Los justicialistas santafesinos irán divididos a las elecciones de constituyentes de abril próximo, a pesar de que la resolución formal del congreso partidario que realizaron ayer diga lo contrario. Mientras tanto, La Libertad Avanza de Javier Milei y el espacio de Amalia Granata proyectan una alianza de complementariedad en lo referido a la elección de convencionales constituyentes por departamento, donde tienen dificultades para construir candidaturas competitivas. Ambos espacios son la antítesis política del Frente Amplio por la Soberanía, aunque comparten la expectativa de sumar dirigentes disidentes del peronismo y otras fuerzas políticas.
La unidad imposible
Al menos tres sectores del peronismo competirán por afuera de la estructura del Partido Justicialista, según quedó claro en el congreso partidario que se realizó este sábado de forma virtual. Son el Movimiento Evita, el sector del senador Marcelo Lewandowski y el del ex gobernador Omar Perotti.
Los tres ya tenían la decisión de ir con listas propias e intentaron que el congreso partidario determinase la libertad de acción para todos. La propuesta era una suerte de neolemas en el que todos compiten por afuera del PJ y luego reunificarse en la asamblea constituyente. No lo consiguieron y este sábado se retiraron antes de iniciado el congreso que se hizo de forma virtual. Argumentaron falta de garantías.
Lewandowski dijo a sus seguidores que “no hubo transparencia en el congreso”, y que la elección que se estaba por producir “era amañada” para sacar una resolución que “no representa los intereses del justicialismo, solo de una parte de la dirigencia.
El diputado Eduardo Toniolli, del Evita, dijo que no hubo voluntad para lograr una moción de síntesis, y que se permitió el ingreso a la sala virtual sin acreditar identidad, a cámara apagada y sin identificar el nombre de las personas que votarían como congresales.
La Cámpora, el grupo de los senadores, La Corriente de Agustín Rossi y los intendentes de Vamos Santa Fe que tienen como referente a Pablo Corsalini de Pérez aprobaron por amplia mayoría lo que al final fue la única moción sometida a votación. Todos estos sectores irán en una lista única de constituyentes bajo la personería y atributos del Partido Justicialista.
Delegaron en la mesa de acción política definir las posibles alianzas, la estrategia electoral y las candidaturas de la lista única. Uno de los aliados posibles es el Frente Renovador, que de sumarse supone cuestiones a tener en cuenta. Por un lado, bajar a Santa Fe los acuerdos que Cristina Fernández y Sergio Massa mantienen en provincia de Buenos Aires y en el Congreso de la Nación. Y lleva implícito que quien no esté dentro de ese acuerdo estará enfrentando la voluntad de la presidenta del PJ.
En Santa Fe está por verse si eso suma o resta. El perottista Mirabella, que esta semana concretó su alejamiento del bloque de Unión por la Patria después de innumerables amagues, está convencido de que le permitirá ganar votos.
Por otro lado, una alianza PJ-Frente Renovador abre la posibilidad de que el ex ministro de Transporte de la Nación, Diego Giuliano, que a la vez es abogado constitucionalista, encabece la lista. Es una alternativa, a pesar de la resistencia de sectores del PJ que no quieren “regalarle” el primer lugar al massismo. Los senadores, por ejemplo, ya pusieron sobre la mesa el nombre de Rubén Pirola, legislador con muchas reelecciones en la Cámara alta, y sin embargo nulo rodaje electoral fuera del departamento Las Colonias.
Esa ausencia de nombres propios competitivos –también hablaron con Rafael Bielsa– explica que para esta parte del peronismo sea importante ir arropado con los símbolos partidarios, en busca de un supuesto voto cautivo que le asegure el piso de partida.
El dilema del peronismo no está tanto en la elección de convencionales por departamento, donde lo más probable es que terminen amuchándose detrás de los actuales senadores o de quienes compitieron hace un año, sino la lista de 50 convencionales de distrito único.
Al no haber Paso y no ser el voto popular el que ordene las candidaturas, sumado a las muy moderadas expectativas de conseguir bancas, acordar una lista única es imposible en un partido que está híper atomizado, que viene de perder casi todo, que solo gobierna medio centenar de municipios que tiene que defender a capa y espada, carente de liderazgos y en el que todos se sienten con derecho a disputar todo.
Ir a una elección en esas condiciones debería poner a reflexionar a todo el PJ: ¿servirá para iniciar la renovación e instalar caras nuevas a pesar de las altísimas probabilidades de derrota y dispersión, o al final de cuentas será la tabla de flotación para los que pusieron al peronismo en esta situación?
