Este 2021 tiene las horas contadas, y el Club de Lectura de Rosario3 decidió despedirlo de una manera especial. Con un libro, claro, pero que nos señale el camino que se viene. Llamamos a la astróloga Jimena La Torre, que cada año publica sus predicciones y hablamos del 2022, el año de los finales y principios.
Pero no solo del futuro, sino de cómo pasó de estudiar Control mental a girar su mirada a hacia las estrellas. ¿Qué le depararán los astros al Club de Lectura el año que viene?
–¿Qué nos podés adelantar del 2022?
Júpiter, que es el mejor planeta de todos, pasa por Piscis, que es el último signo, y toca un poquitito de Aries. Está transitando el último y el primer (signo), por eso es de los finales y los principios. Estamos en una etapa de trasmutación, por eso el violeta. Todo el 2022 va a ser un año de trasmutación para que después el 2023 ya Júpiter arranca toda la rueda y el ciclo de 12 años. Este año es el 222... pongamos todos los patitos en fila para poder darle lugar a este próximo año en el que sí vamos a estar más seguros y ordenados.
Este 2022 es para empezar a escucharte, por eso (el libro) tiene una parte que dice "Creá tu magia", para escucharte todo esto que aprendiste en la pandemia, en este 2020 y 2021, que la gente escuchó más, prestó más atención. Eso es simplemente porque tenía más tiempo. Entonces, todo eso no perderlo porque ahora volvimos a laburar y estamos todos a full otra vez, no pierdas esa conexión y entonces creá tu magia.
Cuando vos empieces a crear tu magia la vas a empezar a creer y por supuesto vas a saber guiarte a vos mismo para darle lugar a cualquier tipo de situación que aparezca en tu vida. Yo lo que voy a hacer con el libro es guiarte semanalmente para ir diciéndote cómo va la semana y vos podés ir haciendo tu propio "libro de sombras", ese que solamente ves vos.
–¿Siempre te interesaron los astros? ¿De chica?
No, la verdad que no. De chica jugaba en la plaza y me colgaba de los toboganes, no era de las que miraba las estrellas. Me pasó que a los 18 fui consciente que dios existía, eso sí. Era bastante exigida con los estudios. En el secundario teníamos Psicología y en un momento la profesora dice que todos los científicos creen en la existencia divina y entonces dije listo, si los científicos creen en la existencia divina, yo esto que siento y que me pasa, es dios. Entonces me enfrenté a mi familia, que eran todos agnósticos y ateos, “teóricamente”, para decirles dios existe y punto, y porque yo lo digo.
Me pasaron cosas para darme cuenta que existía, y después me fui dando cuenta que había un tapar todos estos temas porque mi abuela había sido espiritista, se muere en un accidente, una de mis tías se suicida... hay muchas cosas que tienen que ver con lo esotérico, medio oscuro, entonces medio que trataron como de que no. Pero la que escuchaba esas cosas era yo, escuchaba que mi bisabuelo decía “la abuela decía que cree en los espíritus y un día yo le dije si hay tantos espíritus que se caiga todo esto y no se rompa nada, y se cayó todo eso y no se rompió nada”. De mis primos soy la única que me acuerdo, ¿cómo puede ser que sea la única que me acuerdo?
Hay pequeñas cositas que fui tomando, pero nada que ver con las estrellas y de más. Lo que pasó fue que yo trabajaba en moda y a una de mis más admiradas diseñadoras se le dio por todo esto, puso una escuela. Le pedí una carta natal y la carta natal me contestó un montón de cosas. Yo empecé estudiando a los 20 años control mental.
–Contános más...
El control mental era un método que estaba muy de moda en los 80. Se llama el método Silva, muy pasado ya de moda, ahora podría ser lo que usan los coaches, pero son ejercicios que tienen que ver con “yo soy y estoy en este momento en una situación”. Y haciendo eso fui logrando algunas cosas con la edad que tenía que me fueron sirviendo para asentar el creer más que había un poder divino, que existía y podía fluir.
Después aparece Claudia en mi vida, que dice que quiere ponerse una escuela. Voy, estudio, estudio cuatro años la carrera de Astrología, en el medio me enseñan el Tarot. Lo tenía en un cajón y no lo usaba, lo tenía a veces en los eventos y desfiles hasta que en un momento todos me preguntaban ¿trajiste las cartas?. Ya estamos cerca de los 2000 y empecé a hacer Tarot para eventos, en cumpleaños, en recitales, y me encontré con que tenía una cola gigante de gente; entonces me dije, tengo que inventar un sistema práctico, corto, poder decirles algo y no estar una hora con cada persona. Y así lo hice y así funcionó, y así empecé a trabajar más para eventos.
Fui la tarotista de Molière San Telmo, hacía un stand up de signos que hoy está muy de moda, pero yo lo hacía en el 2000 hasta el 2005, jueves, viernes, sábados y domingos, todas las noches y ahí trabajé un montón para eventos, sigo trabajando para eventos.
–En ese camino, ¿hubo algún libro que te marcó?
Las 7 leyes espirituales del éxito, de Deepak Chopra; Usted puede sanar su vida de Louise Hay. Creo que esos fueron dos libros que me marcaron bastante, El evangelio de Judas que está bueno porque es Judas que cuenta la realidad de Jesús.
