Bajo el trabajo del Centro de Química Inorgánica del CONICET, se ultiman detalles para comenzar a trabajar en la producción de flúor, un gas de gran utilidad para múltiples disciplinas pero, en particular, fundamental para uno de los últimos procesos de la obtención del hexafluorofosfato de litio o electrolito.

Este elemento, que se producirá en este centro del CONICET, es el “corazón” de las baterías de litio, encargado de aportarles los iones que originan la carga eléctrica: la eliminación del agua residual que, de no quitarse, pone en riesgo la vida útil y condiciones de seguridad de las baterías.

“El proceso de producción de flúor es altamente peligroso, pero relativamente sencillo si uno cuenta con la infraestructura necesaria para desarrollarlo. El problema es que hace tiempo no se produce en Argentina, entonces poder contar con una muestra implica muchas complicaciones”, expresó Agustín Spaltro, miembro de la Carrera del Personal de Apoyo (CPA).

A lo largo de la historia, si bien Argentina tiene una larga tradición en química del flúor que data de los años ’50, la producción se interrumpió hace años, por lo que a partir de este proyecto el CEQUINOR será el único espacio nacional dedicado a ella.

El CONICET y su papel fundamental para la fabricación de baterías de Litio

Además de adquirir conocimientos acerca de la química del flúor, su manipulación y el manejo de las líneas de vacío necesarias para su uso en laboratorios, Spaltro durante una estadía que realizó por tres meses a comienzos de 2023 en un laboratorio de la Universidad Libre de Berlín, Alemania preparó una sal, o hexafluoroniquelato de potasio, resultante de la síntesis bajo ciertas condiciones experimentales de otras dos sales, fluoruro de níquel y fluoruro de potasio.

Este compuesto salino desarrollado por Spaltro, es capaz de contener en su interior un gran volumen de flúor inactivo, lo que facilitó el traslado seguro a nuestro país, a pesar de tratarse de un elemento altamente reactivo.

¿De qué manera funciona? Esta sal es capaz, primero, de absorber el flúor en su estado gaseoso; luego, de contenerlo inactivo; y finalmente, de liberarlo por calentamiento, a temperaturas superiores a los 450 grados centígrados

La muestra que llegó al país es de casi dos kilos y medio, con lo que se estima se podrían producir cerca de 220 litros de flúor. A su vez, el edificio del CEQUINOR cuenta con un piso completo originalmente proyectado para la producción de química del flúor, y ese espacio se está empezando a acondicionar con la infraestructura necesaria para su manipulación. Hay que destacar, que gracias a este proyecto se podrá reiniciar a nivel nacional una rama química con importantes aplicaciones en la industria farmacéutica.