La puesta en venta del mítico Madame Safó (Riccheri 68 bis) develó los efectos de la crisis económica que vive el sector en Rosario y la región, en medio de la pandemia de coronavirus.El distanciamiento social, la cuarentena y el freno de varias actividades reavivó la crisis económica y con ella, la necesidad de cerrar y desprenderse de hoteles y moteles. En la misma página de internet donde se anuncia la venta del histórico prostíbulo devenido en motel por 1.5 millones de dólares, pueden encontrarse varias publicaciones con ofertas de otros hoteles, moteles o sus fondos de comercio.
Un hotel de dos estrellas “en muy buen estado”, ubicado muy cerca de la terminal de ómnibus de Rosario, se vende en USD 2.800.000. En la misma zona, sobre Santa Fe al 3800, se ofrece por USD 2.400.000 otro hotel con 28 habitaciones, 30 baños y una amplia cochera. Lo describen como “ideal para residencia estudiantil, geriátricos u hoteles”. Con las mismas bondades para la inversión, se ofrece en Echesortu un hotel con 16 habitaciones y cochera con espacio para seis autos, por USD 500.000.
En el centro, también hay ofertas publicadas. En Mitre al 1000 se vende un hotel de 2 estrellas con dos plantas, 42 habitaciones (120 plazas) y bar con desayunador, del cual no publicitan el precio de venta. En San Martin al 300, se ofrece un “hotel a estrenar (ex Hotel edificio histórico)” por USD 1.450.000. Posee planta baja y tres pisos de 500 metros cada uno, “ideal hotel boutique, bancos, instituciones médicas, galerías, o grandes oficinas”. Estos son sólo algunos de los inmuebles que están a la venta en la ciudad por estos días.
Atravesados por la crisis
“No hay duda que la pandemia ha restringido la circulación de personas y eso ha producido una reducción de huéspedes en los hoteles que ha afectado sensiblemente la ecuación económica financiera, de todos los emprendimientos”, sostuvo a Rosario3 Gustavo Gardebled, vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Rosario (Aehgar), y dueño de un hotel ubicado en peatonal San Martín. Aunque no poseen un relevamiento de la cantidad de hoteles que están a la venta, admitió: “Vemos los carteles, vemos las empalizadas, o los cierres, que pueden ser temporarios o definitivos, no sabemos. Sí, hemos visto cuatro o cinco hoteles que ya están publicitando su venta, por ejemplo en calle Mitre, Ovidio Lagos o en la cortada Barón de Mauá, y en casos hemos visto que han vendido el mobiliario”.
Gardebled confirmó que en este momento hay más de 60 hoteles cerrados en la ciudad de Rosario, pero que eso no significa que no vuelvan a abrir sus puertas, ya que muchos “están esperando que se reactive la demanda y ver cómo quedan con los pasivos acumulados” en estos meses. “Aquellos que abrieron no llegan a cubrir el adicional de gasto que tiene por estar abierto. Un hotel tiene que tener gente 24 horas y tener una cantidad mínima de personal. Una persona en el home office, un servicio de housekeeping (limpieza), un servicio de desayuno, aunque tenga uno sola habitación, entonces la ecuación económica, es imposible”, indicó.
Fernando Solari es integrante de la Cámara de alojamientos y afines del Litoral (nuclea moteles de Rosario, Villa Gobernador Gálvez, San Lorenzo, Capitán Bermúdez, Pueblo Esther y Alvear entre otras ciudades) y es responsable de un alojamiento transitorio de Villa Gobernador Gálvez. “Algunos moteles han cerrado, y otros están viendo cómo reconvertirse. El temor (de más cierres) está. La actividad bajó muchísimo, estamos trabajando a un 40% de lo que lo hacíamos antes de la pandemia”, sostuvo y remarcó en ese sentido: “Es hacer magia para sobrevivir y el temor está, siempre está. La idea es mantenerse en pie hasta que se reacomode todo, que ojalá sea el primer trimestre del año, cuando llegue la vacuna y la gente vuelva a tener confianza en nuestros establecimientos, y ahí, barajar y dar de nuevo. Es un momento de sobrevivir, es un momento donde tenés que estar contento con poder mantenerlo. Estamos cubriendo gastos fijos, y nada más”.
