En agosto se cumplen nueve años de la muerte y desaparición del cuerpo del jardinero de Parques y Paseos municipal, Gerardo “Pichón” Escobar, caso que tiene como principales acusados a empleados de seguridad nocturna y policías que hacían adicionales en un boliche del microcentro rosarino. Su cuerpo fue encontrado días después de su desaparición, flotando en el río Paraná, a la altura de la ex Zona Franca Boliviana, con golpes y signos de violencia. Los imputados fueron sobreseídos en la Justicia Provincial, pero la causa continúa en estado latente en la Federal.
La cita para conocer la historia sobre quién era Pichón será el viernes 28 de junio a las 20.30 en El Cairo cine público, con entrada gratuita y con la presencia del equipo de producción y familiares del joven.
La rotonda de Pellegrini y bulevar Oroño, en el centro de Rosario, es verde y está llena de flores. Mirando en dirección al río, adonde sale el sol, un arreglo hecho con plantines sobre el pasto forma el nombre en mayúsculas de “Pichón” Escobar, en un embate contra el olvido. Todo eso existe a pesar de que la causa judicial permanece bajo el interrogante de los tiempos judiciales.
La escritora y realizadora audiovisual Carla Ciarrochi pasaba con su bicicleta y puso el ojo en ese gesto de amor de los compañeros jardineros municipales del joven, como “un rescate de la memoria con una ofrenda”, y le dieron ganas de saber cómo mantienen este memorial viviente de flores blancas, para no olvidar lo que pasó, y a su vez dar color a la ciudad.
A poco de cumplirse el noveno aniversario de la muerte del muchacho de 23 años, los rosarinos podrán ver el documental de Carla Ciarrocchi “Un jardín para Pichón”, que comenzó siendo un cortometraje sobre el homenaje de sus amigos jardineros, pero la historia fue pidiendo más voces y espacio fílmico para reconstruir la vida del joven. El puntapié inicial terminó siendo un largometraje de mayor complejidad, y como le dice su directora, "de mucha luminosidad, por el modo en que convirtieron su duelo en lucha amorosa".
En diálogo con Rosario3, la directora aclaró que “es una película sobre la memoria de Pichón, y no sobre el caso”, aunque cuenta con material de archivo judicial. Estos casos, como el de Bocacha Orellano y el de Franco Casco, son según ella, diferentes a cualquier duelo de muerte de un ser querido: “Hay una onda expansiva del dolor que queda en los cercanos. Todos hemos perdido a alguien, pero ni nos arrimamos a un dolor semejante a esto que hicieron con Pichón. Lo persiguieron, lo golpearon y lo tiraron al río para desaparecerlo”, describió.
Las consecuencias en los allegados son de dolor, pero también de lucha compartida. Y como en otros casos similares de víctimas de supuesta violencia policial que no encuentran respuestas contundentes de la Justicia, “sus familiares militan con coraje y conciencia social para que estas cosas no vuelvan a pasar”, aseveró.
Los protagonistas, la música y la esencia del film
Carla recordó que como ocurre en toda creación documental, aparecieron cosas inesperadas y el film fue mutando su guión. A su vez, "se cancelaron entrevistas a algunos amigos que tenían miedo. Ellos viven en el barrio Alvear, al igual que uno de los imputados. La impunidad del caso es total, y respeté su temor", destacó.
En torno al guión, recordó que lo había escrito en un taller con Luisa Irene Ickowicz en Buenos Aires, y aseguró: “No pensaba que lo iba a llevar a cabo, pero era un caso que me conmovía”. Y reconoció que los fomentos estatales son fundamentales para la concreción de todo proyecto fílmico por los altos costos de cada día de filmación y luego de postproducción: “El documental se hizo cuerpo cuando gané el fomento provincial, que fue solo el puntapié. Hubo otros subsidios del Concejo, de Cineclub, del recurso Puente y Rosario Filma municipal, y seguimos buscando más para cubrir los gastos que aún tenemos que cubrir”.
Destacó que este documental se pudo realizar con el acompañamiento cercano de la familia de Pichón: “Su hermana Luciana, quien enarboló el reclamo de justicia con la Multisectorial Contra La Violencia Institucional, buscó seguir su vida familiar y su propio camino en otra provincia. Y sin conocerme desde antes, confió en este documental y nos abrió las puertas sin dudarlo”.
Recordó entonces que la madre de Pichón también acompañó de cerca, aunque no fue una de las personas entrevistadas. Sobre ella aseveró: “Ella es creyente, y su hijo era muy creyente también. Y fue importante cuando me dijo que él nos estaba acompañando en el proyecto. Yo no creo en Dios, pero durante todo este tiempo le hablé mucho a Pichón, lo siento cerca aunque no lo haya conocido. El día que terminamos el montaje le dejé una flor en su tumba”.
Entre las voces que se verán reflejadas en esta historia están compañeros de trabajo de la Dirección de Parques y Paseos, docentes de Pichón del Eempa donde cursaba secundario, y su hermana Luciana.
La música del film es de Nicolás López, y la canción final es “Florista” de José Santucho y Julián Venegas. Sobre esta canción, la cineasta recordó cómo fue incorporada de último momento de una forma casi mágica: “La canción de cierre era otra, y hace un mes fui a un recital de Venegas y Santucho en el galpón 11 y flasheé. Escuchaba una canción que parecía escrita para Pichón. Así que se lo pedí y por suerte se coparon”.
En el film se devela también sobre el origen del sobrenombre Pichón, que lo tenía desde muy pequeño.
Tras conocer que había ganado el fomento, la investigación a Carla le llevó un año, con varias entrevistas antes de filmar a todos los allegados, y armando el equipo de filmación. Se grabó en el parque Independencia, en el río Paraná donde fue hallado el joven sin vida. Ahora, a menos de un mes de ser presentado en El Cairo, el film está en la etapa de color y de sonido.
“Veo el corte final y me sigue conmoviendo cada vez, porque me resulta emocionante lo que hicieron ellos, con lo que vivieron y con su dolor”, expresó conforme con el resultado. Y desarrolló entonces: “Cuando charlo con amigos sobre el tema, hay quienes me dicen «yo salgo a matarlos» y, en cambio, los seres queridos de Pichón hacen con eso algo muy luminoso, que es admirable”.
Consultada sobre la unicidad que tiene el caso, Ciarrochi explicó que “Pichón y otros casos similares son muertos de todos, como sociedad. Entonces siento que hay que acompañar los reclamos de justicia, no olvidarlos, poner el cuerpo porque los mataron funcionarios del Estado”.
Ahora el trabajo del equipo fílmico será el de llevar el documental a todos los festivales posibles y espacios, “para que se conozca la historia de Pichón”.
El guion y dirección de "Un jardín para Pichón" es de Carla Ciarrochi, y la producción es compartida por ella y Virginia Giacosa. Franco Leiva es asistente de dirección, Sebastián Pancheri y Federico Barbará en la dirección de fotografía y en cámaras, y la fotografía en rodaje es de Javier Pérez Gurgone. Fernando Romero de Toma en sonido directo y postproducción de sonido de Santiago Zecca. El montaje es de Barbará y Ciarrochi, la música original de Nicolás López, canción final de José Santucho y Julián Venegas. Drone de Fito Philadelphia. Afiche: diseño de Aníbal Pérez y fotografía de Rocío Gastiazoro.
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