Hay una delgada línea que diferencia el perfume de la fragancia, aunque generalmente ambos se confunden.
Por ello resulta importante conocer en detalle qué tener en cuenta al momento de elegir, según los gustos o la ocasión para la que se necesita, entendiendo a su vez la influencia del pH de cada persona.
A continuación, las principales diferencias entre perfume y fragancia:
-Aroma
La diferencia radica en la facilidad y rapidez con la que se puede distinguir sobre la piel. En el caso de las fragancias, siendo más intensa o sutil sin variar la armonía de las notas olfativas fundamentales. Según la ocasión, puede resultar más acorde contar con una fragancia -como es el caso del trabajo, por la duración que se necesita-, o un perfume -por ejemplo, en el caso de una fiesta, para lograr que sobresalga sobre el resto de aromas que puedan adherirse a la ropa y el cabello-.
-Duración
Se trata de la diferencia más común y sencilla, ya que, según el porcentaje de notas olfativas, las fragancias durarán más o menos en la piel. En tanto, el perfume podría durar un día completo por su concentración. Por supuesto, también hay una gran influencia del pH de la persona y su rutina diaria.
-Intensidad y densidad
Las fragancias cuentan con notas distintivas, divididas en una especie de "pirámide olfativa": notas de salida, de corazón y de fondo. Las mismas se constituyen por aceites esenciales que se mezclan en forma armónica y, de acuerdo a sus porcentajes, hará que la fragancia cobre distintos nombres.
En tanto, los perfumes tienen una concentración de esencia aromática de 20 a 30 por ciento. Esto a su vez es diferencia a las aguas de perfume (eau de parfum), con 15 a 20 por ciento, y agua de tocador (eau de toilette), con 10 a 15 por ciento, y las colonias (eau de cologne), con 2 a 6 por ciento.
Por ello, toda agua de colonia, de perfume o de tocador se agrupan en el conjunto de las "fragancias"; y, los denominados "perfumes", se limitan a aquellas mezclas cuya esencia aromática supera el 20 por ciento.