Las mil caras del fuego. Tantas según desde donde se lo mire, según el momento en que se lo enfrente, según quién lo encienda y quién lo apague. Fabián Daydé tiene aprendido sus matices incandescentes, sus amagues y su encantador corcoveo. Sabe hasta dónde puede llegar su baile brujo, el dolor que causa y su poder desbastador. Hace 39 años se sumó a la Brigada de los Bomberos Voluntarios de Victoria atraído por esa autobomba ruidosa que rompía el silencio de la ciudad entrerriana a puro grito de sirena, y desde entonces pelea cuerpo a cuerpo con las llamas.
Por estos días forma parte del operativo integral desplegado por el Plan Nacional del Manejo del fuego para apagar los focos encendidos en la zona de islas. Esas tierras que pisa desde que tiene memoria tanto para respirar sus verdores como también para extinguir sus incendios. De cara a las llamas, brindó su mirada a Rosario3 sobre este fenómeno que cruza el río; los restos del fulgor que asfixian a los rosarinos.
Desde el viernes pasado, Fabián y sus compañeros pasan 6 horas por día peleando sin tregua contra las llamas que pueden ser petisas como también medir 5 metros. Sus alturas las determinan los pajonales qie fagocitan con voracidad. A corta distancia, intentan aguar ese abrazo y en paralelo, cavan caminitos en la tierra que sirven de tope al despliegue fueguino. Le salen al cruce, serios y compenetrados pero también risueños porque el ánimo de los bomberos también requiere de vaivenes. “A veces hasta nos jugamos bromas, es parte del sostenimiento y la tranquilidad cuando nos cansamos pero todo se basa en la experiencia y en la capacitación recibida”, señaló. ¿Miedo? “Si me preguntás si hay riesgo en cruzar avenida Pellegrini, sí lo hay. Pero cruzás con cuidado, cómo se tiene que cruzar y manejás el miedo, se puede”, ejemplificó.
Todos los fuegos
Daydé advirtió que en la sucesión de focos que se combaten hoy en día hay una cuestión natural que es provocada por la sequía, la bajante del río y la helada. “Cuando está seco todo se predispone a la propagación de los focos. La cabeza de un foco se corre y se va multiplicando. Todo esto está agravado por el tema climático”, advirtió y recordó incendios de similar envergadura en 2004, 2006 y 2008.
“Yo soy un defensor de esta zona de islas desde chico, cuando tuve la oportunidad de entrar. Quiero que mi nieta y sus hijos sigan teniendo la isla que yo conocí”, manifestó y agregó: “Cuando el hombre toca, rompe y el hombre es fuerte. Somos dañinos pero también hay situaciones especiales”, planteó y explicó: “Hoy la naturaleza permite quemar, puede sonar disparatado pero su no hubiese una predisposición, un condimento natural, no se produciría. La naturaleza necesita un cambio de piel para seguir con más fuerza, la quema le permite sacarse la mugre de encima pero hay que ver cuándo se hace”.
El segundo jefe de Bomberos Voluntarios de Victoria apeló a las quemas en otros países como método de limpieza de la tierra. Pero aclaró: “Todo esto se tiene que dar en un marco de manejo razonable del fuego. Acá es evidente que se hace caso omiso a las leyes vigentes, a los formularios y la organización requerida. El fuego, paradójicamente, cuida y destruye”.
El “desmanejo” es la palabra clave para este conocedor de la isla y sus latidos. “Cuando se pide permiso para prender no hay problemas”, apuntó y consideró también echarle un ojo “al escenario del fuego”. De acuerdo a lo que indicó, las llamas que hoy se combaten se concentraron en 15 kilómetros cercanos a Rosario: “No me estoy sacando el lazo pero acá ha habido un cambio de conducta de quienes tienen o trabajan las tierras. En el resto de Entre Ríos no sucede”, observó.
Lo que viene
Consultado sobre cuándo se podrá controlar totalmente el fuego que arde en los bordes de enfrente, manifestó: “Sería atrevido decir que un día o en 5 se termina. Esto está sujeto a las condiciones de la naturaleza, ella manda y va a decir hasta cuándo”.
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