Luego de un aterrizaje accidental, el aviador Antoine de Saint-Exupéry se encontró con el frente del Castillo San Carlos frente al río Uruguay en la ciudad entrerriana de Concordia. Nunca imaginaría que luego se convertiría en la fuente máxima de inspiración para crear algunas escenas de sus obras, incluyendo su emblemático cuento "El Principito".
En distintos medios el aviador y autor brindaba detalles sobre "las princesitas argentinas" que no eran nadie más ni nadie menos que Suzzane y Edda Fuchs Valon, dos niñas que hablaban también francés y habitaban el castillo con su familia. Al autor le fascinaba verlas hablar con sus animales mientras la madre regaba sus rosales. Entre las criaturas se incluye al zorro que tenían como mascota.
De hecho, en 1939 en su novela "Tierra de Hombres" el autor escribe sobre un campo en el que viviría "un cuento de hadas", cerca de Concordia en Argentina. "Tenían un hurón, un zorro, un mono y abejas. Todos vivían entremezclados, se entendían de maravillas, componían un nuevo paraíso terrestre", se lee en el capítulo "Oasis". Hacia el final, se pregunta: "¿Qué habrá sido de las dos hadas? ¿Qué se ha hecho de sus relaciones con las hierbas locas y las serpientes?".
El Castillo San Carlos hoy
Luego de un voraz incendio en 1938, el lugar se vio abandonado y, en 2013, el municipio comenzó a restaurarlo. Tiempo después y con la restauración lograda, el sitio se alzó con el primer lugar en Mejor Intervención en Obras que involucren el Patromonio Edificado, perteneciente a la Sociedad Central de Arquitectos.
Hoy puede visitarse y, allí dentro, re-descubrir distintos tesoros materiales así como vistas naturales a partir de sus aberturas. En tal sentido existen distintas vitrinas que alojan fragmentos de vajilla francesa, herrajes, tornillos, todo perteneciente al constructor del edificio, el conde francés Eduard Demachy.
Durante el recorrido, además, pueden verse espacios con partes reales de la construcción sostenidas por ladrillos y material que permite su permanencia en el lugar. A su vez se suman detalles de las distintas instalaciones y comodidades como cuartos individuales que funcionaban como sanitarios; sistemas de desagües construidos con ladrillos comunes y revestidos con cemento; cañería de hierro para alimentar al edificio de agua, entre otros grandiosos avances para la época en la que fue construido.
Por supuesto que fuera del edificio, en el parque, se encuentra una escultura de marmolina, cemento blanco y piedra pequeña del protagonista de El Principito, casi como custodiando lo que allí sucede. La obra muestra al pequeño con la mano en la cintura y de pie arriba de su asteroide B612. Fue diseñada por la artista paranaense Amanda Mayor y puesta allí en 1997.
A futuro podrá disfrutrarse del recorrido con audioguías en distintos idiomas, además de que en el verano también se contará con un tour nocturno.