Tanto la falta de actividad física como el exceso hacen mal, y un ejemplo de este último caso es escalar montañas. Comprobaron que subir por encima de los 7.000 metros sobre el nivel del mar puede provocar síntomas parecidos al de un ataque psicótico.
Investigadores del Eurac Research y del Medical University de Innsbruck descubrieron que quienes realizan esta práctica están expuestos a tener alucinaciones, escuchar voces inexistentes u olfatear olores fantasmas. Si bien tradicionalmente se asoció esto al denominado “mal de altura”, un nuevo estudio enfoco el problema desde otro ángulo.
Entre la decena de casos recogidos por los científicos destaca uno que relataba que había comenzado a escuchar voces en francés, a las que en su mente había respondido en la misma lengua, pese a que no sabía ese idioma. Otros escaladores relataron haber visto hordas de personas moviéndose en la lejanía.
Estas experiencias, lejos de ser inofensivas, pueden generar gran riesgo de que el montañero pierda el control de sus actos y sufra un accidente grave, o incluso mortal, según consignó el sitio Quo.
Para los autores del estudio lo que le ocurre a estas personas se denomina “psicosis de altitud”, y es la consecuencia de una serie de causas que incluirían la falta de oxígeno, el estrés, y una pequeña hinchazón del cerebro. Esos síntomas comienzan a desaparecer cuando se desciende por debajo de los siete mil metros.