El aprendizaje basado en el pensamiento, conocido como TBL por sus siglas en inglés (Thinking-Based Learning), es una metodología activa que enseña a los alumnos a pensar, razonar, tomar decisiones y construir su propio aprendizaje a través del trabajo de los temas curriculares.
El objetivo no se limita a que los estudiantes adquieran los conocimientos del temario, sino que también desarrollen destrezas y habilidades relacionadas con el pensamiento y puedan ponerlas en práctica en el futuro de forma autónoma para cualquier otro tema.
El sitio Aula Planeta desarrolló las claves y ventajas de este enfoque.
- Lo fundamental de esta metodología es que no se trata de memorizar o aprender nociones básicas sobre un tema o concepto, sino de poner en práctica y asimilar los procedimientos necesarios para generar y desarrollar el conocimiento.
- El profesor debe orientar e instruir a los alumnos en los procedimientos necesarios para realizar razonamientos de orden superior y en las rutinas de pensamiento que después los estudiantes ponen en práctica para afrontar de forma reflexiva y profunda los contenidos que están aprendiendo.
- Se utilizan distintas herramientas y estrategias, como preguntas específicas y organizadores gráficos, y se trabaja en grupos cooperativos.
- Los alumnos aprenden a pensar y tomar decisiones con destreza, teniendo en cuenta las opciones disponibles, las consecuencias positivas y negativas y su importancia, y seleccionando la mejor opción según ello.
- De este modo el pensamiento crítico y creativo queda integrado en la enseñanza-aprendizaje de los contenidos. Además, logra en los alumnos un conocimiento más profundo y significativo.
- Es una metodología muy versátil, que puede aplicarse a cualquier materia, tema o concepto, así como también combinarse con otras como el aprendizaje por proyectos, el trabajo colaborativo o la pedagogía inversa o flipped classroom.
- Permite una evaluación más eficaz. Con el TBL el resultado es solo una parte del aprendizaje: lo esencial es el procedimiento realizado para alcanzar el conocimiento. Esto afecta también al proceso de evaluación y, al afrontar un examen los alumnos no se limitan a recordar lo aprendido, sino que reproducen el proceso, relacionan la información adquirida y demuestran una verdadera comprensión de los conceptos o temas evaluados.