Después muchos libros de mitología. De chica yo era de leer los cuentos de mitos, el mito de caos, con cómo creó al mundo y los titanes, y las historias griegas y esas cosas. Después algunas historias de las Brígidas, los celtas... Ásterix, el galo fueron mis libros de más cabecera. Es más, los tengo siempre ahí, a veces cuando no puedo dormir, a veces una historieta y te dormís.
–¿Qué creés que se pierde la gente que es más escéptica a la Astrología o al Tarot?
Nada. Que hagan lo que quieran con su vida, quizás hacen otras cosas, leen novelas, yo no leo novelas ni tampoco siento que me estoy perdiendo algo por no leer novelas. Me parece que cada uno hace lo que le corresponde en la vida. Uno no puede abarcar todo, es como si me dijeras qué me pierdo si no sé química, qué sé yo. Las personas que no les gusta, bueno, que no les guste.
–¿La carta natal te lee hasta la muerte o es solo un período de vida?
La carta natal sos vos en Astrología y fluye toda la vida con vos. Vos tenés marcado qué momentos pueden ser duros, cuántos hijos podés tener, con quién te vas a casar... con qué tipo de signo, no si es rubio o morocho, sí qué tipos de signos te van a atraer, cuántos matrimonios vas a tener en tu vida, a qué tipo de profesión te podés dedicar. Todo eso está en la carta natal, todo eso va todo el tiempo con vos.
Una vez que ya sabés bien tu carta natal, está bueno que te hagas tu revolución solar anual y mires sobre tu carta natal qué tránsitos vas a tener de esa revolución solar. Entonces te cambia el ascendente, te cambia la luna, te cambia los planetas, y podes vibrar de otra manera. Eso está buenisimo porque te permite, durante el paso de los años, poder transitar diferentes escenarios, por eso todo es posible. Cuando vos conocés este mundo realmente todo es posible, hasta la genética se puede llegar a cambiar.
–¿Qué pasa si lo que me tocó en la carta natal no me gustó? ¿Puedo alterarlo?
No, podés cambiar algo en vos para que ese destino no sea reiterativo. Ese destino de atraer ciertas oscuridades, eso se puede ir cambiando. Hay distintos niveles de oscuridad: si vos tenés marcado en tu carta sexo, drogas, y rock and roll, cambiame un poco algo, el sexo con preservativos, las drogas, por diversión...
–Siempre decimos que los libros tienen sus propios momentos para ser leídos, que hay a veces que un libro nos atrapa y otro nos expulsa, ¿hay una explicación a esto en los astros?
Hay mercurios con más disposición a ser personas que tienen más capacidad para la lectura. La persona que tiene mercurio retrógrado quizás es más difícil que se enganche tanto en un libro más largo, quizás como desafío personal, trata, hasta con culpa.
Yo soy disléxica entonces de chica tenía esa cosa de tener que, obligatoriamente, terminar el libro y me costaba un montón porque al ser disléxica sabés que no podés leer todo seguido.
Para mí está sobrevalorado, si leer te llena, buenísimo, pero también podés leer desde otro lugar. Hay gente que aprende por ósmosis, o aprende las cosas de otra forma, con vivencias, con la observación, con la contemplación de situaciones, tampoco tiene que ser una obligación.
Yo siempre digo que los libros te contestan como la Biblia, que la abrís en cualquier parte y siempre te contesta.
Si estás conectado y si estás con la energía que te gusta ser y no vas variando tanto, podés encontrar muchísimas respuestas en cualquier libro, en una revista, en el diario, en un posteo, siempre hay respuestas en lo que leas.
–¿Solo las personas pueden tener signos? ¿Los países? ¿La pandemia?
La pandemia tiene el signo de Escorpio. Claramente, tenía que ser de Escorpio, fue el 19 de noviembre de 2019, todos 9. Es el ermitaño, el encierro.
Sí, los países tienen cartas natales. Yo le hice una a la Asamblea del año 13 que está en el libro Curso de Tarot.
Porque la del 9 de julio no me gusta, ni a ningún astrólogo y la del 25 de mayo no podemos decir que es realmente la Independencia. En medio hice una carta y me pareció más piola para la Argentina.
Me piden la de la Constitución Nacional, podés hacer varias. Hay países que tienen varias, por ejemplo, Alemania tiene la de la caída del muro de Berlín, hay países que se van dividiendo y van armando nuevos nacimientos y está bueno porque tampoco es todo tan estático.
La carta natal acá en Argentina, tenemos muchos chicos que son hijos de desaparecidos, que no sabemos si realmente nacieron ese día, entonces hablo del legado del signo. Quizás no naciste ese día, está bueno no condicionarse.
–Queremos pedirte entonces la carta natal del Club de Lectura, noviembre de 2015...
Este año cumplieron con el arcano 7, que es del movimiento, y tiene que ver con llevar el Club de Lectura, como lo ven con el príncipe que lleva el blanco y negro, no ir por un solo lugar, sino esuchar varias versiones de las cosas. Blanco y negro significa, luz, oscuridad, distintos pensamientos: llegar a un punto escuchando varias versiones.
Y ese movimiento me anima a decirles que el Club de Lectura no se queda en el mismo lugar, sino que empieza a moverse a otros programas, otros espacios hasta que tengan no solamente un espacio sino un programa entero.