Aerolíneas Argentina y los sindicatos aeronáuticos del ala dura reanudaron esta tarde las negociaciones salariales del Gobierno, en medio de una fuerte presión del Gobierno: fuentes oficiales dejaron trascender que Javier Milei quiere que los gremialistas “acepten discutir los convenios colectivos y eliminen los beneficios” que tienen los empleados de la compañía estatal.
“Estamos lejos del acuerdo, pero queremos seguir apostando al diálogo”, dijo uno de los referentes sindicales del sector mientras había comenzado el primero de los tres encuentros, que se realiza entre las autoridades de Aerolíneas y la Asociación del Personal Aeronáutico (APA). Después de las 15 será el turno de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y a las 16 está previsto que se inicien las conversaciones con la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).
Sin embargo, el dirigente consultado admitió que el clima es tenso debido a la fuerte postura del Presidente: “Nos dijeron que si no firmamos el acuerdo, se cierra Aerolíneas o presentan el PPC (Procedimiento Preventivo de Crisis)”, que, sobre la base de la presentación de los números que demostrarían la crisis económica que atraviesa, habilita a una empresa a negociar con los sindicatos las suspensiones del personal o las indemnizaciones por un monto menor al fijado por ley.
Las tratativas se habían retomado el viernes pasado, en la sede de Aerolíneas de Aeroparque, sin los secretarios generales de los sindicatos y con la presencia de sus secretarios de Gremiales, pero, aunque no se llegó a un acuerdo, se aceptó pasar a un cuarto intermedio hasta este lunes para seguir conversando y se dispuso una tregua sin medidas de fuerza mientras sigan las negociaciones.
En las reuniones de este viernes no se tocó de lleno el tema salarial, punto donde las posiciones se mantienen muy distantes. Los sindicatos se quejan de un desfase del 90% frente a la inflación desde diciembre y reclaman una mejora “con un 3 adelante”. Sin embargo, los funcionarios libertarios aún no se mueven de la oferta del 14% para el período junio-agosto. Las cifras están demasiado lejos. Pero a los gremialistas les quedó la sensación de que el Gobierno podría mejorar su propuesta de aumento salarial siempre que se modifiquen algunos puntos de los convenios.Los sindicatos llevaron sus propias propuestas en ese sentido para mejorar la productividad, pero al Gobierno le interesa cambiar las cláusulas de los convenios que garantizan los remises para que pilotos y tripulantes de cabina se trasladen desde sus casas a los aeropuertos, y viceversa, un servicio que, según el oficialismo, le cuesta $1000 millones por mes al Estado.
Y, en el caso de los pilotos, se busca que resignen los pasajes en clase ejecutiva para ellos y sus familias, que representan alrededor de $20.000 millones al año. Los funcionarios, de todas formas, se comprometieron a analizar las propuestas sindicales para dar este lunes una respuesta. Si conforman a Milei, avanzarán en su instrumentación. En caso contrario, se acelerará la definición sobre el futuro de Aerolíneas.
Tras la reunión del viernes pasado, Andrés Junor, secretario Gremial de Aeronavegantes, sostuvo que “fue positiva la reanudación del diálogo, que estaba cortado hace bastante tiempo” y que “la empresa transmitió una serie de cuestiones que son de su interés en términos convencionales”. Agregó que insistieron en su reclamo salarial ante un atraso del 86% respecto de diciembre pasado, mientras aclaró que la privatización de Aerolíneas “no forma parte de la discusión actual” y “tiene que darse en otro canal”.
La tensión entre el Gobierno y los sindicatos aeronáuticos creció luego del agravamiento del conflicto en Intercargo, donde el despido de un empleado provocó el miércoles y el jueves pasados protestas y asambleas de APA que afectaron a cientos de pasajeros, atrapados en los aviones sin poder bajar. En respuesta, el Gobierno despidió a 15 empleados de Intercargo y anunció la desregulación del servicio de rampa en todos los aeropuertos, permitiendo la entrada de empresas privadas.