La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunció este viernes la extensión del aislamiento estricto por el rebrote de casos de las últimas horas. Preocupada por el avance de la variante delta, la mandataria amplió las restricciones a todo el país hasta el 31 de agosto.

Hasta hace poco más de una semana, Nueva Zelanda era uno de los pocos lugares del mundo que tenían el privilegio de estar libres de coronavirus.

Para este viernes ya llevan reportados 347 casos vinculados a un caso aislado que se dio la semana pasada, 70 de los cuales fueron registrados en las últimas 24 horas.

La expansión del virus llevó a la mandataria de aquel país a endurecer las medidas de contención, por prevención, aunque la premier mostró algo de esperanza respecto de la situación. “Estamos viendo el comienzo de un estancamiento de los casos (...) Nuestro trabajo es seguir con este duro esfuerzo”, afirmó, en declaraciones públicas.

Ardern justificó la medida restrictiva al indicar que “todavía se necesita precaución” porque “la variante delta es definitivamente más infecciosa, y se mueve más rápido”.

El objetivo del gobierno de Nueva Zelanda es reducir ligeramente las restricciones a partir del 31 de agosto en la mayoría del territorio, salvo en la ciudad de Auckland, que concentra casi todos los casos, y su vecina región de Northland.

Nueva Zelanda promueve una estrategia de eliminación del virus que contempla estrictos controles fronterizos y severos confinamientos cuando se detectan contagios locales. Gracias a ello, hasta el momento, las víctimas fatales de la pandemia son 26 personas, entre los cinco millones de habitantes que tiene el archipiélago de Oceanía.

Hasta el momento, en el país se han administrado más de dos millones de dosis de la vacuna contra el Covid-19, y cerca de un millón de personas cuentan con el esquema de vacunación completo.