La naturaleza, el verde, lo salvaje, la calma antes de la tormenta, la tormenta. Todo eso aparece en la obra de la poeta santafesina Diana Bellesi y como el primer brotecito verde de la primavera, oculto entre la hojarasca, el Club de Lectura recuperó una entrevista con la autora de La rebelión del instante, que creía perdida para siempre.
Por esas cosas tan propias del artificio de la tecnología, tan alejadas de los jardines de Bellesi, encontramos la nota que le hicimos en su casa de Zavalla (con Z), allá por 2018.
Para entonces, hacía dos años que había ganado el Premio Nacional de Poesía y fue con parte de ese dinero que se compró una casa a media cuadra de la chacra de su infancia.
Simple es entonces complejo. Así son todos los misterios, y la poesía lo es
Apenas le dieron las llaves, enterró las manos en la tierra: plantó un álamo plateado, un caqui y un saucesito llorón. Bellesi es la jardinera por antonomasia.
Recuperado el material, comenzó el ejercicio de la memoria. Y de reconstruir una visita de cuatro horas en la que se tomó mucho mate y ella fumó mucho. Ahí descubrimos por qué su amiga Úrsula K. Le Guin describía la suya como una “encantadora voz áspera” (“lovely husky voice”).
“¿Quién es Soledad y quién es Rocío?”, fue lo primero que preguntó al abrirnos la puerta, con Milonguita, su perro, detrás.
La casa todavía estaba a medio armar. Nosotras queríamos revolver libros, pero no había muchos. Era la época en la que el Club de Lectura se metía en casas ajenas y preguntaba a sus dueños, qué leían.
La mayoría de los libros de Bellesi habían quedado en Buenos Aires, en el departamento de planta baja de Palermo donde Diana vive cuando no está en el Tigre... o en Zavalla.
De Zavalla se fue a los 22 años, casi al terminar la facultad, que en realidad nunca terminó: dos materias suspendieron el título en Filosofía por la Universidad del Litoral (UNL).
Pero ya esas lecturas reforzaron un camino y agradece no haber incursionado en Letras. Fue el rosarino Aldo Oliva, quien a sus 8 años la empujó a pulirse como escritora, durante una visita fortuita a su escuela.
Ya entonces sabía que quería escribir y Oliva le preguntó si había leído a “los alemanes”. Pues no, pero ese mismo día, fue a la biblioteca de su escuela y se sacó todos los autores de apellidos difíciles.
Así comenzó a construir su jardín de poesía, que tiene decenas de libros publicados.
–¿Recordás que fue lo primero que leíste?
"La sirenita" de Hans Christian Andersen y "La reina de las nieves", del mismo autor. Dos cuentos preciosos.
La historia de dos amiguitos pequeños que juegan en las casas pegadas, son vecinos. Juegan a juegos tontos y aburridos y un día, qué sucede. Por las calles del pueblo pasa la Reina de las Nieves. El chiquito la ve y queda encantado y se va detrás de ella; y la niñita queda penando porque se fue el amiguito. Entonces se inicia la travesía de rescatar a su amigo de la reina de las nieves y pasa por muchas aventuras. Corre peligro de ser secuestrada, muerta de todo, hasta que finalmente, llega al castillo donde está la reina de las nieves. Entra y están todas las habitaciones del castillo vacías y silenciosa como la reina de las nieves hasta que encuentra al niñito, pero no la ve, solo está capturada por la reina de las nieves entonces ella se acerca y le empieza a contar cómo era la vida de ambos juntos. Y al rato empieza a llorar y cuando llora se derrite el trocito de hielo que tenía en los ojos, a través del cual estaba capturado por la reina de las nieves o hechizado. Y entonces recobra la memoria, se empieza a acordar de todos, y los niñitos felices se vuelven juntos a su aburrida casa, en su aburrido pueblo, con malvones en el patio y la reina de las nieves vuelve a pasar por otro pueblo.
Yo me sentía como el niñito, hechizada por la reina de las nieves. Es uno de los cuentos más maravillosos que he leído en mi vida.
