Otro jornada sin colectivos en Rosario. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) de Rosario ya lleva siete días de paro corrido desde la semana pasada, cuando lanzó la séptima huelga en lo que va del año, que en total ya acumula 83 días sin transporte. Sólo los subsidios nacionales pueden destrabar, de nuevo, el conflicto, pero el dinero no llega, ni tampoco hay hay fecha de transferencia. Para los colectiveros -y los rosarinos-, la situación se tornó "inaguantable".
El reclamo, de nuevo, es por el atraso del pago de salarios. Los gobiernos provincial y municipal adelantaron sus subsidios pero falta la parte de Nación, que como las veces anteriores, viene con retraso.
Este lunes, el secretario general de la UTA, Sergio Copello, propuso que las empresas saquen un crédito y paguen el saldo, pero la posibilidad parece poco probable cuando se hablan de millones de pesos.
Mientras tanto, los gobiernos provincial y municipal presionan para que llegue el dinero que una vez más parece estar atascado en trámites burocráticos. Tanto la Casa Gris como el Palacio de los Leones ya transfirieron sus partes de los subsidios y el intendente Pablo Javkin fue claro: no puede desembolsar más. También previno la semana pasada contra la acumulación de días de paro que termina por jugar en contra del bolsillo de los propios choferes porque disminuye recaudación. Desde el Concejo, pidieron un aporte extraordinario de la Provincia.
El primer gran paro de la UTA rosarina fue en mayo, a sólo días de la muerte del histórico secretario general Manuel Cornejo. Copello estrenó el cargo con una gran medida de fuerza el 11 de mayo que dejó a la ciudad sin colectivos durante 23 días corridos; fue uno de los paros más largos. Hubo huelgas de hasta 29 días corridos.
Este nuevo paro, lanzado en medio de la discusión en el Concejo por la emergencia del transporte, revela la dimensión de la crisis del sistema que en desde marzo perdió más de la mitad de sus pasajeros, y por ende, una importante fuerte de financiamiento: los usuarios.
En tal sentido, Javkin, defendió la readecuación del sistema de transporte rosarino y señaló que la “acumulación de días paro atenta contra el mismo sistema”, justamente porque genera una suerte de círculo vicioso: impide que los pocos pasajeros que quedan se suban al colectivo y paguen el pasaje.