Santa Fe cerró el mes de noviembre con un superávit de 314.000 millones de pesos, cifra que equivale a una masa salarial del Estado provincial. Según Economía, en diciembre ese ahorro se esfumó con el pago de aguinaldos, gastos extra propios de fin de año y una menor coparticipación del impuesto a las Ganancias. El resultado del primer año de la administración Pullaro resultó equilibrado a pesar del profundo ajuste que el gobierno nacional practicó sobre las provincias y de la recesión.
El gobernador suele decir que hizo un ajuste “más profundo que el de Javier Milei”. Esa afirmación conlleva una retórica de época y guiño a las demandas de su electorado, pero también medidas de administración concretas que le permitieron al ministro de Economía Pablo Olivares terminar el año con cuentas equilibradas y sin haber apagado el motor de la obra pública provincial.
Este último dato es relevante, porque históricamente la principal variable de ajuste de las provincias es la obra pública. En esta ocasión el peso del ajuste se concentró sobre gastos corrientes. Achique de costos operativos en hospitales por medio de la compra centralizada de insumos y medicamentos, así como reformulación de compras de alimentos cárceles y nuevos esquemas de mantenimiento de rutas reportaron miles de millones de pesos, según publicita la Casa Gris. En las áreas menos críticas, ahí si el ajuste fue más clásico, reduciendo partidas a lo estrictamente necesario para funcionamiento.
Y con la masa salarial, que es la principal cuenta que paga el Estado provincial, ¿qué pasó en 2024? “Se ajustó por cantidad”, resaltan una y otra vez en el Ministerio de Economía.
Explican: “Si bien falta conocer con precisión la inflación del mes pasado, de punta a punta, es decir diciembre contra diciembre, los salarios de los agentes estatales quedaron igualados con la inflación”.
Cabe recordar que diciembre de 2023 fue la gran devaluación y que los precios de los salarios de toda la economía –incluidos los del sector público santafesino– corrieron bastante por atrás en los meses siguientes y comenzaron a remontar recién a mitad de año. Eso en relación a la inflación, aunque no así en términos de poder adquisitivo, resultado de los cambios de precios relativos y una ponderación en las mediciones del Indec que no está del todo ajustada a lo que es la estructura de gastos de las familias.
El ajuste “por cantidad” al que alude el ministerio que encabeza Pablo Olivares refiere a la combinación de haber dejado sin efecto las designaciones y/o aumentos de categorías (subrogancias) (850 cargos aproximadamente) dispuestos en 2023 por la administración Perotti y que el gobierno de Pullaro consideró irregular. Y a la no cobertura de vacantes en un año donde hubo muchas bajas, primero por la instalación pública y luego la concreción de la reforma previsional, en especial a partir de junio. Si bien esos cargos pasaron a engordar el sistema previsional, que se auxilió con fuentes de financiamiento de emergencia, provocó una importante reducción de sueldos a pagar en la administración central.
Obra Pública en base a ahorro
En la comparación interanual del gasto acumulado en los primeros once meses del año sobresale el crecimiento de los gastos de capital de Santa Fe, que a pesar del contexto de ajuste y recesión crecieron un 235%, muy por arriba del 177% de los gastos corrientes. La variación del índice de Precios al Consumidor en el período fue de 168%.
Ese notable incremento tiene dos explicaciones. La primera es que la base de comparación del año pasado es muy baja, ya que para noviembre de 2023 la mayoría de las obras públicas estaban paralizadas y los pagos congelados. Por otro lado, el producido por el ajuste en las cuentas de la provincia, según el gobernador, permitió en 2024 mantener “niveles de obra pública como en ninguna otra provincia”. Una buena porción fue a equipamiento en seguridad, el área donde se juega el contrato electoral de Pullaro con los santafesinos. El resto financió la continuidad de obras de la gestión anterior, las primeras iniciadas de la nueva gestión, el Plan 1000 aulas desde Educación, poner al día el Fondo Obras Menores a Municipios y Comunas (algo que destacan los intendentes de la oposición), los planes Brigadier (ex Incluir) y de Obras Urbanas (POU) que es con aportes a municipios y comunas y la contraparte local del endeudamiento de construcción de los grandes acueductos.
El dato que falta, y que ayuda a dimensionar el ajuste en Santa Fe, es que hasta noviembre, el acumulado de recursos tributarios totales del año –tanto propios como por coparticipación nacional– tenía una caída del 11% en términos reales respecto a 2023.
Tener la caja alineada en doble sentido –en función de las nuevas reglas de juego que impuso la Nación y de los objetivos propios–, le permitió a Pullaro poner un pie en 2025 con un abanico de obras de infraestructura de una escala relevante y que serán financiadas con recursos del Estado provincial: el puente Santa Fe-Santo Tomé, la circunvalación de Venado Tuerto, remodelación de avenida Ayacucho, tercer carril de la cabecera sur de la autopista Rosario-Santa Fe, y la red de los seis Gasoductos para el Desarrollo que en la primera etapa se licitaron por casi 200 mil millones de pesos.
