La violencia no está aislada ni en cuarentena. Si bien los primeros días de iniciado el confinamiento el nivel de hechos criminales se evidenciaba retraído, en los últimos días regresaron a escena los tiros, la sangre, las muertes. Una muestra: en el lugar donde mataron a un chico de 17 años llamado Joel Maximiliano Mansilla encontraron 52 vainas servidas.
En contacto con Radiópolis (Radio 2), el fiscal Matías Edery, de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos del Ministerio Público de la Acusación (MPA), brindó un análisis del actual panorama local. “En los tiempos en los que empezó el aislamiento existían en las organizaciones esto de quedarse quietos, había una presencia policial muy fuerte. Teníamos previsto que cuando se liberaran actividades, iba haber un recrudecimiento (de la violencia)”, señaló.
“No es una cuestión política, sí de peleas de territorios determinados. La venta de droga al menor no alcanza para todos, y hay disputas por el negocio, por ejemplo, ahora en zona norte”, indicó. Para el funcionario judicial, “el negocio no alcanza para todos, los actores, que son grupos pequeños, disputan el territorio y éste hoy es el problema puntual”.
Consultado sobre cómo les es posible actuar tan abiertamente y con tanta ferocidad, el fiscal consideró la participación de la “pata policial”. “Las grandes organizaciones no pueden trabajar sin cobertura policial”, remarcó.
Sobre el modo de actuación de las bandas, Edery confió: “Hacen inteligencia y eligen los momentos”. Por último reveló que se ha comprobado la utilización de dispositivos en las armas de fuego que les permiten un uso automático así como también la proliferación de ametralladoras.
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