Este miércoles se cumplen 26 años de la muerte de Alberto Olmedo. El humorista que caminó por las calles de Rosario junto a sus amigos –algunos de los cuales inspiraron su personajes– es el autor de frases memorables. Pero el "de acá" que reiteraba una y otra vez sea quizás el gesto más representativo de su pertenencia.

Olmedo cayó un 5 de marzo de 1988 del piso 11 de un departamento del edificio Maral 39 de la ciudad de Mar del Plata.

Por entonces, protagonizaba en la Feliz la obra Éramos tan pobres –hablando de frases– y se preparaba para el estreno de la película Acción peculiar, cinta que protagonizó junto a Jorge Porcel, con quien integró una dupla irresistible.

En distintas entrevistas señaló que una de sus primeras changas fue formar parte de la claque del teatro La Comedia, una tarea que alternaba con acrobacias.Tal era su destreza que llegó a formar parte del Conjunto de Gimnasia Plástica en el club Newell`s Old Boys y  la Troupe Juvenil Asturiana.

A fines del ´54, Olmedo viajó solo a Buenos Aires con hambre de más.

Una vez en “la Capital” se sumó al team del programa La troupe de la TV, en el ex canal 7, donde trabajaba como switcher.

No faltaba mucho para que el Capitán Piluso y Coquito (Humberto Ortiz) invitaran a tomar la leche. El segundo hacía los libretos del programa, pero, Alberto pocas veces los respetaba.

Después llegarían Operación Ja Ja (1964) –el ciclo de Gerardo y Hugo Sofovich donde debuta "Rucucu"– El Botón, El Chupete, Fresco y Batata (con Jorge Porcel) y Alberto y Susana (con Susana Giménez).

Hasta que el otro Negro rosarino concretó un antes y después a la hora de hacer humor en la pantalla chica: No toca botón.

Allí presentó personajes como “El Manosanta", "El Mucamo Perkins", el sketch "Álvarez y Borges" (junto a Javier Portales) y “Rogelio Roldán”.

En teatro trabajó con José Marrone, Jorge Porcel, Susana Giménez y Moria Casán, entre otros.

En cine hizo Expertos en pinchazos, El rey de los exhortos, A los cirujanos se les va la mano, Las mujeres son cosa de guapos, Basta de mujeres, por citar algunos títulos.

Más allá de las críticas que despertó en su momento, entre "burdo" y "vulgar", el tiempo le dio la razón. Olmedo tuvo su reconocimiento tardío.

Es más, su manejo de la tele, el modo en que se animó  a mostrar el detrás de cámaras y la complicidad que estableció el televidente –inédita hasta ese momento– se colaron entre los textos académicos de muchos estudiantes universitarios.