No puede ser que todo pase sin que pase nada. Aunque sea por una cuestión de habilidad política, de maquillaje de la realidad, de protección de los protagonistas. Pero no, la impunidad de Federico Beligoy, Director Nacional de Arbitraje de la Asociación del Fútbol Argentino, hizo que el ex árbitro, de los más flojos de los últimos 20 años, nominara a Andrés Merlos para el partido de hoy a las 20 entre Tigre y Gimnasia después del escándalo del sábado pasado en el choque de Copa Argentina entre Boca y Talleres.
El mismo incidente que le permitió a Andrés Fassi, presidente de Talleres, posicionarse, entre otras cosas, políticamente y reafirmar las supuestas bondades de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
Por supuesto, el centro de sus ataques dialécticos fue el presidente de la AFA, Claudio Tapia.
Aquel partido de una semana atrás dejó secuelas y Beligoy debió manejar la situación y no seleccionar a Merlos para esta fecha.
Es cierto, quizás esa actitud hubiera significado la aceptación de la responsabilidad del juez tras la catarata de acusaciones de Fassi.
Sólo un tibio comunicado fue la respuesta de la dirección arbitral a los incidentes que se produjeron en los vestuarios del Malvinas Argentinas de Mendoza.
“La Asociación Argentina de Árbitros repudia y rechaza enérgicamente los hechos acontecidos en el día de ayer (sábado pasado) en el marco del encuentro entre el Club Atlético Boca Juniors y su par Talleres de Cba., sucedidos en la zona mixta de vestuarios presuntamente con allegados al club Talleres de Cba”.
“Nos solidarizamos con nuestros afiliados Diego Bonfa, Pablo Gualtieri, Felipe Viola y el compañero Andrés Merlos y nos encontramos trabajando con nuestro cuerpo de asesores legales y a entera disposición de las autoridades competentes, para esclarecer los hechos acontecidos y llegar a la verdad de los mismos a fin de que se toman las acciones correspondientes ante hechos de esta gravedad por la repudiable situación de violencia acontecida”.
Sólo eso. Como contrapartida, Fassi ensayó un monólogo de una hora en el que claramente aprovechó la coyuntura para promocionar sus intereses.
Pero más allá de cualquier consideración, Merlos debió ser protegido por el gremio y no ser nominado para este fin de semana.
Cualquier incidencia dudosa en Tigre-Gimnasia, lo pondrá en el ojo de la tormenta. O mejor escrito, en el ojo de una segunda tormenta.
Aquel partido de una semana atrás dejó secuelas y Beligoy debió manejar la situación y no seleccionar a Merlos para esta fecha
Los arbitrajes argentinos, salvo honrosas excepciones, empeoran periódicamente. Ni el VAR, que en la Copa Argentina no se utiliza, logró mejorarlos. Al contrario, genera la misma cantidad de discusiones de siempre con el agravante de que la tecnología desnuda flagrantemente errores insólitos que van más allá de las jugadas de apreciación, que siempre son, y serán, debatibles.
Es interesante, y vergonzante también, observar cómo los medios se posicionaron de uno y otro lado.
Los defensores de los intereses de Fassi repitiendo una y mil veces el video en el que supuestamente es agredido por el árbitro, pero en realidad no se ve nada y los oficialistas afistas dando nombre y apellido, pelos y señales, del supuesto portador de un arma de fuego que ingresó al vestuario de Merlos, que tampoco se ve por ningún lado.
De aquí en más, y desde hace un tiempo ya, cada incidente importante que se produce en una cancha de fútbol divide las aguas entre los defensores de las asociaciones civiles y los promotores de las sociedades anónimas deportivas.
En el medio, el fútbol argentino, que cruje por las malas conducciones de algunos personajes que no están a la altura de las circunstancias.
Hay algo concreto: Merlos es un mal árbitro. Todo lo demás va de la mano de los intereses políticos de cada uno de los sectores (¿bandos?).