La dieta de los osos polares consiste principalmente en las focas, que pueden cazar solo en el hielo marino, pero en la medida en que el hielo continúe derritiéndose les queda menos tiempo para la caza. Por consiguiente, comen menos y les resulta más complicado engordar antes de una temporada de ayuno más prolongada.
La mayoría de las poblaciones de estos animales desaparecerán para finales de este siglo si el calentamiento global continúa al ritmo actual, advierte un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change, según publicó RT.
Not the findings anyone wanted to see—a new U of T Scarborough study says we can expect the collapse of most polar bear populations by the end of the century if global warming continues at the current pace. https://t.co/bu2HFfzcu3 #UTSC #UofT #ClimateChange #GlobalWarming pic.twitter.com/qQsez3IIKR
— University of Toronto Scarborough (@UTSC) July 20, 2020
Hasta la fecha era difícil estimar cuándo comenzará a disminuir el número de osos polares en diferentes regiones por falta de datos que vinculen la disponibilidad de hielo y su impacto en el desempeño demográfico de los animales, pero en este estudio los científicos han utilizado proyecciones del modelo climático de pérdida de hielo para calcular cuánto tiempo durarán las futuras temporadas de ayuno en cada población de osos polares.
Al calcular también el número de los días que los osos polares pueden sobrevivir sin comida y juntando todos estos datos, los investigadores estimaron cuántos días pueden pasar sin comer y aún así nutrir a sus crías y sostener la vida. Así, vincularon la pérdida de hielo marino en el Ártico con un fuerte descenso en la posterior reproducción y la supervivencia de todas las poblaciones que viven en la región, excepto unas pocas.
"Mientras nuestras proyecciones para el futuro de los osos polares parecen pésimas, lo desafortunado es que incluso podrían ser demasiado optimistas. Por ejemplo, asumimos que los osos polares utilizarán su energía corporal disponible de manera óptima cuando ayunen. Si no es así, la realidad podría ser peor que nuestras proyecciones", advirtió el autor principal del estudio, Péter Molnár, de la Universidad de Toronto, Canadá.