Como un auténtico círculo vicioso que corroe el sistema de salud, la escasez de médicos residentes en varias provincias del país provoca que los que sí están prestando servicio en hospitales y sanatorios mientras completan su formación deban absorber cada vez más tareas y mayor carga horaria con una paga escasa y a destiempo, lo que da como resultado que cada vez sean menos los jóvenes que toman esas residencias al salir de la Facultad, haciendo crujir a toda la estructura sanitaria.
Lo cínico del caso es que con su trabajo, los residentes (profesionales que acabaron la carrera y deben pasar cuatro años de práctica formativa en un centro de salud, cobrando sueldos establecidos por reglamento) y también los concurrentes (profesionales con una carga horaria menor a los residentes pero no rentada) sostienen la atención que se brinda en los centros de salud a miles y miles de personas por día, lo que lleva a a todos los actores del universo sanitario a replantearse si es correcto ese modo de tratarlos.
“En este último año las plazas ofrecidas se han completado en un 50% o 60%, pero el resto no se completó. Y esto se seguirá agudizando en la medida en que no se generen cambios fundamentales”, dijo el vice decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, el doctor Damián Lerman, que tiene un diagnóstico claro al respecto: “Una situación sana es cuando un profesional de la salud se forma de manera digna, con un sueldo acorde, pudiendo vivir con su familia, aprendiendo y entregándole a la sociedad lo que la sociedad puso para que podamos estudiar en la universidad pública. Hay que empezar a cambiar las cabezas porque eso nos hará mejor como sociedad”, dijo en AM/PM por Radio 2.
Una situación "insostenible"
En el reglamento de residencias de la provincia de Santa Fe se establece que el horario de tareas de los médicos será de lunes a viernes de 7 a 16 y los sábados de 8 a 12, mientras que el régimen de guardias señala que no podrán ser más de diez por mes. En cuanto a la paga, se define que en su primer año percibirán una suma igual a una vez y media la correspondiente al Profesional Ayudante de Unidad de Organización Asistencial con 24 horas, con aumentos del 3%, 6% y 9% en segundo, tercer y cuarto años. En la vida real, los horarios son mucho más extensos, la paga no les alcanza para afrontar gastos como alquiler y comida y no tienen aportes jubilatorios, reconocimiento de antigüedad ni aguinaldo.
“Las cargas horarias son impresionantes y con gran exigencia, en el medio de un sistema de formación que les genera mucho dolor de cabeza. Y encima, cuando uno se recibe y termina la especialidad, quiere encontrar un horizonte de trabajo pero halla una realidad laboral que es paupérrima, con sueldos bajos, jornadas laborales largas, pluriempleo y condiciones que a veces no son dignas”, dice Lerman.
Allí está la explicación de por qué (como ejemplificó la ministra Sonia Martorano esta semana con la falta de pediatras) los nuevos médicos apuntan a especialidades que les aseguren mejores ingresos: “En realidad, lo que pasa es que un médico quiere ir a un lugar donde le paguen mejor y poder pasar tiempo con su familia, sin tener que encerrarse 20 horas por día trabajando. Yo lo veo como algo lógico, como una consecuencia”, destacó el vice decano.
Lerman sostiene que hay que garantizarles mejores condiciones laborales a los residentes y a los médicos en general: “Hay una cuestión que he visto mucho en los 23 años que tengo de médico: vivimos romantizando la vocación por la medicina y la vocación no es todo. Es muy importante que uno pueda vivir de lo que hace. Y mucha gente trabaja de lo que le da para comer. Y acá no hay una romantización, hay una realidad: queremos hacer lo que nos gusta, para lo que nos formamos, pero necesitamos poder comer y pagar el alquiler”.
“Este es un problema de muchos años. ‘El residente se lo tiene que bancar’, se decía antes. Y por supuesto que tenemos obligaciones, pero también tenemos derechos. Hay que empezar a mutar la cabeza para darnos cuenta de que esto tiene que modificarse desde la base. Y la residencia médica es la base, porque nos enseña cómo es el laburo día a día; pero tendrá que cambiar en función de que se respeten los derechos de los trabajadores porque si no, no existe cabeza que pueda soportar esto de esta manera”, tiró
“La romantización de la medicina y la normalización de algunas situaciones de destrato hacen que haya personas que digan ‘los chicos de ahora no se la aguantan, no tienen fuerza como antes’. Y en realidad es una situación anómala que un sujeto llegue a una residencia, sea el sostén del sistema de salud y sea exprimido al punto de salir totalmente trastornado”, agregó.
Lerman confesó que ya empiezan a preparar a los chicos mentalmente para lo que les espera ni bien salgan de la Facultad: “Nosotros intervenimos con nuestros 1400 docentes, tratando de abordar lo que sucede en esa instancia. Por suerte ahora hay mucha más organización de los residentes en función de sus derechos. También se hacen acciones: por ejemplo, desde la escuela de graduados hemos hecho encuestas sobre maltratos en las residencias. Son las maneras en que uno va generando grupos para debatir estas cosas y generar un cambio de mentalidad que desemboque en mejores derechos, que finalmente impactará sobre la atención en los hospitales y sanatorios”, explicó Lerman.
Un viraje lógico hacia especialidades mejor remuneradas
Según el médico consultado, con este estado de situación es natural que los nuevos profesionales le apunten a ramas mejor pagas de la medicina. “Estamos inmersos en un mundo capitalista y necesitamos vivir. Yo lo planteo de esta manera: supongamos que me formo cuatro años para pediatra, trabajando muchas horas por día, con mucha responsabilidad, sosteniendo el sistema. Y todos esos años voy a hacer ese trabajo con una remuneración que es escasa con relación a la cantidad de horas aplicadas. Cuando lo termine, voy a tener que someterme a un sistema en donde la perspectiva también es que sea poco remunerado, por ende deberé pluri emplearme, estando a cargo de muchos niños, con todo lo que eso significa”.
“Entonces, los profesionales jóvenes evalúan que formándose, por ejemplo, como anestesiólogos, más adelante pueden un mejor pasar económico, trabajando el tiempo justo y correctamente remunerados, teniendo una vida normal”, dijo.
Finalmente, Lerman volvió a reclamar un análisis completo de la situación y establecer nuevas pautas para los residentes para que todos salgan ganando: “Es difícil analizarlo si uno no lo vive. Por eso hay que replantear el sistema. Pensar si está bien la manera que tenemos de generar el talento humano y de formar profesionales, y cómo solucionarlo desde las bases para que sea redituable: que a uno le guste trabajar de lo que trabaje y que el sistema de salud no se resienta”.