La poliomielitis es una enfermedad muy contagiosa que afecta sobre todo a los niños menores de 5 años, pero también a personas de cualquier edad que no estén vacunadas o tengan sus esquemas incompletos de vacunación. Es causada por uno de los tres poliovirus que ingresa al organismo por vía oral (manos sucias, agua o alimentos contaminados), afecta al sistema nervioso y puede causar parálisis. En los lugares donde existe un saneamiento deficiente (no provisión de agua segura ni eliminación sanitaria de excretas), el virus puede dispersarse muy rápidamente en la comunidad que no está vacunada. La transmisión, en estas condiciones, es muy alta: 100% en niños y 90% en adultos.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 200 infecciones genera parálisis irreversible, por lo general, en las piernas. Pero, además, de esos casos, entre el 5 y 10% mueren por la parálisis de los músculos respiratorios.
Desde que la persona susceptible se infecta, hasta los primeros síntomas transcurren 3-35 días (más común 7-14 días). Los primeros síntomas son los de la enfermedad menor: fiebre o febrícula, dolor de cabeza, cansancio, manifestaciones digestivas (vómitos, diarrea) o respiratorias, que involucionan. Después, en forma brusca, se presenta la parálisis que afecta músculos aislados, en especial de miembros inferiores y superiores. En la Argentina el último caso de poliomielitis por virus salvaje se presentó en el año 1984 y en el continente americano, en Perú, en 1991. La OMS declaró la eliminación de la poliomielitis por virus salvaje del continente americano en el año 1994 y fue la primera región en lograrlo.
En la actualidad, debido al descenso en las tasas de vacunación (muy por debajo del nivel óptimo de 95%), se comunicaron algunos casos de poliomielitis en áreas en las que la enfermedad estaba eliminada. África fue declarada libre de polio salvaje en el año 2020 pero en 2021 se detectó un caso de poliovirus salvaje en Malawi y desde allí se propagó a Mozambique donde se registraron 4 casos. En Londres (Reino Unido), los testeos en las aguas residuales indicaron la presencia de poliovirus salvaje, en tanto en Nueva York (Estados Unidos) por primera vez en más de 10 años surgió la circulación del poliovirus en un condado cuyas tasas de vacunación están por debajo del nivel recomendado, así como también en otros Condados. En nuestra región, después de 33 años, se detectó recientemente 1 caso de poliomielitis en el estado de Paraná, Brasil.
La polio es una enfermedad que no tiene cura, pero se puede prevenir a través de la vacunación. Es importante promover la vacunación ya que, si hay 1 niño infectado, a nivel global hay riesgo que las personas no vacunadas o con esquemas incompletos puedan contraer la enfermedad. De allí que la vacunación es fundamental para lograr la erradicación de la polio en el mundo, meta pospuesta desde el año 2000.
Las autoridades de Salud iniciaron a partir el 1 octubre de 2022 una Campaña Nacional de Vacunación contra sarampión, rubéola, paperas y poliomielitis para niñas y niños de 13 meses a 4 años inclusive, quienes deben recibir las dosis adicionales, independientemente de las dosis recibidas con anterioridad. A la fecha las coberturas logradas son bajas (un tercio de la población objetivo) por lo que deberían intensificarse las acciones y muy especialmente la comunicación a la comunidad. La poliomielitis es una enfermedad grave que no tiene cura y deja secuelas permanentes. La vacunación es la mejor medida de prevención y la que permitirá lograr la erradicación.