La acumulación de restos en una playa marítima descubierta en la ciudad bonaerense de San Pedro es “como abrir la ventana al pasado, ver a todos sus protagonistas y dilucidar las condiciones ambientales” de otras épocas, afirmó este lunes José Luis Aguilar, director del Museo Paleontológico de San Pedro.
El Equipo de Museo de la ciudad de San Pedro descubrió, la semana pasada, una playa marítima de más de 5.000 años de antigüedad a partir de restos de animales y vegetales en Campo Spósito, en la zona conocida como Bajo del Tala, a 180 kilómetros de Buenos Aires, mientras se realizaban excavaciones de tareas rurales.
Aguilar explicó a Télam que “la acumulación de restos es como abrir la ventana al pasado y poder ver a todos sus protagonistas animales y vegetales, y a través de ellas, dilucidar las condiciones ambientales”.
Y agregó, en diálogo con esta agencia que “San Pedro es una zona con muchas quebradas y barrancas que permite hurgar en capas de nuestra prehistoria, entre 5.000 y 800.000 años de antigüedad y encontrar un fósil de un armadillo prehistórico, un perezoso gigante o la entrada del mar a nuestra zona”.
Respecto a esto último, agregó que hace “unos 7.000 a 8.000 años se produjo un gran calentamiento a nivel global que hizo que se derritieran los polos y se incrementara el nivel de los océanos. Al haber más volumen de agua, el mar ingresó por el cauce del río de la Plata y el Paraná, y fue ocupando todos los sectores más bajos del norte bonaerense y el sur entrerriano”.
En Campo Spósito, uno de los yacimientos más importantes de la zona, las aguas marinas ingresantes socavaron algunos sectores y formaron playas de poca profundidad, de 40 a 50 metros de ancho pero de gran extensión, donde quedaron depositados restos de animales de agua o de tierra que habitaban ese ecosistema.
“Encontramos acumulación de materiales dejados por el oleaje, hasta ahora clasificamos unas 15 especies de animales diferentes y unas 3 clases de plantas”, explicó el científico.
Y agregó que entre estos animales hay moluscos como caracoles de agua dulce, conchillas, ostras y almejas, dos especies de roedores y muchas cáscaras de huevos de ñandú.
Respecto a lo lo vegetal, “se han encontrado muchos sedimentos de madera, algunas semillas y espinas”.
Consultado sobre restos de alfarería, Aguilar ratificó esta información: “hay ciertos sectores de manufactura de alfarería de los grupos humanos que vivían en esta zona, que nos sirven para saber que hubo algunos pueblos que convivieron en estos ecosistemas”.
“Básicamente eran pueblos querandíes que habitaron estas zonas hace entre 900 y 1.100 años de antigüedad”, dijo.
Respecto a las barrancas, explicó que responden a tres capas geológicas diferentes. La primera es la etapa Lujanense, que transcurrió entre 10.000 y 100.000 años atrás; luego viene la edad Bonaerense, que ocurrió hasta hace unos 500.000 años, y la Ensenadense, que llega hasta 800.000 años de antigüedad.
Daniel Loponte, arqueólogo e investigador del Conicet, detalló en su oportundiad que "las evidencias paleontológicas y arqueológicas que tenemos del Holoceno medio para el Delta del Paraná son muy escasas".
Por eso, agregó, hay que resaltar la importancia de este nuevo registro "ya que carecemos de todo dato acerca de las poblaciones humanas que vivieron en la región".
Respecto a los fósiles extraídos, había resaltado que "presentan un gran estado de conservación" y, entre los registros más destacados señalaron "decenas de ejemplares de conchillas del género Erodona" y "un pequeño caracol de siete milímetros de longitud llamado Heleobia australis".