Pocos huéspedes, muchos gastos
Si bien hoy los hoteles están habilitados para recibir pasajeros nacionales, después de meses de solo poder trabajar con personal esencial o con permiso de circulación, Gardebled entiende que el movimiento es mínimo. “Hemos visto el último fin de semana extra largo (del 5 al 8 de diciembre) muy poca demanda, solo el 10%, se alojaron mil personas, y eso genera un déficit considerable. Y fue un fin de semana espectacular en clima, a principio de mes, cuando todavía hay algo de dinero en el bolsillo. Hay hoteles que están trabajando con una o dos habitaciones, así que no hay posibilidades ni siquiera de pagar los gastos indirectos que se producen. Muchos hoteles están abiertos, pero están trabajando postergando deudas, y otros están cerrados, y también están generando deudas que un día se tendrán que solucionar”, precisó.
Por su parte, los moteles fueron habilitados para funcionar a finales de junio, bajo estrictos protocolos de limpieza para prevenir el contagio del covid. “Empezamos, cerramos y volvimos a abrir. Fueron momentos de apertura y cierre, que también desestabilizaron el funcionamiento de los negocios”, añadió Solari.
El gran Rosario cuenta con alrededor de 30 moteles y la época de mayor demanda comienza en el mes de septiembre. “Estábamos trabajando a un 30 o 35% de lo que lo hacíamos antes de la pandemia, ahora estamos a un 40% quizás, con una leve mejoría. La gente todavía no se acerca como antes, la gente todavía sigue siendo reticente a asistir a nuestros lugares. Es un conjunto de cosas, lo principal es la pandemia y el poder adquisitivo bajo de la gente, y eso se nota principalmente en nuestros negocios que son de esparcimiento y no de necesidad básica para los clientes”, aseveró.
Un sector en jaque
El sector turístico ha sido uno de los primeros en cerrar sus puertas, y, según Gardebled “posiblemente seamos los últimos en llegar a la normalidad”. Ante la prohibición de realizar reuniones o eventos, sin viajeros internacionales, con la actividad empresarial reducida al mínimo, y las dificultades económicas de los huéspedes “como para poder darse esos gustos”, los hoteleros reclaman medidas urgentes y especiales tanto al gobierno municipal, provincial y nacional.
Piden que se les exima el pago de la tasa inmobiliaria, el TGI y el DREI. “Hemos pagado esas tasas hasta el mes de marzo, pero después el destino se ha frustrado y en este momento o los hoteles se encuentran cerrados, o con una ocupación mínima. Es imposible abonar esos importes. Mientras tanto se siguen generando los pasivos, y sigue la incertidumbre. En este momento hay muchos hoteles que están cerrados, algunos ya han tomado la decisión de no seguir más, y otros están acumulando deudas que no saben qué montos tienen, porque no saben hasta donde se va a exceptuar o condonar estas deudas. Y están esperando a ver como es la situación económica, para tomar la decisión”, aseveró.
Esperando el fin de la pandemia
“Para Rosario, enero y febrero son meses de temporada baja y no va a haber ningún tipo de reactivación”, expresó Gardebled, pero admitió que cree en que se puede revertir la situación: “Lo vemos posible por eso seguimos, si no, ya nos hubiésemos ido todos. Esperamos que a partir de marzo tengamos la ocupación que se merece la ciudad y para eso tenemos que tener la posibilidad de hacer eventos”, apuntó.
El empresario hotelero afirmó que la ciudad no tiene una capacidad sobredimensionada, ya que la primera quincena de marzo (la última que se trabajó con normalidad), las plazas se completaron en todos los hoteles de Rosario, gracias a congresos rurales y médicos. “Incluso hay proyectos para nuevos hoteles que están paralizados, en algunos casos en estos momentos. No hay una sobredimensionamiento, lo que pasa es que ha habido un corte total o muy grande en lo que es la demanda” concluyó.
Para Solari es fundamental adaptarse a los nuevos tiempos, para evitar el cierre de nuevos establecimientos. “Acá la innovación es una constante, tenés que innovar porque si no, entre la pandemia y el bajo poder adquisitivo de los clientes, la actividad es muy baja. Estamos en posición de seguir estando en alerta, seguir con los protocolos y hacer acciones para promocionar el negocio para seguir pagando los gastos, que no solamente son los actuales, sino los que se acumularon durante la pandemia. La idea es continuar en esto, de tratar de seguir con vida”, dijo sin bajar los brazos.