Un delincuente de 60 años fue detenido en la noche de este miércoles en Callao al 3000 después de haber cometido una violentísima entradera a una mujer de 82 años, a la que golpeó durante tres horas en su casa. La víctima contó que llegó a darle té al ladrón para que se calmara, ya que tenía palpitaciones. En la huida, se cayó del techo de un taller mecánico y terminó arriba de un auto, al que le generó daños.
Todo comenzó –de acuerdo a fuentes policiales– cuando un hombre de 66 años comenzó a escuchar ruidos en el techo de su domicilio. Al salir, vio a un sospechoso que saltó a la casa de su vecina. A las horas escuchó a la mujer que gritó que le habían robado.
Gloria, la víctima, relató este jueves en De 12 a 14 (El Tres) que el ladrón la golpeó desde las 18.30 hasta las 21 que se fue del lugar. "Tenía una corbata, una soga grande y una bolsa de nylon para mi cabeza. Yo me resistía, pero en un momento no daba más. A él le agarraron palpitaciones, se sentó y tomó agua. Yo le dije que se tomara el té con azúcar que me había preparado. Ahí me contó que era diabético. Era un hombre grande", señaló.
"Él tenía un guante de latex. Después se lo sacó. Me metió la mano en la boca y me rompió la dentadura. Es más, me sacó una muela", agregó.
La mujer también explicó que el sospechoso "revolvió todo" en su domicilio. "Quería plata, joyas. En mi vida pasé esto", concluyó.
El ladrón huyó después por los techos, hasta que se le aflojó una chapa a un galpón por el que estaba corriendo. En ese marco, cayó sobre un Ford Fiesta negro, al que le rompió el parabrisas y le abolló parte de la chapería.
El sospechoso fue encontrado dentro del galpón, en el interior de un utilitario blanco. Se le secuestró una mochila que contenía una moladora, una cinta métrica, dos destornilladores, una cinta de papel, dos rollos de cables, dos discos de corte, cuatro relojes de pulsera, una pulsera de metal, tres cadenitas de oro, prendedores plateados y trozos de soga.
La mujer 82 años víctima de la entradera fue asistida por un traumatismo facial.