No es casualidad que Marcelo Lewandowski y Omar Perotti, que son los dirigentes que más votos cosecharon en los últimos años, compitan por afuera del PJ. Aunque les reprochen que privilegian la construcción propia antes que la unidad del partido, ¿quiénes de los que hoy están en la vereda de enfrente están en condiciones de tirarles la primera piedra? La política argentina la ordena el poder y no las decisiones partidarias, como lo muestra lo que ocurre en el Congreso de la Nación con la UCR, el PJ y el PRO.
Lewandowski intentará ratificar su condición de principal elector peronista. Hay conversaciones con el partido Igualdad del ex socialista Rubén Giustiniani y con el MID. No dan por descartado un acercamiento con el espacio Rosario Sin Miedo que lideran el Movimiento Evita y el partido Ciudad Futura de Juan Monteverde y Caren Tepp. ¿Lewandowski se arrima a la centroizquierda no cristinista?
Perotti, figura definitoria a la hora de habilitar la ley de reforma constitucional, transmite que no será candidato a constituyente. Nada nuevo en el horizonte: lo definirá a último momento, para desgracia de su ladero Mirabella que una vez más tiene la ingrata tarea de llevarse las marcas hasta el final bajo riesgo de tener que bajarse del primer lugar a metros de la meta.
Aliados a medias
Amalia Granata y La Libertad Avanza negocian una alianza electoral complementaria. Al día de hoy las conversaciones se orientan a que cada uno lleve su lista de 50 convencionales por distrito único –la de Somos Vida encabezada por Granata y la de la LLA posiblemente por el diputado nacional Nicolás Mayoraz– y complementarse para los 19 restantes que se eligen a razón de uno por departamento.
Esa alianza selectiva entre el distrito único y los departamentos les permitiría achicar el déficit de desarrollo territorial de ambos espacios sin perder identidad política. El acuerdo va más allá de los constituyentes departamentales y alcanza a la primaria para cargos locales que se disputan en otra boleta pero en el mismo comicio.
El acuerdo implicaría el compromiso de apoyar al candidato mejor posicionado en cada departamento, indistintamente de su filiación política. Incluso podrían respaldar a independientes o peronistas que evalúan competir con listas distritales. En cualquier caso, la condición es que sean opositores a Unidos y al gobernador Pullaro.
Los negociadores son la propia Granata, su esposo Leo Squarzon y José Bonacci, propietario del sello Somos Vida y aliado tanto de la mediática como del mileísmo. Lule Menem y el asesor presidencial Santiago Caputo por parte del gobierno nacional.
Algo parece definido de antemano: libertarios y granatistas se desenvolverán en espejo en la futura convención constituyente, independientemente del número de bancas que consigan.
A 38 días del cierre de listas, esta fracción de la oposición tiene varios interrogantes abiertos. Sobre todo La Libertad Avanza, que el 13 de abril en Santa Fe tendrá su bautismo electoral en la era MIlei.
Si bien la Casa Rosada tomó la decisión de jugar en esta contienda, no está claro con qué nivel de involucramiento del gobierno nacional y del propio presidente. ¿Qué está dispuesto a poner en juego? ¿Cuánto le interesa a Milei enfrentar a Pullaro teniendo en cuenta que comparten electorado y que el radical no invade su intereses esenciales, y si confronta es de forma medida y selectiva, en asuntos circunscriptos a la provincia?
El FAS enciende la ambulancia
En la izquierda también hay conversaciones en marcha. En lo referido a fuerzas con representación parlamentaria, el Frente Amplio por la Soberanía, compuesto por once partidos y organizaciones (el Partido Comunista fue el último en sumarse) ve una oportunidad para aglutinar electores que vienen de distintas experiencias. Tendrá la competencia de los partidos históricos de la izquierda, que volverán a pedir votos para superar el piso del 2,5% para poder entrar en el reparto de constituyentes. También tiene zona de intersección electoral con la alianza entre Ciudad Futura y el Movimiento Evita, que busca proyectar la experiencia de Rosario al resto de la provincia.
El diputado Carlos Del Frade explicó que “como no va a haber primarias para constituyentes, en los partidos grandes hay mucha gente que no quiere saber nada con ciertas autoridades políticas y se acercan a charlar”. “Tenemos expectativas de que dirigencia peronista y radical se acerque; también cristianos de base que no están de acuerdo con este evangelismo que tiene desarrollo dentro del gobierno de la provincia”, sostuvo.
En la medida que haya definiciones en la oposición, el oficialismo tomará las propias. Si bien Unidos buscará que cada senador revalide en su territorio, la lista de 50 será muy conversada. Una cosa es tener enfrente a un político tradicional y otra a una outsider. Es un hecho que Pullaro estará al frente de esa lista, pero del segundo lugar para abajo los nombres de la vicegobernadora Gisela Scaglia, la senadora Carolina Losada o la diputada socialista Clara García danzan al son de paridad de género, equilibrios partidarios y el perfil más adecuado para las circunstancias que se presenten.