La Asamblea Nacional (parlamento unicameral) de Cuba iniciará este miércoles la sesión constitutiva de su próximo período quinquenal con la misión extraordinaria de designar un jefe del Estado que por primera vez en más de 59 años no llevará el apellido Castro.
Raúl Castro, de 86 años y al frente del gobierno desde 2006, cuando sucedió a su hermano Fidel, ya anunció que dejará el cargo y, si no hay sorpresas, lo sucederá el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, quien el viernes próximo cumplirá 58 años.
Tras un complejo proceso electoral cumplido en tres etapas, los 612 miembros de la Asamblea –todos pertenecientes a organizaciones afines al Partido Comunista de Cuba (PCC) gobernante– asumirán este miércoles y escogerán a mano alzada a los 30 integrantes del Consejo de Estado.
La otra gran novedad será la separación entre el Estado y el PCC, pues Castro continuará hasta 2021 como primer secretario del partido al que la Constitución de la isla considera como "la fuerza dirigente superior de la sociedad".
Durante décadas, el gobierno y el PCC estuvieron dirigidos por la misma persona: primero Fidel Castro y luego Raúl Castro.
Asimismo, con Díaz-Canel (ingeniero electrónico, exoficial de las Fuerzas Armadas y exdocente universitario), por primera vez el máximo cargo de gobierno de la isla estará en manos de una persona nacida bajo la revolución cubana.
La vida cotidiana
La situación económica, la vivienda, el transporte e incluso la burocracia y la corrupción aparecen entre las preocupaciones que señalan algunos cubanos cuando se les pregunta por las principales necesidades que debería resolver el nuevo presidente.
Los más jóvenes confían también en que mejoren las condiciones para el acceso a las nuevas tecnologías: "Internet todavía es muy caro para el cubano", dijo a la agencia Efe Yohandry.
Sobre Díaz-Canel y la posibilidad de que se convierta en el presidente de Cuba, la mayoría de los entrevistados valora su experiencia política y capacidad.
"Fue un gran dirigente del partido en Santa Clara (centro de Cuba). Era un dirigente de clase humilde, que cogía la bicicleta y se recorría Santa Clara completa y buscaba las deficiencias", aseguró Eduardo, vendedor callejero de los periódicos oficiales de la isla que dice tener "el orgullo" de haber conocido al todavía primer vicepresidente.