El dolor de cabeza es el padecimiento más común del ser humano en todo el mundo. Se calcula que más del 90% de la población mundial ha sufrido algún episodio de cefalea en algún momento de su vida, y entre un 20% y un 25% lo vive casi a diario. Entre los factores desencadenantes están aquellas situaciones que suponen un cambio brusco o la presencia de un estímulo físico intenso al que no se está acostumbrado, y pueden ser de carácter muy diverso, sea biológico, psicológico o ambiental.
Por ejemplo, la cefalea tensional está causada con frecuencia por situaciones de estrés en los que se realiza una contracción muscular, generalmente en la zona cérvico-occipital. También están quienes tienen migrañas hereditarias, que conocen cuáles son los factores que le provocan dolor de cabeza y deben huir de ellos todo lo que pueda.
Pero por otro lado están las personas a las que los cambios de tiempo le desencadenan un dolor insoportable de cabeza, aunque eso no quiere decir que una tormenta vaya a derivar en una crisis, según la doctora Sonia Santos, coordinadora del Grupo de Estudio Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología.
La especialista también destacó la existencia de la cefalea de altura, generalmente bilateral, que se agrava con el esfuerzo, y es ocasionada por ascenso a una altitud superior a 2.500 metros. "Se resuelve dentro de las 24 horas siguientes al descenso. La padecen más del 30% de los alpinistas y se atribuye al desequilibrio entre la presión externa y la de los senos craneales", remarcó y consignó Infosalus.
Está la cefalea por inmersión, que aparece cuando se bucea a más de 10 metros de profundidad, y que suele hacerse más intensa cuando el individuo sale a la superficie, según aclaró. "Ésta asocia síntomas de intoxicación por dióxido de carbono (aturdimiento, confusión mental, incoordinación motora). Remite rápidamente si se administra oxígeno o en los tres días siguientes", sostuvo Santos.
Más allá de estos desencadenantes, los más comunes apuntan al estrés, falta de sueño y saltarse los horarios habituales, por ejemplo el de las comidas. "El cerebro de una persona que sufre dolores de cabeza es hipersensible a estos cambios", aclaró. A esto se suma realizar ejercicios bruscos en personas no entrenadas y el abuso de fármacos, alcohol y cigarrillo.