y 16 años del Colegio ORT Rosario, en un avión Boeing de la Fuerza Aérea en un vuelo de emergencia organizado por el gobierno nacional en el plan “Regreso seguro”. Y seguros llegaron a sus hogares. Sanos y salvos luego de una experiencia muy lejana a la que era prevista en el plan de estudios que realizaban, en el que debieron correr a refugios cuando sonaban las alarmas de detección de misiles aéreos por el conflicto desatado en esa región.

Eran parte de un total de 180 jóvenes que realizaban un viaje de estudios llamado Jail (la sigla de Jinuj ieudí latfutzot, que significa educación judía para la diáspora). Un viaje educativo tradicional que se realiza desde hace unos 20 años, siempre en la edad de 15 y 16 años.

Javier Indelman es el secretario general de Kehila Rosario –nombre que lleva la comunidad judía– y dio a conocer en diálogo con Rosario3 todo lo vivido en esta última semana, donde la prioridad era traer a los alumnos “sanos y salvos”, y ahora es acompañarlos.

“Nuestra preocupación era hacer todo a nuestro alcance para traer a los chicos sanos y salvos, y si bien hay alivio, el conflicto está lejos de terminarse. Ahora trabajamos con la comunidad para ayudarlos en el trauma, y a la vez estamos atentos al avance de la barbarie terrorista”, resumió Indelman.

Recordó que “los alumnos estaban haciendo el plan que es vivencial, que por cuestiones históricas o religiosas, todos querían conocer el Muro de los Lamentos, conectarse con la espiritualidad y sacarse fotos ahí, lo que hacen todos los estudiantes. Pero no llegaron a conocerlo, tuvieron que volver por este conflicto enardecido, que por casualidad no los encontró en la zona del ataque en el sur”.

Lo impactante es que podrían haber estado allí. “Era parte del plan hacer un campamento con beduinos en el sur, en la zona atacada del Shaar Hanegev”, consignó el referente, y recordó: “Los que estaban en esa fiesta, justamente participaban de un evento por la paz, sin ideologías. Era una fiesta internacional de miles de personas”.

Indelman precisó que “aquel sábado 7 de octubre en que una horda primitiva de terroristas arrasaron ciudades, los chicos estaban en Netanya. Y desde entonces han ido varias veces a los refugios cada vez que sonaban sirenas de alerta”. El jueves siguiente viajaron a Jerusalén, para después volver durante el fin de semana, y el domingo por la mañana aterrizaron en el aeropuerto de Ezeiza tras un trasbordo en Roma.

“Los chicos y el docente están bien por suerte, con una sensibilidad especial, y estamos acompañándolos con los docentes y allegados, muy atentos”, aseveró.

El ministerio de Educación consideró el asunto como una catástrofe vivida por este curso de alumnos de tercer año, por lo que esta semana no se les toma asistencia a quien no tenga ánimo de asistir, pero las clases continúan con el acompañamiento de los docentes para hablar de lo que vivieron, aseguró Indelman.

“Me saco el sombrero de cómo los directores y docentes de los chicos, a todo horario, estaban en conexión con la gente del plan y con los padres. Entendieron que era prioritario porque estaba en juego las vidas de los chicos”, destacó.

Consultado sobre la vida después del regreso, relató: “Hoy los docentes y coordinadores están trabajando en acompañar a las familias de los chicos, y también se está trabajando con todo el alumnado de la escuela para entender lo que está pasando, la gravedad del terrorismo tanto allá como en el mundo”.

Para el referente comunitario la preocupación "es doble". “Tenemos la conciencia que debemos cuidarnos, porque el terrorismo no ocurre solo en Gaza sino en el mundo, y la comunidad judía en este país tiene pilotes para proteger en cada institución producto del terrorismo que asedió la Amia y la Embajada (en Buenos Aires). No es algo que no haya ocurrido, y hay un enardecimiento del antisemitismo”. Justamente, dijo esto el mismo día en que mensajes intimidatorios llegaron a la Embajada de Israel y a la de Estados Unidos en Argentina, que fueron desalojadas a media mañana.

“Esto que pasó no tiene punto de racionalidad. Lo que buscamos ahora es contar lo que está pasando allá porque hay mucho desconocimiento. Como comunidad buscamos concientizar que no existe un terrorismo bueno y uno malo porque mató a hinchas suecos en el partido con Bélgica. Es el mismo terrorismo que desprecia la vida, y lo que quieren es sembrar terror”, reflexionó.

Otro grupo de 14 jóvenes rosarinos se encuentran realizando un plan anual en Israel, llamado Shnat Ajshará. Son chicos de 18 años que terminaron la escuela, y viajan para formarse en educación no formal por los movimientos juveniles a los que asisten (un paralelo al scoutismo cristiano).

Consultado sobre cómo se encuentran, Indelman afirmó que todos bien, y cambiaron sus planes para colaborar en la emergencia: “Ellos ahora están haciendo tareas voluntarias allá, actividades con adultos mayores de geriátricos o cocinando para refugiados, entre otras actividades donde se necesite ayuda, y se sienten bien ayudando”.