Registros satelitales recientes mostraron que la capa de hielo marino que rodea a la Antártida está muy por debajo de cualquier nivel invernal registrado anteriormente, dato que preocupa a los especialistas puesto que llega de una región que parece volverse cada vez menos resistente al calentamiento global.

"Está tan lejos de todo lo que hemos visto que es casi alucinante", dijo al respecto Walter Meier, que monitorea el hielo marino en el Centro Nacional de Datos sobre Hielo y Nieve de Estados Unidos. El experto consideró que la densidad que perdieron estas capas de hielo no se recuperarán.

Este fenómeno podría desencadenar consecuencias de escala global, ya que la enorme extensión de hielo de la Antártida regula la temperatura del planeta. Esto es posible gracias a que la superficie blanca refleja la energía del Sol de regreso a la atmósfera y también enfría el agua debajo y cerca de ella.

A medida que desaparece más hielo marino, la energía térmica que se agrega al agua contribuye con el derretimiento.

El hielo que flota en la superficie del Océano Antártico mide ahora menos de 17 millones de kilómetros cuadrados, es decir, 1,5 millones de kilómetros cuadrados de hielo marino menos que el promedio de septiembre y muy por debajo de los mínimos históricos del invierno anterior.

En un año en el que se han superado varios récords mundiales de calor y temperatura de los océanos, algunos especialistas insisten en que el bajo nivel del hielo marino es la medida a la que hay que prestar atención.

Aunque los científicos todavía están tratando de identificar todos los factores que llevaron a la disminución del hielo marino de este año, el aislamiento, el frío extremo y los fuertes vientos han dificultado los trabajos.

El hielo marino se forma en el invierno del continente (de marzo a octubre) antes de derretirse en gran medida en verano, y es parte de un sistema interconectado que también consta de icebergs, hielo terrestre y enormes plataformas de hielo.

El derretimiento del hielo marino podría desencadenar consecuencias a escala global.

La Dra. Caroline Holmes, del Servicio Antártico Británico, explica que los impactos de la reducción del hielo marino pueden volverse evidentes a medida que la estación pasa al verano, cuando existe la posibilidad de que se produzca un ciclo de retroalimentación imparable de derretimiento del hielo.

A medida que desaparece más hielo marino se exponen áreas oscuras del océano, que absorben la luz solar en lugar de reflejarla, lo que significa que la energía térmica se agrega al agua y contribuye con el derretimiento de más hielo.

Eso podría agregar mucho más calor al planeta, alterando el papel habitual de la Antártida como regulador de las temperaturas globales.

Desde la década de 1990, la pérdida de hielo terrestre de la Antártida ha contribuido en 7,2 mm al aumento del nivel del mar. Y si grandes cantidades de hielo terrestre comenzaran a derretirse, los impactos serían catastróficos para millones de personas en todo el mundo, fundamentalmente en las comunidades costeras.