Ajuste, ahorro y reforma constitucional
Este ordenamiento económico conseguido en el primer año, sumado al cumplimiento del resto de los objetivos políticos, decidió a Unidos a activar la reforma de la Constitución, puerta a un nuevo orden político-institucional en la provincia.
El primer paso es la elección de constituyentes. El oficialismo santafesino llega con amplio control del tablero electoral y tiene mucho para ganar, pero también de perder si el resultado no es el esperado.
En especial Pullaro, porque la elección será una suerte de plebiscito a su gestión con apenas un año y chirolas de rodaje. Por el contrario, un resultado positivo afianzará su liderazgo y la hegemonía de la alianza que lo sustenta. Tal vez también sea el salvoconducto para jugar en la política nacional, cosa que hasta ahora se negó a hacer.
Salvo un cambio repentino y dramático de las tendencias, Pullaro llegará a la elección con parte de su contrato electoral cumplido. La seguridad cerró el año con una reducción del 65% de los homicidios en Rosario en Santa Fe, y en consecuencia en el total de la provincia. Datos de menor contundencia aunque igual de positivos alcanzan a otros delitos.
Peronismo en crisis
La elección de constituyentes y las condiciones que impuso el oficialismo desarticularon la frágil convivencia interna del peronismo santafesino. El quiebre en el congreso partidario de hace una semana terminó con el perottismo, el sector del senador Marcelo Lewandowski y el Movimiento Evita afuera.
El cisma provocó nuevos temblores en la semana del Año Nuevo. El lunes renunció el vicepresidente del partido, Eduardo Toniolli. Y el jueves el perottismo pidió a las autoridades partidarias anular el Congreso y deslizó la posibilidad de recurrir a la Justicia. Ambas notas hacen referencia a un congreso amañado.
Las cartas parecieran echadas. Los que se quedaron irán con lista única, los atributos del Partido Justicialista y los fondos que distribuye el Estado que se pagan en función de los votos obtenidos en la última elección. Paradoja del destino, esos votos son resultado de la candidatura a gobernador de Marcelo Lewandowski con el PJ como principal soporte.
Lewandowski, el Evita y el perottismo tienen 33 días para armar listas o alianzas por afuera del partido. Es curioso: los principales electores de los últimos años quedaron de este lado, es decir afuera del PJ.
“Esperemos que baje la espuma, no hay que dar todo por perdido”, afirma un dirigente que se quedó adentro del partido, que está en la cocina política y que no ve que sea “negocio para nadie ir en varias listas”. Desliza que el único acuerdo que se puede descartar es con el sector de Omar Perotti, aunque no pareciera un escenario realista. Es difícil encontrar razones para que los que acaban de irse ahora acuerden listas con un partido que manejan otros. Los cambios que se avecinan en la Mesa de Acción Política del partido consolidarán más todavía ese dominio interno.
A Perotti lo desprecian por los acuerdos que hizo con el gobierno provincial. Le reprochan el acompañamiento a la mayoría de las leyes de Pullaro a cambio de colocar nombres propios como el de Rubén Weder en la Corte Suprema o el de Érica Gonnet (fue ministra de Medio Ambiente de Perotti), a la que se menciona como futura Defensora del Pueblo adjunta para Rosario y zona sur.
En realidad nadie en el peronismo está en condiciones de tirar la primera piedra contra Perotti por acordar con el gobierno. Basta recordar que cuando el núcleo de poder institucional del peronismo estaba concentrado en el Senado provincial y gobernaba el Frente Progresista en minoría, hubo acuerdos políticos con los gobernadores socialistas a cambio de recursos económicos, obras públicas y promoción de nombres que iban desde porterías de escuelas hasta cargos políticos, el Tribunal de Cuentas y la Justicia.
“La diferencia es que los senadores, que fueron los principales pero no los únicos que hicieron acuerdos políticos con esos gobiernos, nunca fueron tan osados como para conceder leyes que puedan destruir al peronismo, como una reforma constitucional en las condiciones que se acaba de aprobar”, explica un acérrimo crítico del rafaelino.
El punto no es la reforma constitucional en sí, sino la posibilidad de que la letra final de la futura Carta Magna incluya el balotaje en la provincia. “En ese caso el peronismo no gana nunca más”, exagera el mismo dirigente, consciente de que en esta época, aun siendo competitivo el peronismo, el no peronismo le gana si se aglutina enfrente.
Para el peronismo, abril será más que una elección de constituyentes. Será la batalla por prevalecer y conducir. Quien se imponga ganará la oportunidad de ofrecer un futuro distinto a este presente de fractura, derrotismo y ausencia de proyecto. En cuatro meses se revelará la incógnita. ¿A dónde están los votos del peronismo santafesino? ¿Adentro o afuera del PJ?