La semana pasada se desarrolló el Winter 2017 Couture Fashion Show, un megaevento de moda de la haute couture en París cuyo objetivo fue mostrar las nuevas tendencias en alta costura para Europa y el mundo.
Según publicó lanacion, bajo un estilismo gótico, Julien Fournié presentó una amplia propuesta de abrigos, en distintos largos, bordados y destellos metálicos. Los vestidos variaron de diseños a la rodilla, con apliques florales que recorrían el cuerpo hasta los más nocturnos. Modelos adherentes con detalles de corsetería, otros con volados volumétricos, plumetíes y encajes y modernos estampados con superposiciones y transparencias. Eligió una paleta concreta en tonos nude, negro y tiza y sumó metalizados como el verde musgo, el plata y el dorado.
Iris van Herpen, la holandesa de 33 años celebró su décimo aniversario como diseñadora con Between Music, el quinteto musical danés que cantó e interpretó con sumergido desde tanques de agua. La propuesta de van Herpen es volumétrica y futurista inspirada en la fluidez del agua y el aire que materializó en transparencias y organzas rayadas en blanco y negro y plisadas, para crear ondas y patrones de moiré. También tejidos finos intrincados e impresos en 3D, con corte láser y pegado térmico, en una paleta acotada y neutra: blanco, tiza, nude, negro y plata. Sorprendieron los trajes de rosas de filamentos metálicos y tridimensionales.
Giambattista Valli: En una paleta joven y fresca de muselinas y sedas en amarillo, y coral, broderies en blanco, rosa pastel y encajes y guipures en verde con bordados florales, el diseñador romano mantuvo intacta la identidad couture de la firma, con un twist en vestidos cortos que combinaron pedrería, apliques, transparencias y cortes deportivos, en prendas de paillettes negras. Valli jugó con los largos modulares y los moños en enormes vestidos frou frou, en una gama de tonos cálidos, desde rosas empolvados y malva hasta rojos vibrantes y bordó, en vestidos de reminiscencias helénicas. Un repertorio de detalles táctiles para mirar bien de cerca.
Jean Paul Gaultier: El francés imaginó la Navidad en medio del calor europeo con una pasarela lista para enfrentar la nieve. Fusionó la sastrería occidental -en total looks en príncipe de Gales o de raya diplomática- con los saris y estampados folklóricos rusos, en sacos de hombros anchos y mangas abiertas, prendas con Lycra, shantung de seda, tejidos en lana y terminaciones en cuero, piel de zorro y plumas de pavo real. Además, desfilaron monoprendas adherentes con prints, a modo de tatuaje, con tipografías góticas que rezaban su nombre e imágenes del enfant terrible convertido en muñeco de porcelana. Jean Paul es el rey a la hora de mezclar culturas distintas y sus prendas icónicas, como los vestidos de flamenco, saris sastreros y suéteres nórdicos, y salir ileso.
Fendi: El diseñador Karl Lagerfeld pensó para la pasarela de Alta Costura un campo de flores salido de un cuento fantástico donde convivieron flores abstractas, en apliques, bordadas y en tres dimensiones. También, aquellas peludas y y fabricadas a partir de pelo de visón -teñido y recortado en colores- y yuxtapuestas a los bordados, encajes y tules más increíbles. La paleta fue tan vibrante y variada como el mundo floral y se destacaron, especialmente, los abrigos redondeados y, en especial, uno con miles de pailettes multicolores que simulaba una imagen pixelada.