Hace diez años, la calle Salta se sacudió con una explosión que dejó una herida indeleble para la ciudad. Norma, una sobreviviente de aquel fatídico día, compartió sus recuerdos y su camino hacia la superación. Aquel 6 de agosto de 2013, Norma Pellegrini estaba acostada en su dormitorio, situado en el séptimo piso de la última torre de la calle Salta 2141. Pedro, el portero del edificio, la despertó minutos antes de la explosióna cuando golpeó su puerta y le advirtió que necesitaba cerrar las válvulas de gas del calefón, la cocina y la estufa. Como cada mañana, Norma estaba escuchando Radio 2.
"De repente se cae todo y me quedé sin radio pero la escuchaba de lejos y que decían que había explotado una caldera en calle Salta y después no la escuché más", recordó con emoción la mujer de 83 años, una de las primeras en ser rescatada de los escombros.
"Lo siento más ahora que hace 10 años. El miedo lo había contenido, pero ahora me despierto repetidamente para ver si el gas esté cerrado", relató Norma, que desde muy chica tocaba el piano. Su amiga Teresita Babini la escuchó tocar por última vez antes de la tragedia una melodía que ahora resuena solo en los recuerdos de Norma.
Esa última vez que tocó su piano, que fue sepultado por la explosión, se ha quedado con ella: "El piano es el recuerdo más hermoso. Yo le toqué una composición a Teresita, y luego de eso, la vi con lágrimas en los ojos. Fue la última vez que toqué el piano para alguien. Dos días después, Teresita y su esposo ya no estaban con nosotros", relató a la mujer en Rosario3. Ambos vivían en el bloque que se desplomó por completo, donde falleció la mayor cantidad de gente.
El horror fijó con precisión en su memoria los momentos que vivió cuando todo era caos y confusión. "El gas formaba una cortina blanca que no te dejaba ver nada. Había un vecino, que se nos habia caído la pared de por medio, y entre los escombros me grita: 'Norma como estas?'. Y yo le respondí: 'A ver, mirá si podes pasar a sacarme algo de encima de mi cuerpo; vino pero no pudo. El no podía mover nada, fue a buscar a los rescatistas y me dijeron que estaban atendiendo a una persona que estaba muy herida, esperé 20 minutos y luego me sacaron", detalló.
Mario, el taxista, es una figura que Norma guarda en un rincón especial de su corazón. En aquel fatídico día, el hombre circulaba por Alvear y al acercarse a la intersección con la calle Salta, sintió la explosión. Lo que realmente conmovió a Norma fue la historia que Mario le contó más tarde. Había visto a los bomberos, abrumados y llorando, incapaces de continuar con su trabajo en medio del caos. Pero Mario los animó y los impulsó a seguir adelante. Mario fue el salvador de Norma, el primer valiente en llegar al lugar del desastre y poner manos a la obra. Su acto de valentía y empatía está grabado en la historia de la tragedia y en el corazón de Norma.
Dudó mucho sobre dónde vivir después, pero finalmente eligió un departamento, un lugar donde se siente más segura a pesar de lo que vivió. "La gente me pregunta cómo puedo vivir en un departamento después de lo que pasó en la calle Salta. Les digo que es donde me siento más segura."
La cicatriz de la tragedia aún está latente en la calle Salta. Lo único que sobrevivió a la explosión fue un jacarandá, un árbol alto y fuerte que Norma visita a menudo."La cuadra ya no es la misma, desde el 6 de agosto de 2013, ya no es la misma, se siente ese dolor que hemos sentido todos. Yo me acuerdo que con mi hija pasamos después de una semana de la explosión y no pudimos pasar del dolor, ver todo eso así".
"Aprendí a seguir adelante. Siempre que sea para adelante, aunque algún día caiga, miro hacia adelante y me recupero. La tragedia de la calle Salta no ha terminado, pero para los que sobrevivimos, nos ha dejado una lección profunda. Estamos vivos". Norma transita la vida poniendo esfuerzo y cada día se propone dar un paso adelante. Uno a la vez. "Sigo transitando la vida poniendo esfuerzo. Hoy voy a hacer tal cosa, si no lo logro, no me preocupo. Cada noche, cuando me acuesto, me levanto dos o tres veces a ver el gas".
Aunque calle Salta ya no es la misma desde la tragedia de hace diez años, para Norma sigue siendo un lugar de recuerdos y de fortaleza. A pesar del profundo dolor que la acompaña, sigue adelante, siempre hacia adelante. "Siempre que sea para adelante, aunque algun día caiga, miro para adelante y me recupero", repite Norma para continuar.