“El fútbol argentino ha vivido una jornada de fiesta, lejos de los rumores y de las especulaciones. Seguimos trabajando para disfrutar del deporte más lindo, que nos identifica, y nos representa en todo el mundo”, dijo pletórico Chiqui Tapia, el presidente de la AFA, tras la infartante definición de la Liga Profesional que terminó el domingo pasado con la consagración de Boca.
Lo que pasó fue maravilloso, pero fue lo que tiene que suceder siempre. Que los equipos vayan al frente, a ganar. Para eso les pagan a los jugadores, por eso sufre semana a semana la gente en las tribunas, delante de la tele o con la oreja pegada a la radio.
Como nunca antes, los cuatro grandes del fútbol argentino monopolizaron la definición del campeonato con intereses tan opuestos como versiones infundadas surgieron en la previa.
La supuesta poca predisposición de River e Independiente, los invitados a la fiesta de Boca y Racing, quedó en eso, un prejuicio que hizo trizas los malos pensamientos. Entre millonarios y rojos se llevaron 4 de los 6 puntos en juego.
“Principalmente a mí lo que me gustaría destacar es que en un país donde todo se sospecha de todo, donde todo está cruzado, todo es tan mezquino, que parece hasta vacío de valores, nosotros creemos que desde el fútbol a veces tenemos la posibilidad de sembrar semillas que signifiquen que más allá de todo se puede tener respeto y dignidad por la profesión, por el fútbol, por la pasión que nos genera a todos este deporte”, razonó Marcelo Gallardo, orgulloso de sus jugadores, antes de enviar un mensaje a los hinchas de River.
“Entiendo si hay hinchas enojados o tal vez frustrados. Pero creo que es la manera, entender que tenemos que representar y transmitir, más allá de las cosas, de ganar y perder. La dignidad y el sentimiento hacia lo que somos. Eso creo que tiene muchísimo valor. Sí, estoy contento, estoy muy orgulloso de sentir eso. Más allá de haber beneficiado a nuestro clásico rival. Es un orgullo tener esta paz interna. Me parece que más allá de nosotros no tener un año bueno futbolísticamente, sí tuvimos un proceso enorme de muchísimas cosas lindas vividas. Sobre todo, cerrarlo de esta manera, donde teníamos que resguardar nuestra integridad, nuestra dignidad y nuestros valores. De lo demás no se vuelve. Si esto se mantiene en River, va a ser más grande de lo que es”.
El mensaje del Muñeco es políticamente correcto, pero también se debe reconocer que el fútbol es un mundo aparte en el que muchas veces la derrota es bien vista.
Hay muchos hinchas de River enojados, por ejemplo, con Armani, que atajó un penal que le podría haber dado el título a Racing y, fundamentalmente, se lo hubiera quitado a Boca. Entre paréntesis, escandaloso penal que sólo quedó en anécdota porque Galván lo falló.
Javier Pinola, como no podía ser de otra manera, va en la misma sintonía que Gallardo.
“Sabemos que estamos en Argentina y cada uno piensa y dice lo que quiere. No me pone contento que Boca salga campeón, pero tenemos una filosofía que hay que seguir y es la de la honestidad. Nosotros sabíamos lo que teníamos que hacer y nunca miramos para el costado. Es verdad que la sensación es rara, pero teníamos que hacer lo correcto”, dijo el ex Central.
La naturaleza competitiva del futbolista argentino no sólo lo lleva a Europa, también lo hace protagonizar definiciones maravillosas en el ámbito local.
Se comprende perfectamente el mensaje de Gallardo, pero en el mundo River no todos están de acuerdo con haber colaborado con otra estrella para Boca.
Tampoco hubiera sido una locura que Independiente y River pierdan sus partidos, no eran favoritos, pero se hubiera hablado de más. Seguro.
Las tremendas presiones de los candidatos torcieron las tendencias y los partenaires terminaron robándose el protagonismo.
En realidad, sucedió lo que tiene que pasar siempre. Los equipos tienen que ir al frente en cualquier circunstancia.
También es cierto que son muy pocos los que pueden tener las espaldas de Gallardo para sostener un mensaje como el que difundió justo en el día de su última función y en medio de la vuelta olímpica de Boca para la que River colaboró.
“Teníamos que resguardar nuestra integridad, nuestra dignidad y nuestros valores”...
No más palabras.
O sí. La pregunta del millón. ¿Cómo hubieran actuado los equipos rosarinos en una situación así?
La respuesta la tiene el Kily González. Y se cae de madura.
“La gente acá lo tomaría de una manera totalmente aceptable en todo sentido (perder para perjudicar al clásico rival); somos muy especiales, distintos, se sabe lo que representan Newell's y Central para nosotros. Caminás en la calle y lo ves. Gracias a Dios que nunca me tocó una posibilidad de ese tipo porque no sé cómo reaccionaría, sería muy fuerte. Yo te diría «no quiero que salga campeón Newell's» pero estás representando a una camiseta con mucha historia, aunque el hincha no va a querer que el eterno rival salga campeón, no te lo va a perdonar. Agradezco a Dios no haber vivido una situación así porque ni sé cómo se puede vivir en esta ciudad”.
Y sí, aquí, seguramente, las barras hubieran amenazado a los jugadores para que jueguen a menos.
En estos tiempos, la cruda realidad desnaturaliza y precariza.
Es lo que una parte de la sociedad futbolera supo construir.
Es lo que hay.