El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, avaló el convenio y destacó que “hay una serie de coincidencias virtuosas que hacen esto posible: la cooperación internacional; la articulación entre lo público y lo privado que permite escalar los hallazgos; la articulación entre la investigación básica y la medicina transnacional".
También mencionó "la articulación interinstitucional entre el Ministerio de Ciencia, el Conicet, la Agencia I+D+i y las universidades; y la importancia de la ciencia como política de Estado, como se ve en este caso de una investigación que llevó más de veinte años".
Mediante este acuerdo, GSK adquiere los derechos para poder trabajar y optimizar este anticuerpo de desarrollo nacional, realizar los ensayos clínicos correspondientes y, en caso de comprobarse su eficacia, convertirlo en un tratamiento.
Como contraprestación, Conicet recibirá un pago inicial y futuros pagos acorde a la obtención de resultados, así como también el pago de derechos sobre futuras ventas netas de cualquier medicamento desarrollado en base a este anticuerpo o a cualquiera de sus derivados en cualquier país del mundo.
"Este anticuerpo monoclonal lo desarrollamos junto a la doctora Mercedes Fuertes en el año 2000. Yo había hecho mi doctorado en Texas, Estados Unidos, cuando comencé a estudiar esta proteína llamada MICA y al regresar a la Argentina formé un grupo de investigación para continuar la tarea", contó a Télam Norberto Zwirner, Investigador Superior del Conicet y Director del Laboratorio de Fisiopatología de la Inmunidad Innata, Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme-Conicet).
Y añadió: "Lo que empezamos a hacer fue generar un anticuerpo que permitiera rastrear la presencia de MICA, molécula sobre la que sabíamos muy poco por ese entonces, hasta que se descubrió que estaba presente en las células tumorales y no en las sanas".
Zwirner describió que un tiempo después GSK se interesó en este desarrollo y se realizó un primer convenio a partir del cual se comenzó a estudiar si este anticuerpo contra MICA que habían obtenido tenía una utilidad terapéutica.
"Descubrimos que sí, que el anticuerpo monoclonal no sólo permitía detectar dónde se expresa MICA sino que tenía un marcado efecto terapéutico. Entonces GSK realizó lo que se denomina 'humanización' del anticuerpo para desarrollar un producto que sea eventualmente bien tolerado en pacientes, y comenzamos a hacer estudios con células humanas en cultivos (in vitro). Los datos obtenidos también avalaron las propiedades de este anticuerpo; y a partir de ahí se decidió avanzar en este acuerdo de licencia para realizar los ensayos clínicos (en pacientes) porque requieren una inversión e infraestructura a nivel global que es lo que va aportar GSK", señaló.
El investigador explicó que la proteína MICA está presente en todo tipo de tumor, por lo cual "la esperanza de máxima es que este anticuerpo sirva para cualquier tipo de tumor".
El anticuerpo monoclonal, al igual que cualquier anticuerpo monoclonal terapéutico existente, va a ser administrado por vía inyectable, aunque todavía no está definida la dosis ni la frecuencia en que se administrará (esa información surgirá de los estudios clínicos que se llevarán a cabo).
Los siguientes pasos son terminar de optimizar la molécula para que sea la mejor posible para administrar a un paciente, y luego presentar toda la documentación en los entes regulatorios de Estados Unidos (FDA), de Europa (EMA) y de Argentina (ANMAT) para poder comenzar con los ensayos clínicos, que están previstos que empiecen no antes del segundo semestre de 2023.
"Estamos en la era de la inmunoterapia y la inmunooncología, esto significa que a través una molécula (en este caso un anticuerpo) tratamos de explotar al máximo el potencial del sistema inmunológico del propio paciente para que sea éste el que elimine el tumor", señaló Zwirner, quien también es Profesor Asociado de Inmunología Celular y Molecular del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Y continuó: "Lo que buscamos es que sea el sistema inmunológico el que rechace ese tumor pero al mismo tiempo no haga daño a las células sanas y esa es una de las esperanzas que tenemos con este anticuerpo anti MICA. Estamos ante la posibilidad de encontrar una nueva medicina en el campo de la inmunoterapia".
El acuerdo con GSK es, para Zwirner, parte de un ciclo virtuoso al que está orgulloso de pertenecer: "Yo comencé a estudiar esto en el año 1995 en un laboratorio y ver que hoy llega al paciente es una emoción muy grande y muy difícil de alcanzar".
"Este hito -continuó- está marcado por dos cuestiones: por un lado, por la importancia de hacer ciencia en Argentina y las posibilidades que dan instituciones como Conicet y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; y por el otro, hay que mencionar que no es posible llegar al paciente sin la colaboración entre el sector público y del sector privado".
Y recordó que, en este caso, "esa colaboración se dio a través del programa Trust in Science de la empresa GSK, a través del cual no sólo nos brindaron financiamiento, sino que además a través de conferencias periódicas con investigadores de Estados Unidos y el Reino Unido se avanzó enriqueciendo el desarrollo del proyecto; es decir, que el programa Trust in Science representa mucho más que un simple financiamiento: es una cooperación integral y genuina entre el sector público (Conicet y el sector privado (GSK)".
En este contexto, la presidenta del Conicet, Ana Franchi, señaló: "Me siento orgullosa de la asociación con GSK a través de Trust in Science desde 2011 en Argentina. La inversión continua en la comunidad de investigación y desarrollo es una prioridad para Argentina y este acuerdo representa lo que puede ocurrir mediante este compromiso presente".
Trust in Science opera actualmente en Argentina, Brasil, México, Uruguay e India y éste es el primer acuerdo de esta envergadura que la compañía firma con un organismo de ciencia y técnica de América Latina.