¿Se aprende a mirar mirando, ¿no? Te lleva la vida hacerlo
Cuando tenía 7 años, leí, saqué de la bibliotequita de la escuela, La divina comedia del Dante y eso fue como un shock. Andá a saber qué leí yo, no sé, pero se ve que algunos versos me pegaron hondo, habrá sido la traducción de Mitre. Y tenía unas ilustraciones maravillosas, también, lo recuerdo como un libro de la infancia que siguió siendo importante la vida entera cuando lo leí de adulta. Son unos versos encantados, unos endecasílabos italianos maravillosos que todavía ahora me hacen temblar, como me hizo temblar el siglo de oro en la literatura de tradición castellana.
El verso hace cosas tremendas en el corazón y en el cuerpo de quienes lo leen, no se desarrolla en el tiempo y te cuenta una historia, sino lo que sucede, sucede ahí, bum, y va derecho a tu cabeza y tu corazón.
Cuando era niña y vivía en esta chacrita que esta a media cuadra, todavía hay una morera sobre las ruinas de la casa, venía gente a ayudar en la cosecha de maíz y papa, y venía mucha gente del noroeste y del noreste de Argentina y cuando llovía y tenían que quedarse en los galpones, o por las noches cuando comían algo, después de comer, cantaban coplas maravillosas.
O sea que el verso heptasílabo de las coplas está ligado a mi vida desde temprana infancia, es la primera cosa literaria que yo escuché fue eso, las coplas... y las radionovelas que venían de Rosario.
–¿Cómo elegís los libros?
Conozco a muchos autores ya y me mantengo atenta leyendo los suplementos de los diarios. Por curiosidad voy y exploro. A veces son exploraciones fallidas y a veces maravillosas, como el sudafricano (John Maxwell) Coetzee uno de los narradores que me ha hecho llorar. Es raro, cuando sos viejita, que un libro te haga llorar. Pero Desgracia es un libro que me hizo llorar, la infancia de Coetzee, Esperando a los bárbaros.
Y en la narrativa argentina la Liliana Bodoc me ha hecho llorar, la Bodoc de los primeros tiempos, sobre todo la de los tres tomos.
–¿Hay algún libro que te avergüences de haber leído?
No me avergüenzo de haber leído ningún libro ni siquiera los de Corín Tellado, en mi infancia-adolescencia, en mi pubertad, esos libritos que unos leía para masturbarse que eran muy encantadores por eso.
No me avergüenzo de nada, de ninguna lectura. El otro día leí un libro aburridísimo en esto de buscar biografía sobre África, aprecio un libro de Isabel Allende que a mí siempre me pareció un horror esa señora y una amiguita mía me lo trajo y me dice "yo lo leí, a mí me gustó" y era un horror, pero no me avergüenzo de haberlo leído. Uno lo leyó en un rato y listo.
Todo es posible / en el instante
Una escritora a la que yo he admirado y ha tenido una influencia grande sobre mí y a la que quiero profundamente es Úrsula, una escritora de ciencia ficción, o es conocida como una escritora de ciencia ficción más que nada porque son libros que se venden a escala, es una escritora maravillosa, no es una ciencia ficción cohetera, de naves espaciales ni de humanos que son otros humanos, es más antropológica diría yo...
Cinco libros básicos de Diana Bellessi
Cinco libros elegidos caprichosamente, a lo largo de más de 30 años, para comenzar a leer una autora que ha marcado a generaciones, es que aún no la conocen:
- Paloma de contrabando (1988)
- El jardín (1992)
- The twins, the dream, con Ursula Le Guin (1996)
- Tener lo que se tiene, poesía reunida (2009)
- Zavalla, con z (2011)
Algo más sobre Diana Bellessi
Bellessi nació en Zavalla, Santa Fe, en 1946. Poeta, traductora y ensayista, es una de las más importantes voces de la poesía argentina. Su Poesía reunida fue galardonada con la máxima distinción que otorga la Feria del Libro de Buenos Aires. Además recibió la beca Guggenheim en 1993, la beca trayectoria en las artes de la Fundación Antorchas, el Diploma al mérito de la Fundación Konex en 2004, en 2007, el premio Trayectoria en poesía del Fondo Nacional de las Artes; y en 2016 el Premio Nacional de Poesía.
Entonces, queridos lectores, no le tengan miedo a la poesía, que es honda y simple